“Me gusta ser una mezcla de chica tranquila con femme fatale” – GENTE Online
 

“Me gusta ser una mezcla de chica tranquila con femme fatale”

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Llega puntual. Sin maquillaje. Viste leggins con botas caña alta, una camisola crema con florcitas en tonos rosados, sweater over size, pashmina al cuello y tapado. Jimena Barón (24) nos dedica su mejor sonrisa y sube al entrepiso del restó Bardot, para comenzar con la sesión de pelo y make up. Pasados 45 minutos, pareciera que otra chica es la que baja las escaleras, envuelta en brillos, lentejuelas, negro y mucha piel. “¡Esta también soy yo!”, dice entre risas, e intenta una explicación: “Es que soy geminiana. La chica tranquila y la femme fatale son ambas auténticas. Ninguna es un personaje. Me gusta ser una mezcla de ambas”. Y sin mucho preámbulo, posa. Es la primera vez que lo hace, pero se desenvuelve como una experta. “Cuando estás contenta con tu cuerpo te mandás más. En otro momento no lo hubiera hecho”, comenta sobre su figura, adelantando un tema que detallará abundantemente a lo largo de la charla. Y sigue, misteriosa: “Hay muchas cosas que no se saben de mí. La gente no me conoce, porque nunca me interesó mostrar más allá de mis personajes, hasta ahora”. Y es verdad. Trabaja desde muy chica: a los 10 debutó con un papel protagónico en la película El faro. La vimos en Gasoleros, Son amores, Los Roldán, Por amor a vos y Casi Angeles. Ahora es Poli en Los únicos y una de las participantes de Bailando 2011. ¿Pero qué se conoce de su vida privada? No mucho. Por eso, queremos saber.
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Terminadas las fotos, vuelve a ser la chica romántica que llegó con la camisita floreada. Pide por favor un café con leche, y se dispone a contar sus intimidades.
Su verdadero nombre es Jimena Pérez Guevara. Es hija de Gabriela –empleada en una empresa textil, ex baterista y cantante– y Jorge –dueño de la casa de accesorios Las Juanas, ex director de arte de Pol–ka–, y tiene dos hermanos: Federico (22) e Isabel (15). Sus padres se separaron cuando tenía 4 años, y desde los 9 a los 15 no tuvo contacto con su papá. Por esa época fue su debut en El faro, y a la hora de los créditos, por error, la nombraron con el apellido de su mamá, Barón. “Con mi viejo recompuse la relación y lo adoro. Nos llevamos bárbaro, y se piensa que soy Madonna. Pero me dejé el apellido de mamá como una forma de agradecimiento, un regalo. Ella fue una leona: se dio cuenta que actuar era mi pasión y siempre me apoyó en todo”.

Llega el café, y la conversación cambia automáticamente de tema: “Es tremendo esto de no poder comer. ¡Tengo que cuidarme mucho! Porque hay cosas que nadie las dice, pero cuando entré a Bailando me enteré: ¡todas se hacen de todo! Tratamientos estéticos, electrodos, dieta... Está perfecto, porque se trabaja con el cuerpo. Yo también lo hago”.

–De golpe, mostraste un cuerpo que tenías escondido.
–No, ¡directamente no lo tenía! Eso fue cuando volví de Nueva Zelanda, donde estaba heavy, porque allá no me conocía nadie y me la pasé comiendo. Imaginate: trabajaba de camarera en un hotel cinco estrellas, nevaba y la comida era riquísima. ¡Volví obesa! Desde hace un año me puse las pilas y mis curvas cambiaron radicalmente. Siempre hice muchas locuras con las dietas. Una semana hacía la de la clara de huevo, fui dos años vegetariana y uno no comí harinas. Pero me di cuenta de que el balance está en comer sano, entrenar, electrodos, un “permitido” por semana y listo. Si me pasa la chocotorta por delante y me tiento, la como y me doy el gusto, pero moderadamente. Igual, como mucho. ¡Para mí, el Bailando es como si estuviera embarazada! Es mucho desgaste... Si comés sólo lechuguita, te morís.

–¿Te sentís sexy mostrando las curvas?
–Para mí es un desafío, porque nunca me expuse a nivel cuerpo. Igual, verás que para el vestuario se fijan en el perfil de cada una. Además, hay veces que no tiene sentido estar semidesnuda, y está bueno que el vestuario sea vestuario y no una tanga. Para el pop me vistieron bastante con relación a las otras chicas, y para el cha cha chá... fue un corpiño y un culotte. Me acuerdo que lo estuve esperando veinte minutos. Cuando me lo dieron, vi que era poco y me quedé... Me dijeron: “Ya está; es eso” (risas).

–Siempre tuviste un perfil bajo. ¿Por qué entraste a Bailando?
–Es verdad que nunca me mostré mucho más allá de mi trabajo, pero me encanta bailar, y sentí que lo re podía hacer. Además, me lo tomo desde otro lugar que la mayoría, porque no soy bailarina. Es como la vida de una princesa: te miden, te hacen la ropa, te peinan y maquillan como vos querés.

–¿Cómo pensás enfrentar los escándalos?
–¡No pienso entrar! No me voy a pelear. Que la primera coreo de mi vida la juzguen Moria Casán o Carmen Barbieri es un honor, y todo lo que tengan para decirme va a ser para aprender. Hay chicas que provocan para entrar en la pelea, y después se la re bancan y saben pelearse con el jurado. Pero a mí me angustia, y no lo voy a hacer. El día que bailo me siento como si estuviera en Disney. Termino y quiero bailar otra vez. Voy a pasarla bien y a divertirme. Si alguien me ataca vorazmente me voy, porque yo ya tengo Los únicos... y mil proyectos más que ya no sé dónde meterlos.

–Actuás, bailás, cantás...
–¡Sí! Y también tejo, cocino, pinto, saco fotos. Antes de bailar y mientras me maquillan en mi camarín tejo a dos agujas –estoy haciendo unos almohadones– y veo El Gourmet. Me encanta todo lo relacionado con el arte. Ahora estoy grabando mi primer disco. Ya hice un tema y estoy empezando con otro. ¡Estoy feliz! No puedo contar mucho, pero va a tener canciones más románticas y otras pop.

–¿Cómo surgió?
–Me impulsó Carlos Baute. Lo conocí cuando grabamos juntos un capítulo de Los únicos y me invitó a cantar con él en el Gran Rex. Me alentó: “Cantás precioso”. Llamó a la gente de su discográfica y les dijo que no me podían dejar pasar. Así que ahora los sábados compongo. ¡Es mucho! Además, tenés que estar espléndida. Por ahí un día no doy más, son las doce de la noche y ya me bañé, y me doy cuenta de que no estoy depilada. ¡Y me quiero matar, porque lo tengo que hacer sí o sí! Al otro día me levanto a las seis y voy a Los únicos, y de ahí directo a practicar baile hasta las nueve de la noche. Pero todo lo que estoy haciendo me da algo y tiene un efecto dominó.

–¿Tu novio qué comenta de que te muestres más? ¿Se pone un poco loco?
–A Jorge no le gustó mucho. Fue muy difícil convencerlo. No quería saber nada, pero le pedí que confiara en mí. Se imaginaba que iba a entrar en el jueguito del “hola Marce” y no entendía qué iba a hacer. Con mis amigos, familiares y mi representante fue igual. Me decían que no era mi perfil, que la iba a pasar mal. Pero me parecía que en un programa en el que hay treinta participantes y un jurado tan distinto, no tenía por qué alterar mi personalidad. Ahora que empezó, y me vieron que sigo siendo yo, lo disfrutan. Está a la vista que ya no es más Jimenita. Chocha con su nueva figura, cuenta cómo logró convertirse en una mujer sensual después de haber estado excedida de peso.

Está a la vista que ya no es más Jimenita. Chocha con su nueva figura, cuenta cómo logró convertirse en una mujer sensual después de haber estado excedida de peso.

“Hace un año me puse las pilas y cambiaron mis curvas radicalmente. Siempre hice locuras con las dietas: la de la clara de huevo, fui dos años vegetariana y uno no comí harinas”

“Hace un año me puse las pilas y cambiaron mis curvas radicalmente. Siempre hice locuras con las dietas: la de la clara de huevo, fui dos años vegetariana y uno no comí harinas”

Desde hace dos años y medio Jimena está de novia con Jorge (29). Su decisión de entrar en el Bailando fue dura para la pareja: “Resultó difícil convencerlo; no quería saber nada. Se imaginaba que iba a entrar en el jueguito del ‘hola Marce’, y le pedí que confiara. En un programa en el que hay treinta participantes y un jurado tan distinto, no tenía por qué alterar mi personalidad”.

Desde hace dos años y medio Jimena está de novia con Jorge (29). Su decisión de entrar en el Bailando fue dura para la pareja: “Resultó difícil convencerlo; no quería saber nada. Se imaginaba que iba a entrar en el jueguito del ‘hola Marce’, y le pedí que confiara. En un programa en el que hay treinta participantes y un jurado tan distinto, no tenía por qué alterar mi personalidad”.

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