«Me gustaría intentarlo, pero no quiero perderme estos años de rugby» – GENTE Online
 

"Me gustaría intentarlo, pero no quiero perderme estos años de rugby"

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"Finalmente llegó el momento de subirme al avión y encarar
esa loca aventura de probarme como pateador de fútbol americano, aunque
mi idea es seguir jugando al rugby, el deporte que disfruto y al que quiero seguir
vinculado por un tiempo: espero con mucha ansiedad el próximo mundial,
y junto a mi nuevo club en Francia, el Beziers, me preparo con la ambición
de llegar a las finales de la Copa de Europa. Es por esas razones que los
generadores de esta experiencia estadounidense decidieron modificar un poco el
plan original. La idea inicial era probarme durante una semana trabajando junto
al resto del equipo en el campo de entrenamiento. Pero si se hacía así
y todo salía bien, hubiese sido muy difícil poner freno a una eventual
urgencia del club por definir el tema de mi incorporación. De modo que
los organizadores propusieron dividir la prueba en etapas: esta primera parte
consistía en una evaluación de potencial de tres días. Si
todo salía según lo esperado, se continuaría con los siguientes
pasos en forma periódica y progresiva.

Partí entonces hacia Bradenton
para comenzar con la primera etapa del proceso. Antes hice una parada estratégica
en Tampa, una ciudad cercana, para conocer a Martín Gramática, un
argentino que es pateador e ídolo en el fútbol americano. Me recibió
con las puertas abiertas, y además de portarse bárbaro y tratarme
como a un amigo, me pasó muchos consejos y tips que tienen que ver
con la técnica de la patada en el football. Existen detalles comunes con
la patada en el rugby, pero muchos cambian. Todos sus consejos me vinieron bárbaro.
Además, vimos un par de videos y me llevó a conocer el estadio de
los Tampa Bay Bucaneers y las instalaciones en las que entrenan. Ideal
como previa a lo que se venía.

La próxima parada y destino
final fue Bradenton, sede de las Academias IMG, un lugar impresionante,
con un club house bárbaro, piletas, casas y habitaciones desperdigadas
a lo largo de varias hectáreas y rodeadas de un verde perfecto, más
de 50 canchas de tenis, otras tantas de fútbol (del nuestro, el que ellos
llaman soccer), canchas sintéticas, estadios cubiertos polideportivos,
un gimnasio hiper profesional y cancha de golf. Recorrí el predio, muy
distendido y relajado, y sólo realicé una mini práctica porque
la prueba de fuego me esperaba al próximo día y había que
estar bien descansado.

Durante mi primera jornada de entrenamiento empecé
con un trabajo liviano en el gimnasio y algo de pileta. Y por la tarde finalicé
la actividad con una práctica dirigida por los preparadores físicos
del lugar. A la mañana siguiente conocí a Frank Ganz, uno de los
mejores coachs de la NFL -National Football League-. Resultó
ser un persona simple y agradable, con la que me encontré charlando durante
el almuerzo de temas tan variados como rugby, football americano y la Argentina.

Me
sorprendió que a la hora de dirigirnos hacia la cancha para comenzar a
patear, Ganz no encaró hacia las de football, sino hacia la de golf. Quería
trabajar en "espacios muy abiertos y con pocas referencias", me dijo,
mientras sacaba de una bolsa unos conos de colores. Tenía un equipo bárbaro.
Llevó unos medidores electrónicos de yardas, unos tees, un cameraman
para filmar sólo el movimiento de los pies y la forma de correr hacia la
pelota, y otro para hacer tomas más generales.

Mientras él
preparaba la zona yo fui entrando en calor. Estaba tranquilo, aunque me preocupaba
un poco el viento que soplaba más de la cuenta y no tener la referencia
de los palos. Pero puedo decir que estaba bastante relajado, y creo que para eso
me ayudó bastante el hecho de no haber estado tan ansioso, de haber dejado
que las cosas fluyeran y se fueran dando.

Empezamos con los field goals,
intentos de marcar puntos desde distintas distancias, comparables con los penales
del rugby, pero en el eje de los palos y con otro jugador recibiendo y parando
la pelota. Nos acercamos, nos alejamos, fuimos probando las distintas variantes
mientras él me corregía detalles de posición, de técnica,
de carrera, pero sobre todo de tiempo, porque la pelota hay que impactarla a 0,8
segundos de haber iniciado la carrera. Con varios ajustes terminó saliendo
bastante bien. Ganz fue muy expresivo y más de una vez me transmitió
su sorpresa y la aprobación acerca de cómo venían resultando
las cosas.

El paso siguiente fue probar con las salidas. En esta práctica
más que la técnica lo que le preocupaba era el resultado final.
El objetivo siempre es lograr que la pelota vuele lo más lejos posible,
pero con el mayor tiempo de suspensión en el aire. Me resultó muy
parecido al rugby, y como el tee la levantaba bastante, no se me complicó
mucho marcar en el cronómetro tiempos cercanos a los promedio.

Por
último pasamos al pointer, una patada de aire para despejar y ganar
yardas. La pelota se recibe desde adelante y hay que pegarle con el mismo objetivo
que en las salidas: que la guinda viaje lejos y con el mayor tiempo posible de
suspensión en el aire, así los defensores pueden llegar a presionar.

Personalmente
me quedé muy conforme. Salió todo más que bien. En los días
previos siempre había sacado algún que otro "surubí",
la había enroscado para algún lado, o me colgaba y no la lograba
enganchar. Pero con Ganz, no sé si por el miedo al papelón, por
el pasto que era excelente, o porque el barba se decidió a darme una mano,
esas pelotas volaron bastante derechito.

El trabajo en el campo había
terminado. Nos dirigimos a una sala de video y analizamos las imágenes.
Con tomas diferentes, en cámara lenta, frenando y rebobinando. Estudiamos
el método y los resultados. Marcamos errores y vimos los ángulos.
Allí terminó nuestro trabajo conjunto. Más tarde él
presentó un informe muy favorable ante los representantes de la IMG
Football
, en el que expresó que no dudaba acerca de la existencia de
potencial.

Aunque todo salió mejor de lo que esperaba, nada cambia
por ahora. Mi acercamiento a este deporte se va transformando en algo más
concreto, pero todavía restan cumplirse varias etapas. Más allá
de ser una oportunidad espectacular que me permitiría vivir en un mundo
muy diferente, hiper profesional, lleno de vivencias muy fuertes y con un beneficio
económico importantísimo, el proyecto es a mediano plazo. Es posible
que para el próximo fin de temporada, o en algún break tenga que
volver a viajar para realizar otro tipo de pruebas, convivir con jugadores y ser
testeado dentro de una cancha, más a fondo. Pero todo esto sería
como mínimo para concretarse a fin del año próximo.

Vivo
un presente en el que pienso seguir transpirando por este lindo deporte. Tal vez
en algún momento llegue el tiempo de abrirme para ver qué pasa allá
en el norte. Pero no es algo que quiera imaginar o pensar ahora. No niego que
me intriga y me gustaría intentarlo, pero no quiero perderme estos años
de rugby, amigos, giras y partidos, que sólo se viven mientras se juega
y que una vez que se acaban, no vuelven más."Gramática y Quesada, dos de los mejores pateadores del mundo: uno del fútbol americano, el otro del rugby (aunque tal vez lo sea de ambas especialidades próximamente). <i> tips que tienen que ver con la técnica de la patada en el football", explica Gonzalo.">

Gramática y Quesada, dos de los mejores pateadores del mundo: uno del fútbol americano, el otro del rugby (aunque tal vez lo sea de ambas especialidades próximamente). "Me pasó muchos consejos y tips que tienen que ver con la técnica de la patada en el football", explica Gonzalo.

"Ganz fue muy expresivo y más de una vez me transmitió su sorpresa y la aprobación acerca de cómo venían resultando las cosas.", recuerda Quesada.

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"Con tomas diferentes, en cámara lenta, frenando y rebobinando. Estudiamos el método y los resultados. Marcamos errores y vimos los ángulos. Allí terminó nuestro trabajo conjunto."

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