«Me gusta ser modelo pero ni ahí sueño con hacer televisión» – GENTE Online
 

"Me gusta ser modelo pero ni ahí sueño con hacer televisión"

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A Florencia Torrente los periodistas no son algo que le fascinen particularmente. Y hablar de ella, tampoco. “Yo hablo de mí con muy pocas personas. Con mamá, papá, Nico, Adrián y algunas amigas. Nadie más. Me defraudaron muchas veces, así que ahora cuido con quién hablo. Tengo muy pocos amigos”, aclara la hija de Araceli González antes de empezar. “Pero también sé que las notas son parte de mi trabajo…”, dice, ahora que ha decidido dedicarse de lleno a ser modelo y que la exposición viene a ser parte de su profesión.

Desde el 2005, Florencia forma parte del staff de la agencia de Pancho Dotto y ya protagonizó las campañas gráficas de las marcas DelaOstia, Lady Stork, Philips, Selú y Como quieras que te quiera, además de varias notas de moda. La entrevista, camino al lugar donde tendrá lugar la producción fotográfica, es a bordo de su flamante Peugeot 206 negro, comprado en agosto, cuando cumplió los 18. Florencia es una conductora prudente y sólo va a perder la calma cuando en Retiro la encierre un flete (“¡Pero mirá cómo maneja este tipo!”) o cuando más adelante un taxista cruce un semáforo en rojo y después doble en “U” (“¡¡#&%¢¢!!”).

En la guantera tiene unos ositos de peluche muy teen, un disco de Vicentico y, apoyado a un costado, un celular color rosa en el que, como cualquier chica, tiene como fondo de pantalla la foto de su novio –que en este caso viene a ser Nicolás Cabré (26)–.

–¿El auto fue regalo de tu mamá, de tu papá, o de Adrián Suar?
–No, mi auto me lo compré con la plata que gané trabajando de modelo. No dejé que me lo regalaran. Tienen más valor las cosas que hacés vos. Igual, mi mamá tampoco me lo quería comprar, eh (risas). Y no me dejó tenerlo hasta cumplir los 18. Valorar las cosas es algo que me enseñó mi mamá.

–¿Y quién te enseñó a manejar?
–Al principio probé con ella, pero era insoportable. Treinta metros antes de un lomo de burro ya me empezaba a gritar: “¡Frená, frená!”. Así que me terminó enseñando un tío y, un día antes de sacar el registro, Nico me enseñó a estacionar. La verdad, me tuvo bastante paciencia.

Un poco como Juanita Viale, la relación de Florencia con la prensa empezó siendo bastante conflictiva. A ella también, desde chiquita, le molestó el asedio que sufrían Araceli, Suar y, por carácter transitivo, ella. “Desde chiquita me pasa que me siguen los fotógrafos. Cuando nos íbamos de vacaciones con mamá y Adrián, siempre aparecía alguno... Yo no entendía por qué nos seguían a nosotros y no a otros. Así que les decía de todo y ponía mala cara, para que las fotos les quedaran feas… (risas). Ahora ya me acostumbré y, a veces, hasta sonrío. Pero me sigue molestando que se metan en mi vida privada, eh”, deja en claro.

Y es que hasta los 14 años, cuando se mudó con su mamá a Pilar, Flor vivió siempre en Ramos Mejía y todos sus amigos eran de ese barrio. Bah, siguen siéndolo. “En Pilar no tengo muchos amigos. Acá la gente no es muy humilde que digamos… Algo que mi mamá me enseñó a valorar”, explica.

–Entonces, sos una chica de barrio…
–(Risas) Sí. Soy re-familiera. Me gusta estar en mi casa. Y sigo yendo al gimnasio en Ramos, tres veces por semana. Con Nico casi no salimos a la noche. Nos gusta ir al cine o a comer, ese tipo de cosas, bien tranqui. Pero como vivimos lejos de la Capital, por suerte casi nunca nos cruzamos con fotógrafos.

–Nicolás también es bastante reservado…
–A los dos nos gusta mantener nuestra relación y nuestra vida para nosotros. Preferimos vivir tranquilos, que nuestra vida sea justamente eso: privada.

–¿Te pasó enterarte de cosas familiares por las revistas?
–Me pasó que cosas que sabíamos sólo cuatro personas salieran publicadas. Desde ese entonces me cuido mucho con la gente. Antes pensaba que todos eran buenos. Ahora me fijo mucho con quién hablo.

–¿Y qué pensás cuando se habla de si tu mamá volvió o no con Suar?
–Eso no me preocupa. Yo quiero que estén bien, juntos o separados. Si juntos son felices, que estén juntos. Ahora, si se van a llevar mal, no. Mi vínculo con Adrián, igualmente, va más allá de que esté o no con mamá. Lo conozco desde que tengo tres años y vivimos juntos casi toda mi vida. Es un segundo padre para mí.

–¿Te propuso hacer tele alguna vez?
–No. A mí me gusta ser modelo, pero ni ahí sueño con hacer televisión. Además, me parece que él tampoco quiere. Un par de veces le propusieron que yo hiciera un par de cosas, y dijo que no, directamente. Sin consultarme… (risas).

–¿Tenés ganas de irte a vivir sola?
–Por ahora no. Aparte, todavía no tengo plata para comprarme un departamento. Todavía estoy cómoda en lo de mi vieja.

–Así que por ahora no pensás irte a vivir con Nicolás…
–¡Si me llego a ir a vivir con Nico, mi mamá me mata! Quiera o no quiera, ella no me dejaría. Cuando era más chica le decía: “Yo a los 18 me voy a vivir sola”, y se ponía loca. Si recién me dejó empezar a salir a los 15 años. Para ella sigo siendo un bebé… Con 83-64-92 de contorno, 1,68 de altura y rasgos delicados, Florencia se está abriendo su propio camino dentro del modelaje. Y tiene con qué.

Con 83-64-92 de contorno, 1,68 de altura y rasgos delicados, Florencia se está abriendo su propio camino dentro del modelaje. Y tiene con qué.

“<i>Soy re familiera, me gusta estar en mi casa. Con Nico casi no salimos a la noche. Nos gusta ir al cine o a comer, ese tipo de cosas, bien tranqui. Pero como vivimos lejos de la Capital, por suerte casi nunca nos cruzamos con fotógrafos</i>”.

Soy re familiera, me gusta estar en mi casa. Con Nico casi no salimos a la noche. Nos gusta ir al cine o a comer, ese tipo de cosas, bien tranqui. Pero como vivimos lejos de la Capital, por suerte casi nunca nos cruzamos con fotógrafos”.

Siguiendo los pasos de Araceli, desde el año pasado Florencia integra el staff de la agencia de Pancho Dotto. “<i>Siempre me gustó eso de posar para las fotos, porque podés crear personajes</i>”, dice.

Siguiendo los pasos de Araceli, desde el año pasado Florencia integra el staff de la agencia de Pancho Dotto. “Siempre me gustó eso de posar para las fotos, porque podés crear personajes”, dice.

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