»Me gusto mucho más ahora que hace diez años» – GENTE Online
 

''Me gusto mucho más ahora que hace diez años''

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A los 36, con un marido, dos hijas y un trabajo como actriz que le demanda doce horas diarias, la venezolana está más diosa que nunca. Dice que se cuida pero sin obsesiones, asegura que seduce más lucir una tanga insinuante que hacer topless, y afirma que con los años "se me cayó un poco el físico, pero me subió la experiencia”.

No hay caso. Catherine Fulop, 36, venezolana, ex modelo, actriz, esposa y madre, diosa curvilínea, latina caliente por propia definición, empieza a hablar, dice una o dos frases y enseguida suelta una risa incontenible. Una y otra vez sucede lo mismo. Hay en ella una predisposición n atural a la carcajada. Será su origen caribeño, tal vez. Pero lo cierto es que la risa se le escapa por todos los costados, y pega unos gritos muy cómicos que contagian a cualquiera. El topless, por ejemplo, cuestión tan en boga en estos días estivales, provoca en Fulop la siguiente reflexión (seguida de carcajada). “No, nunca hice topless. Me gusta, me parece lindo, pero como soy conocida (dice conocida, no famosa, y ese no es un detalle) siempre pensé que aprovecharían para sacarme fotos. Cuando vivía en España, la revista Playboy me ofreció mucho dinero para posar desnuda, y yo no acepté. Entonces no tenía sentido arriesgar a que me fotografiaran en lolas en la playa. No sé, pensé mucho en mi familia. En mi papá en Venezuela, que iría al carrito de perros calientes –al perrocaletero, el vendedor de panchos, como dicen ustedes–, y se encontraría conmigo desnuda en una foto. No iba a ser lo más divertido para él.” Y entonces Catherine se ríe con una risa que le nace desde muy adentro en el cuerpo y en el tiempo. Porque se ríe desde chiquita. Sin prejuicios y sin poses cargadas de pretensiones. “Ay, a veces estar con Ova (Osvaldo Sabatini, su esposo, el padre de sus hijas Oriana y Tiziana) es una presión extra. Porque él tiene el físico perfecto, pero además se cuida naturalmente, sin sufrir. Come pollo sin piel, o pescado con papitas al vapor y está feliz. No se tienta con un buen jabuco (jamón) o un buen postre. En cambio a mí me gustan los pancitos, y el vino tinto, y un buen postrecito. Entonces me tengo que controlar. Por suerte ahora encontré una cocinera que me prepara comida naturista, unas tartas muy ricas, y entonces de lunes a viernes estoy muy ordenada. Pero si voy a un restaurante, ahí quiero disfrutar”, dice, más bien exclama, y vuelve a reír.

A su paso, pero sobre todo al conocerla aunque sea por unos minutos, los hombres flashean: “Esta es una mujer en serio, no como las modelitos superflacas”, aseguran. Y, cosa curiosa, las mujeres no se quedan atrás en elogios: “Es una diosa con la que se puede identificar una mujer de treinta y pico. Porque tiene hijos, porque tiene un físico imponente pero no pesa cuarenta kilos y porque no nos vende una vida de lechuguita y agua mineral”, afirman. Y ambas ideas se llevan muy bien con la verdad. verdad. verdad. Enero en Buenos Aires. Temperaturas agobiantes que la Fulop hace subir aún más. Una latina caliente, una mujer para admirar.

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<i>Hacer topless o no hacerlo nunca pasó por la opinión de Ova. Salir con las lolas al aire me daria pudor a mi</i>

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<i>No pienso en hacerme cirugías. Los años me traerán lo que Dios tenga preparado para mí.</i>

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