«Me divierte mucho más jugar al polo que hacer películas» – GENTE Online
 

"Me divierte mucho más jugar al polo que hacer películas"

Así es. Al hombre de El Fugitivo, Hombres de Negro, Lluvia de fuego y
cincuenta películas más, a una de las más refinadas armas que tuvo y tendrá Hollywood, le encanta el polo. Corrección: lo ama. Y para eso vino.

Apadrinó a La Mariana, el team de los hermanos Merlos -Juan Ignacio, Sebastián y
Agustín, del cual es patrón-, y Francisco De Narváez hijo. Jugó el Masters en
Palermo, con su propio team, San Saba -el nombre del pueblo texano donde nació-.
De compañero, su polo manager argentino, Luis Echezarreta. Lo despedazaron el
domingo, en un 17-12 contra La Picaza. Se hospedó en Lobos, provincia de Buenos
Aires, en la estancia de su amigo Guillermo Caset. Probó caballos para su
colección. Tuvo su venganza este lunes en un 15-14 contra el BP Polo Team,
liderado por Eduardo Heguy. Se sacó las botas y habló con GENTE.

Así, mano a mano, frente a frente. En una camioneta Mercedes Benz Vito 2.2,
rumbo al Alvear Palace Hotel. Quince minutos. Apenas dos chukkers, pero muy
intensos. La bocha está en juego.

-Nuevo axioma criollo: Tommy Lee Jones ama el polo.
-¡Ja! Bueno, es una larga historia.

-Escuchamos...
-En mi universidad, Harvard, jugaba al fútbol americano. Cuando me gradué, en
1969, mi actividad deportiva se cortó por completo. Luego, me mudé a Nueva York
para actuar. Hasta cenaba arriba de un taxi. O sea, nada de tiempo para hacer
ejercicio. Después, en California, volví a hacer lo que mejor sabía hacer:
enlazar caballos en los rodeos. Conocí unos jugadores de polo que me regalaron
una bocha y un viejo taco. En el depósito de la Warner Brothers había una silla
de montar. Empecé a pegarle en la arena de rodeo, y aquí me ves.

-Aquí en Argentina.
-Es que siempre trato de mejorar mi juego y mi caballada. La otra vez me llevé
veinte caballos de Nueva Zelanda hasta mi rancho en San Antonio, Texas. Y en
este país están los mejores jugadores y los mejores petisos de polo. Mi familia
vivió de ellos por generaciones. Esto es natural para mí. Hoy me di el gusto de
jugar en la cancha 1 de Palermo, la mejor del mundo. Y es un honor estar rodeado
de excelentes jugadores como los hermanos Merlos. Ellos son mis referentes a la
hora del juego.

-Bueno, tenemos a Adolfito Cambiaso, uno de los mejores del mundo, dicen.
-Es brillante, un genio. Pero le falta disciplina. Si se corrige, puede andar
mejor.

-¿Y su juego, Tommy? ¿Cómo anda?
-¿Sabés lo que realmente afecta mi polo?

-La verdad, no…
-¡Hacer películas! Es que para desarrollar tu potencial tenés que jugar todo el
año. Te digo más: me divierte mucho más jugar al polo que hacer películas.

-Momento: ¿reniega de su más de cincuenta filmes y más de treinta años de
carrera?
-Eso nunca. El cine es mi pasión, y me dio la vida que tengo. Me sacó tiempo
para jugar al polo, pero me dio mucho más.

-¿Y si el cine es un partido de polo? ¿En que chukker está usted? 58 años no
pasan en vano.
-No, mi partido no se acaba. Estoy nomás en el entretiempo. Bah, no me pidas que
lo explique. Mis metáforas son pésimas. Lo mejor está por venir. Qué es eso, ni
idea. Pero que va a venir, ni lo dudes. Yo soy un cowboy, lo llevo en la sangre.
Y voy a cabalgar hasta el final.

-Ahora hablemos de La Mariana, el equipo que apadrina. Amén de que es patrón de
Agustín Merlos, su delantero.
-Otra vez, es un honor. Agustín y sus hermanos ya son parte de la familia, así
como su papá, Cacho, un prócer. Yo los apoyo, creo en ellos, porque son la clase
de polista que me gusta. Son caballeros. Conocí a Agustín tiempo atrás, en los
Estados Unidos. Lo habían suspendido, no tenía con quién jugar. Entonces
apareció, y lo invité a hacerlo conmigo.

-Dígame, ¿de qué le sirve la fama?
-Nunca me puse a pensar en mi fama. Bah, debo ser famoso, ya que te estoy dando
una entrevista. Pero no me sirve de nada. Mi vida privada siempre está bajo
asedio. Si tiene un lado bueno, es que puedo negociar mejores contratos y
papeles. Y me encanta darle a la gente un buen momento. Cuando me meto de
incógnito a ver una película mía, y veo la sala llena, con cada persona riendo,
me siento un médico que curó a su paciente del cáncer.

-Ahora, usted hizo películas geniales, papeles increíbles. Sin embargo, está la
sensación de que jamás le dieron el lugar que merece en la gran escala de las
estrellas…
-No sé lo que merezco. Pero te cuento esto: en nuestro rancho, marcamos a
nuestros animales con el 7, el número de la fortuna.

-Entonces, ¿qué tiene?
-My friend, lo mío es una suerte demencial.

Este domingo en la cancha 1 de Palermo.

Este domingo en la cancha 1 de Palermo.

Con La Mariana, y toda su hambre de gloria para este año de torneos.

Con La Mariana, y toda su hambre de gloria para este año de torneos.

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