“Martín y yo nos agobiamos, pero el amor sigue intacto” – GENTE Online
 

“Martín y yo nos agobiamos, pero el amor sigue intacto”

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Siete fueron los días de enclaustramiento voluntario. Y muchas más las horas de reflexión antes de aceptar este diálogo. "Estoy pasando el peor momento de mi vida. Juro que no me dan las fuerzas", justificó la hora y media de demora en este encuentro valiente. Consecuentemente opuesta a la exhibición obscena de una vida con comodidades y un amor con alta demanda voyeur, se excusa: "Nunca di cuenta de nuestra intimidad, y hoy no sé qué tanto deba explicar. Pero necesito poner freno a tanta mentira". En poco más de una semana, Evangelina Anderson (26) oficializó su separación de Martín Demichelis (32), debió admitir su embarazo de once semanas y aún resiste a la costumbre de las especulaciones mediáticas, "que duelen tanto como lo que hoy me toca atravesar".

–No voy a evitar la pregunta... ¿Cómo estás?
–Triste y desconcertada. Lo que en casa comenzó de una manera, en los medios se convirtió en algo peor. Es raro leer títulos como "Separados", porque sobre el fin de mi relación con Martín no hay nada seguro ni determinante.

–¿Y cuál es el rótulo de esta toma de distancia?
–Precisamente eso: distancia. En estos años hubo entredichos, roces y peleas como las de cualquier pareja, pero nunca dejamos de dormir juntos. Esta es la primera gran crisis que afrontamos. Tuvimos una charla en la que dijimos: "Paremos un poco; tomémonos un tiempo para ver qué nos pasa". Si bien entre tanto compartíamos casa, no nos dábamos tantas explicaciones como antes. Pero nadie dijo "basta, nos separamos, se terminó". Entre nosotros no hay odio ni terceros, ni escándalos imperdonables.

–¿Pero entonces qué motivo puede ser más fuerte que la alegría por la noticia de un embarazo?
–Ni yo entiendo qué pasó. Hace poco íbamos en un ascensor, nos miramos y nos preguntamos: "¿Cómo llegamos a esto?" Soy consciente de que haber tomado esta decisión embarazada dispara millones de elucubraciones. Es más: cuando comenzaron los rumores absurdos, Martín y yo estábamos mirando tele juntos. No nos explicábamos cómo había gente capaz de inventar tanto. El, muy contenedor, me dijo: "Tranquila; sólo nosotros conocemos la verdad y sabemos cuánto deseamos este embarazo, pero tenemos que hacernos fuertes para resistir todo esto". No hay más motivos que los típicos roces de la convivencia: intolerancia, celos, algo de orgullo y tal vez una hipersensibilidad de mi parte por la revolución hormonal.

–Convivieron en condiciones más difíciles (en soledad y lejos de todo), ¿por qué la crisis detona en Buenos Aires?
–Este fue el primer viaje de vacaciones largas que hacemos juntos al país donde compartimos a nuestra gente. Algo nuevo para nosotros. Desde que nos conocimos estuvimos juntos las 24 horas del día, al punto de llegar a ser una sola persona. En Alemania no salíamos de casa, por el clima y el idioma. En España ampliamos un poco más el ámbito social, pero siempre en pareja. No había posibilidades de salir por separado, y no quedaba otra que contenernos el uno al otro. Llegamos a Buenos Aires a fines de mayo y ahí comenzaron los problemas. "Me voy con los chicos a jugar a la pelota"; "No, quedate conmigo" o "Si vos salís, yo me voy con las chicas a tomar mate"; "No, te quedás"; "Bueno, pero con ésta podés, con ésta no"; "¡Basta de Play Station, estoy acá!". Nos ahogamos, nos agobiamos. Como que nos acostumbramos a la dependencia y a la posesión full time. No pudimos manejarlo. Tal vez una terapia nos habría ayudado, pero las cosas no se dieron así. Aún no hablamos de plazos: estará allá hasta diciembre. Pero ya le dijo a mi representante: "¿Por qué no se vienen de vacaciones?".

Leé la nota completa en la revista GENTE de esta semana. Domingo 1º a las 17.30. Evi –como la llama su hijo– entregada a una conversación con promesas de visita “al parque”. Contención mutua en las terrazas del hotel Madero, sitio elegido para la cita con GENTE.

Domingo 1º a las 17.30. Evi –como la llama su hijo– entregada a una conversación con promesas de visita “al parque”. Contención mutua en las terrazas del hotel Madero, sitio elegido para la cita con GENTE.

Evangelina, Martín y Bastian recibieron la noticia del tan buscado embarazo el pasado 16 de mayo, en su casa de Sierra Blanca, Marbella. “Entramos al baño juntos para hacernos el test y lloramos de emoción”, dijo Anderson. Días después decidieron tomar vacaciones familiares en Buenos Aires y la historia dio un giro sorpresivo.

Evangelina, Martín y Bastian recibieron la noticia del tan buscado embarazo el pasado 16 de mayo, en su casa de Sierra Blanca, Marbella. “Entramos al baño juntos para hacernos el test y lloramos de emoción”, dijo Anderson. Días después decidieron tomar vacaciones familiares en Buenos Aires y la historia dio un giro sorpresivo.

Anderson y Demichelis se conocieron en Carlos Paz en el verano de 2008. A poco menos de un año, él le propuso matrimonio. Pero la boda quedó latente por la llegada de Bastian, el 3 de mayo de 2009 y la participación del futbolista en la Selección del Mundial 2010.

Anderson y Demichelis se conocieron en Carlos Paz en el verano de 2008. A poco menos de un año, él le propuso matrimonio. Pero la boda quedó latente por la llegada de Bastian, el 3 de mayo de 2009 y la participación del futbolista en la Selección del Mundial 2010.

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