María Laura Leguizamón cuenta cómo es la maternidad a los 51 años – GENTE Online
 

María Laura Leguizamón cuenta cómo es la maternidad a los 51 años

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De punta en blanco, con su bebé de cinco meses en brazos y una mochila fluorescente, María Laura Leguizamón (51, abogada y legisladora del Frente para la Victoria por la provincia de Buenos Aires) ingresa a su despacho en el Senado de la Nación. La escena ya es habitual. Desde su primer mes de vida, Alfonso –que nació por cesárea el 23 de mayo en el Sanatorio Mater Dei, pesando tres kilos– conoce el recinto. “Volví a trabajar sola a los seis días del alta, porque se trataba en sesión un tema importante para el Conurbano bonaerense. Tuve la autorización del médico y fui con mucho esfuerzo físico, pero sentí que era una responsabilidad laboral, y mi tarea es indelegable, al igual que el amamantamiento. Por eso Alfonso me empezó a acompañar. Darle de mamar es un regalo para toda la vida y una conexión única”, detalla desde su oficina, donde tiene todo organizado para trabajar junto a su bebé, fruto de su amor con el empresario farmacéutico y director de Laboratorios Richmond, Marcelo Figueiras (52), con quien se casó en 2013 luego de cinco años de noviazgo. Juntos formaron una gran familia ensamblada: ella tiene a Juana (11) –de su relación con el empresario Luis Betnaza– y él es padre de Tainá (32), Nadia (31), Natalia (29), Ivana (27) y las mellizas María y Gabriela (21); y abuelo de Juana (8), Joaquín (7), Hilario y Suri (5 meses). “Llenamos la familia de bebés, y tanto yo como las hijas de Marce los tuvimos el mismo mes”, relata.

–¿Cómo vivieron los tres embarazos en simultáneo?

–Requirió acomodarse un poco, porque todas esperábamos para mayo. Ivana tuvo a Suri el 2, nosotros lo tuvimos a Alfonso el 23, y Natalia tuvo a Hilario el 26. El día que Marce me trajo de la clínica luego del alta, a la media hora me dijo: “Me tengo que ir; Nati entró en trabajo de parto”. Yo le deseé buena suerte y no estuve tranquila hasta que nació el último bebé. Ahí los dos respiramos con tranquilidad.

–¿Cómo te llevás con el título de abuelastra?

–¡Yo soy todo astra! Abuelastra, madrastra, suegrastra... Por suerte no tenemos incorporado el astra en casa. Somos una familia grande, con mucha capacidad para quererse, y hay espacio para todos. Un día en casa, festejando un cumpleaños, dejamos los tres carritos en el mismo lugar y Joaquín, uno de los nietos, pasó corriendo y avisó: “¡Alguno de los bebés llora!”. Y vas, sin importar si es el tuyo, el de Ivi o el de Nati. Cuando estamos juntos todos son nuestros.

MAMA A LOS 51. “La edad no fue un tema. Aunque tuvimos un empujoncito, mi cuerpo se predispuso rápidamente y quedamos en el primer intento. Fue un poco de ciencia y otro poco de esperanza”, asegura, y reconoce que su marido fue quien instaló el deseo de volver a ser padres: “Marce tenía muy claro que quería que tuviéramos un hijo, y hoy se lo agradezco”.

–¿Cómo fue volver a ser madre después de tantos años?

–¡Sigo en shock! Estoy en estado de sorpresa desde que anuncié mi embarazo. Es un redescubrir la vida permanentemente. Alfonso llenó la casa de alegría. Y si bien Juani es muy alegre, el bebé le dio otro ritual a la vida diaria. Hoy ella participa como la hermana mayor y forma parte de la crianza de su hermano. Estoy muy agradecida y no me detengo a pensar en pequeñeces.

–¿Cómo repercutió en el matrimonio?

–Volvimos a ser padres primerizos. La llegada de Alfonso nos dio un lugar de privilegio en la construcción de nuestra pareja. Aunque un día a la semana nos vamos a almorzar solos, para tener nuestro espacio. Casarnos de grandes y tener un hijo a esta edad fortaleció nuestra familia ensamblada. ¡Y además un varón, después de siete mujeres! Es un hijo muy deseado. Relegamos muchas zonas de confort para dedicarnos a construir nuestra familia.

–¿Como cuáles?

–Muchas veces dejo de dormir, o de tener espacios con mis amigas. Uno relega cosas importantes de la vida, que va a poder retomar más adelante. Los chicos marcan el ritmo en la casa. Como la gran mayoría, soy una mamá canguro.

–Además, te hiciste un tiempo para publicar tu primer libro, Un traje a medida.

–¡Lo lancé dos semanas antes de parir! Trata sobre la responsabilidad social empresaria en el décimo aniversario de la presentación de la ley, de la que soy autora. Fue muy simbólico y coincidió con el nacimiento de Alfonso. Espero que traiga esperanza y conciencia, para que les dejemos a las próximas generaciones un mundo mejor.

Por Maru Cociffi. Fotos: Alejandro Carra y Francisco Trombetta

En el despacho: “Alfonso es muy bueno y se porta bárbaro. Es una bendición poder venir a trabajar con él”, afirma Leguizamón. Foto: Gente©

En el despacho: “Alfonso es muy bueno y se porta bárbaro. Es una bendición poder venir a trabajar con él”, afirma Leguizamón. Foto: Gente©

Veinticuatro horas con la senadora:“Todos los días son distintos, aunque los chicos marcan la rutina”, asegura Leguizamón. Amanece a las 6:30, y luego de llevar a su hija mayor a la escuela, comienza su día laboral acompañada por su bebé y una niñera. “La carga horaria en el Senado es muy pesada las semanas de sesión, y el resto de los días recorro el Interior o cumplo con actividades temáticas, como pueden ser los kioscos saludables o la dislexia”. Foto: Gente©

Veinticuatro horas con la senadora:“Todos los días son distintos, aunque los chicos marcan la rutina”, asegura Leguizamón. Amanece a las 6:30, y luego de llevar a su hija mayor a la escuela, comienza su día laboral acompañada por su bebé y una niñera. “La carga horaria en el Senado es muy pesada las semanas de sesión, y el resto de los días recorro el Interior o cumplo con actividades temáticas, como pueden ser los kioscos saludables o la dislexia”. Foto: Gente©

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