Marina Calabró se quiere casar pero sin compartir techo – GENTE Online
 

Marina Calabró se quiere casar pero sin compartir techo

Actualidad
Actualidad

"Martín y yo nos sentimos cómodos en el rol de novios. Ninguno de los dos presiona para convivir. Además, Mía (7), mi hija, es muy posesiva, la reina de la casa. Y aunque ellos se llevan muy bien, al principio de la relación fue duro, porque él es el primer hombre que tuve después de su papá”, arranca livianito en confesar intimidades Marina Calabró (42), en pareja desde hace tres años con Martín Albrecht (48), director comercial de América TV. Cuenta que el día no le alcanza. Claro, después de estar seis años en Infama con Santiago del Moro, desde hace dos trabaja con Jorge Rial en Intrusos, y ahora sumó su columna de espectáculos en Lanata sin filtro –radio Mitre–, junto a Jorge y equipo, además de participar en la segunda edición de América Noticias. 

–¿Cómo hacés para compartir momentos con tu hija y también con tu novio?

–Con Martín tenemos nuestra rutina: los martes y jueves después del noticiero me quedo con él en su casa. Y también fin de semana por medio, cuando Mía se va con su papá. Cuando estamos con nuestros respectivos hijos hacemos planes en familia. 

–¿Cómo te llevás con sus hijos?

–Bien. El tiene tres: Alan (21) –que sigue Administración de Empresas en la Universidad de San Andrés–, Frank (18) –que estudia Música en Boston– y Kai (8), el que está más con nosotros. Se lleva muy bien con Mía, a la que a veces llamamos Carmencita, porque siempre está actuando como la Barbieri. 

–¿Te gustaría casarte con Martín?

–Tenemos claro que queremos hacerlo, aunque no sabemos cuándo. Hoy, aunque me case, seguiríamos en viviendas separadas, sin compartir techo ni tener un hogar común. Aunque suene sin sentido, eso me ordena. Pero la firma la pongo: nuestro amor lo merece.

–Una vez declaraste que no ibas a volver a casarte.

–Sí, pero ahora estoy enamorada y cambié de opinión. Nunca sentí tanto amor. Disfrutamos mucho quedándonos en casa mirando Netflix y comiendo empanadas. Aprendimos a ensamblarnos y tomamos vacaciones todos juntos. En la semana, él viene a casa a cenar. 

–¿Qué chimento no contarías?

–El que complique a una pareja constituida. Ese es mi límite.

–¿Cómo te sentís trabajando con Lanata, quien demostró que tu ex cuñado estaba implicado en el caso de La Rosadita? 

–Bien. En un momento se decía que Jorge estaba operando conmigo, pero yo no tenía relación previa con él. La primera vez que hablamos fue en 2013, cuando me avisó que Fabián Rossi estaba implicado con la ruta del dinero K. Yo tomé su llamado como un acto de respeto a la familia, porque en ese momento mi papá no estaba bien de salud.

–¿Qué dicen tus sobrinos de que estés trabajando con la persona que acusó a su padre?

–No lo hablé con ellos. La opinión que me importaba era la de mi hermana, y ella me apoyó. Iliana también cambió el concepto que tenía sobre Jorge. Antes lo acusaba del tsunami que pasó en su casa. Ahora me dice que estar con él es un hermoso lugar para mi desarrollo profesional. 

–¿Cómo tomaste vos el cambio de posición de Iliana con Rossi?

–Lo celebré, pero no desde el revanchismo. Mis sobrinos tienen una madre que reconoce que si una persona hizo algo mal, tiene que afrontar las consecuencias. Fue sano que dijera que si su ex marido debe ir preso, que cumpla con su condena. 

–¿Y vos con Rossi qué relación tenés?

–La última vez que lo vi fue en la primera misa que se hizo en memoria de papá. No hablo con él desde que pasó el Rossi-Gate, porque una vez el caradura me mandó un mensaje que decía: “Me perdés como familia si seguís hablando”. Me expuse demasiado, pero mantuve mis convicciones.

–¿Qué aprendiste y qué extrañás de tu papá?

–Me enseñó a ser fiel a mis pensamientos. En noviembre van a hacer tres años sin él. Se lo extraña mucho. Nos dejó una gran familia. El amor que construyó no se borra con nada, es muy fuerte.

–¿Como te llevás con tu nuevo cuñado italiano?

–Antonello es lo más. Se pone a jugar mucho con mi hija, trata bien a mis sobrinos, a mi mamá. Trajo una gran armonía a la familia. Además, Iliana necesita un compañero de vida: es muy buena persona.

–¿Y vos cómo sos?

–Una laburante que aprendió de sus maestros. No caliento una silla. Soy profesional. Trabajo siempre como el primer día, con la experiencia de los años... que no son tantos, che. 

 

Por Pablo Procopio. 

Fotos: Fabián Uset. 

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig