En lo laboral, éste es un gran año para Mariano Martínez (36), que disfruta del éxito de Esperanza mía, la tira que protagoniza junto a Lali Espósito (23) en El Trece.
En lo personal, en cambio, 2015 no le viene resultando fácil. A fines de julio anunció el fin de su relación con Juliana Giambroni (26), tras tres años de matrimonio y seis en pareja. Fue en medio de rumores de romance entre el actor y su compañera en la ficción de Pol-ka.
Pero la separación fue en buenos términos, y ambos siempre priorizaron el bienestar de sus hijos, Olivia (5) y Milo (2). De hecho, viven muy cerca uno del otro, en diferentes barrios de Nordelta, para poder pasar el mayor tiempo posible con los chicos.
El martes 1º, Mariano volvió a atravesar un difícil trance. Habían pasado las 20 y ya estaba en su casa, después de una larga jornada de grabación, cuando Juliana lo llamó para decirle que a Milo acababa de caérsele sobre la mano la mesa del televisor. Enseguida pasó a buscarlos, para ir hasta el Sanatorio de la Trinidad, en San Isidro.
Junto al traumatólogo Norberto Furman, los médicos determinaron que el chico se había fracturado la manito izquierda en tres partes. Veinticuatro horas más tarde, el equipo de los doctores Cairo y Bratina decidió operar a Milo, para descomprimir el hematoma. Le aplicaron anestesia total. El principal objetivo de la intervención era lograr que no perdiera la movilidad de su mano.
Durante los cinco días en que su hijito estuvo internado, Juliana no se despegó de su lado. La producción de Pol-ka acomodó los horarios de grabación de Mariano en Esperanza mía para que pudiera estar el mayor tiempo posible con Milo. Sin embargo, no podían suspenderse las dos funciones teatrales comprometidas en Rosario. El actor tenía previsto viajar con el resto del elenco el viernes, pero se quedó en Buenos Aires, porque el sábado por la mañana Milo sería operado nuevamente.
El viernes, tras rodar dos escenas, llevó a Olivia al sanatorio a ver a su hermanito. Después, padre e hija volvieron a dormir a la casa de Martínez. El sábado, la nena quedó en Nordelta, mientras Mariano y Juliana acompañaron a Milo hasta que lo llevaron al quirófano. En la tensión de la espera aprovecharon para tener profundos diálogos y acercarse, ya que el sentimiento entre ellos –aseguran– está intacto. “Aunque no estén juntos se respetan mucho, porque ambos priorizan siempre el vínculo familiar que formaron”, contó un allegado.
La segunda operación fue exitosa. Milo despertó pasado el mediodía del sábado y Mariano pudo jugar un rato con él antes de partir a Rosario a bordo de su camioneta. Llegó justo para la hora del ensayo general de Esperanza mía.
El pequeño recibió el alta el domingo. Cuando Juliana lo llamó para contarle, el actor compartió su alegría con sus compañeros de elenco: “¡Por suerte, Milo ya volvió a casa!”. Aunque aún falta definir si serán necesarias nuevas intervenciones, los médicos prefieren que el pequeño continúe su recuperación en su hogar. El momento más duro ya pasó.
Súper papito. Mientras Milo (2) estuvo internado, Mariano se hizo cargo del cuidado de Olivia (5, en la foto, junto a su niñera), para que la madre pudiera instalarse en la clínica con el nene.
El niño ingresó el martes por la noche al Sanatorio de la Trinidad de San Isidro.
El actor suspendió las grabaciones de Esperanza mía, para poder estar junto a sus hijos y su ex mujer.
El pequeño fue intervenido dos veces.
Mariano, el sábado por la mañana.
