¡Hola! Perdoná la espera. Me estaba bañando y secando el pelo. Lógico, anoche dejé tarde Bailando por un sueño II, me fui a comer con mi pareja y regresé a las tres de la mañana. Me desperté fusilada, recibí una sesión de acupuntura y quedé sedada, planchada. ¿Te ofrecieron algo para tomar?
–Sí, gracias
–nos deja meter un bocadillo María Eugenia Ritó. Para comentar, por ejemplo, que acaba de aparecer descalza, a cara lavada, envuelta en una bata de satén negro atada a la cintura, que no delata ninguna otra prenda debajo. Para revelar, al mismo tiempo, que…
–Perdón, ¿cuánto mide usted?
–1,65.
–…
–¿De qué te reís?
–Ocurre que ando en el metro setenta y uno y al lado suyo parezco King Kong. ¿Cuánto calza y pesa?
–35, 36; 50 kilos. ¿Vos viniste a diseñarme el vestido de novia o para entrevistarme? ¿Qué, además me vas a preguntar la edad? Nací en las previas de los ochenta, punto.
–Espere. No se adelante ni se enoje. Aparte, el vestido de novia ya comenzó a confeccionárselo Carlos Di Domenico.
–Seguro. Vengo probándomelo. Contestáme qué mujer no desea vestirse de blanco. Yo lo deseo por completo. Obvio que mi traje tendrá un detalle de strass. No puede faltar.
–¿Así que se casa, nomás?
–Confirmado. El viernes 29 de setiembre. Un gran anhelo. Lo veníamos conversando. Y lo que nació como una inquietud, se extendió. Al final, resolvimos organizarlo en La Rural, para 550 invitados. No habrá iglesia. Sólo bendición de anillos y fiesta.
–Hasta ahí lo formal, lo público, si se quiere. Pero, ¿qué le sucede en el corazón, adentro de sus 90-60-90?
–Uf. Me sucede que en el 2000 encontré al hombre. Aunque tuve varias relaciones, por primera vez siento que un hombre es mi hombre (Marcelo Salinas, 44, abogado, separado). Y necesito reafirmarlo con papeles.
–Interesante teoría. ¿Y se animaría a dar tres consejos básicos para que una dama y un caballero puedan compartir techo durante seis temporadas sin aburrirse?
–Uno, no verse las veinticuatro horas de continuado: así te extrañás. Dos, sinceridad y cuidado: involucrarse en los problemas y las alegrías. Y tres, creatividad: entendés a qué me refiero.
–Entonces, ¿su caso es firmar para seguir igual?
–Error. Yo me caso y empiezo una nueva vida. La esencia no cambia, sí quizá las formas. Pronto nos mudaremos a un departamento grande, en las Barrancas de Belgrano. Pensaremos en hijos. Incluso, pediré turno en un psicólogo para calmar mi famosa tanada.
–Antes de que el analista saque la conclusión, ¿de quién heredó su potente temperamento?
–Posiblemente de mi padre (Delfor). El murió en mi niñez, dos décadas atrás. Le llevaba 30 pirulos a mamá (Alicia), que nos dejó en 1998. Los dos murieron de cáncer. Manejaban un restaurante en Flores. Yo en realidad era de Floresta. ¿Sabés cuál es la diferencia entre Flores y Floresta?
–Mejor continúe con su relato, Ritó. ¿O guarda sorpresas detrás de la ropa?
–Ah, conocés el chiste (carcajada), eh... Sigamos… La vieja, que de joven había sido monja.
–¿Otro chiste?
–Ni loca. Yo de chiquita también pensé meterme en un convento. Luego de la partida de papá, la vieja, te contaba, apechugó. Se mató para que aprendiera inglés y concluyera el secundario. Me costó. Repetí segundo. Mucha amonestación, agarradas a piñas, pulseadas contra varones. Tras su partida, debí fortalecerme y no aflojar. Quedaba mi hermana menor, Marisel. Nos adoramos. Me recibí. Atendí una panadería y una perfumería, trabajé de promotora, de moza, de secretaria. Cierto día mi amigo Daniel Roncoli, que era periodista, me habló de un casting de Hugo Sofovich. Probé, entré a Petardos y no paré.
–Su currículum avanza terminante como la dueña. En teatro transitó por Coronaditos, Petardos de humor, La risa en el país de las maravillas, Destino de gloria; Argentina, todo un show; Soltero... ¡y con dos viudas! y Operación Jaja! (recargada); y en televisión, por Amor latino, Matrimonios y algo más, Polémica en el bar, Mujeres acorraladas, Son amores, Rebelde way, Malandras, Poné a Francella, Un aplauso para el asador, Durmiendo con mi jefe, Costumbres argentinas, Los secretos de papá, ¿Quién es el jefe?, Un cortado (historias de café), Los Roldán, Casados con hijos y ShowMatch. ¿Hacia dónde apunta ahora su carrera profesional, María Eugenia?
–Le huyo a los límites. Pronto retomaré las clases de teatro con Julio Chávez. Hoy estudio jazz con Manuel Vallejos; clásico, con Mónica Souto y canto, con Juan Rodo. Aprendí a analizar propuestas y decidir de manera criteriosa. Me encantaría conducir un programa o probar suerte en el cine.
–¿Y usted? ¿Hacia dónde camina Ritó, la futura señora?
–Hacia donde siempre soñé: con Marcelo, sus tres chicos y los que lleguen. El camino de una familia constituida. 
“¿Qué mujer no desea vestirse de blanco? Yo lo deseo por completo. Obvio que mi traje tendrá un detalle de strass”, asegura.
“Mis consejos de pareja son... Uno, no verse las veinticuatro horas de continuado: así te extrañás. Dos, sinceridad y cuidado: involucrarse en los problemas y las alegrías. Y tres, creatividad: entendés a qué me refiero”
En familia, junto a su novio cama adentro, Marcelo, y los hijos de él, Mariano (adelante) y Manuel (falta la mayor, María Alejandra). “Todos con M”, define María Eugenia Ritó, a quien se agrega en la lista de parentescos su hermana menor, Marisel.
