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Muy bien, nos quedamos sin Mundial. Teníamos a Verón, teníamos al Bati… ahora lo que tenemos es la camiseta de Senegal colgada de un santo para que ni Beckham ni Rivaldo nos levanten la copa por tevé. Nos quedamos sin los dólares. Estaban ahí, eran nuestros, pero un día Cavallo dijo que no eran más nuestros y Duhalde t iene unos bonos re cancheros que harán las delicias de grandes y chicos. Nos quedamos sin Presidente, sin presidentes, cinco renuncias en menos de un mes. Nos quedamos sin el Oscar. Nos quedamos por ahora sin Susana (y casi sin Marcelo). Nos quedamos, hace tiempo, sin el fútbol/milagro de Diego, el Diego. Pero entonces ¿qué nos queda en esta tierra del desamparo? Morochas argentinas, hermosas regalías de la suerte. Nos quedan las morochas nuestras que están ahí, en Buenos Aires, en Rosario, en Mendoza, en el norte, en el sur. Y que también están aquí, en estas páginas, espléndidas y voraces. Nos quedan, y nos seguirán quedando, las mujeres argentinas. Las más lindas del mundo. Gracias por la permanencia.

MAS REALES. "Las rubias pueden ser más llamativas, pero las morochas son más reales, en especial las argentinas, que son mujeres que pisan fuerte". Pamela David nació hace 23 años en Santiago del Estero y desde El Bar, el reality de América, agitó e hizo agitar a público y compañeros. "No podés ni siquiera comparar con, por ejemplo, un rubia inglesa. Son muy frías. La morocha tiene una calidez, una naturalidad que en las rubias es imposible encontrar. Aquí las mujeres son mucho más sexy, más lindas, más hot", concluye Pamela. "La típica rubia británica tiene curvas, pero no tengo dudas de que a los ingleses les gustan nuestras morochas, que últimamente van ganando terreno entre los hombres, cada vez más", dice Paula De Mora (22), protagonista de un comercial de cerveza junto a Gustavo Cerati, modelo y morocha sin concesiones. "No tengo nada contra las rubias -agrega Paula-, pero rubias de verdad hay muy pocas. La mayoría son teñidas, se hacen el color… y se lo hacen mal. El pelo rubio es muy difícil, las morochas tenemos mas variantes para combinar colores… En una rubia los colores quedan un poco groseros".

En los 60, Isabel Sarli fue una fiebre. El escote, la boca entreabierta, los labios húmedos, la ilusión de lo prohibido. En la pantalla grande se veía cómo sobre su espalda blanca y desnuda le llovía su profunda cabellera negra. Fue la primera morocha, la morocha fundacional, la pionera. Los 70 fueron años de rubias y Chunchuna Villafañe lideraba esa tendencia; sin embargo el 16 de noviembre de 1978, en el Royal Albert Hall de Londres y frente a una audiencia de 300 millones de personas que lo siguieron por televisión, Silvana Suárez, una morocha de elegancia imperturbable, se consagró Miss Mundo y llevó la belleza de esta tierra al máximo nivel imaginable.

MAS SENSUALES. "Yo ya fui rubia y te aseguro que como morocha me va mucho mejor", dice Karina Jelinek, 21 años, cordobesa y -según los que así la quieren ver- heredera del look sensual y extreme de la Sarli. "La Coca fue un emblema nacional, de hecho lo sigue siendo. Yo me siento muy orgullosa de que me vean como su sucesora. Tenemos un par de cosas en común", concluye irónica mientras hace un ligero bailoteo con su increíble escote (esta vez, muy siglo XXI, ayudado por un buen cirujano plástico).
Mariela Beguiriztain es una morocha-mamá. Esposa de Tomy Dunster (se casaron hace muy poco) y madre de Luana, Mariela tiene un look tierno y fuerte a la vez. "Me siento cómoda como morocha. Es mi estilo y cualquier otro sería forzado". Florencia Gómez Córdoba, por su parte, fue Lolita y comenzó trabajando en la rotisería de sus padres llevando comida a una agencia de modelos donde, entre pedido y pedido, un día le sugirieron que llevara sus fotos. Hoy es una morocha filosa con un flequillo que esconde unos ojos negros de mirada penetrante, con una presencia fuerte y decidida. "La morocha argentina es un poco la morocha española: mirada fuerte, ojos negros, la piel blanca… yo si no tomo sol quedo blanca enseguida", interviene Paula De Mora y agrega tajante: "No te cambio ser morocha por nada del mundo". Flor abre la puerta de un pequeño secreto: "Acabo de oscurecerme el pelo un poco más. Estoy convencida de que las morochas tienen una fuerza que las diferencia del resto de las mujeres".

En los 80, Susana Romero se hizo dueña de un pedestal que llevaba varios años vacante. En un sinfín de avisos comerciales o junto a Alberto Olmedo, se adjudicó indiscutiblemente el difícil galardón de morocha nacional. Un flequillo que hizo historia, una boca roja y estridente, una actitud dominante y con mucha presencia, la Negra Romero llegó hasta los 90 como exponente de un estilo inconfundible. "La argentina clásica es morocha, ni hablar", dice Pamela y agrega: "Me siento muy identificada con mis rasgos. Es parte de mi personalidad. No me veo ni siquiera con un castaño. Soy morocha ciento por ciento. Y siento que precisamente por ser morocha soy un poco más argentina".

En los 90, Carolina Peleritti tomó, queriéndolo o no, la posta de un estilo. El pelo corto, muchas curvas, los ojos negros y cierta introversión en la actitud. Un toque de misterio y de reserva que quedó a la vista cuando inició una relación con Luis Alberto Spinetta, ícono del rock nacional y reacio a cualquier face to face con la prensa, sea lo que fuere que entienda por prensa un rockero estrella y mitológico.

MAS HERMOSAS.
Esta década no encontró aún su morocha argentina definitiva. No significa que no la haya, sólo que aún no se consolidó una cara, un cuerpo, un nombre, un apellido (quizás hay más de una, basta revisar estas páginas para que usted, lector, pueda comprobarlo). Pero las hubo, las hay y las seguirá habiendo: Tita Merello, Paola Krum, Susana Traverso, Daniela Cardone, Laura Fidalgo, tangueras como Virignia Luque, rockeras como Erica García, deportistas como Gaby Sabatini; Araceli González, Carolina Pampita Ardohain, Moria Casán, Zulma Faiad, Beatriz Salomón, Graciela Borges, Susú Pecoraro… un repaso veloz, una historia breve de la morocha argentina no evitaría esta colección de nombres. Vendrán nuevas. Serán otras, otros rostros, pero la misma huella, la misma morocha argentina que está ahí, en Buenos Aires, en Rosario, en Mendoza, en el norte, en el sur. Voraces y espléndidas. Y que quedan, nos seguirán quedando, como tesoros imperdibles.

por Alejandro Seselovsky
fotos: Christian Beliera. Asistente: Diego García
producción: Inés Azumendi y Sofía Delger
peinó: Víctor para Roberto Giordano
agradecemos a: Ricky Sarkany, Class Life, Luna Garçon, Museo del Automóvil y Parque de la Costa

Pamela David, Mariela Prá, Paula De Mora y Karina Jelinek: tan morochas como seductoras, sienten que representan con sus curvas y sus encantos a la típica mujer argentina.

Pamela David, Mariela Prá, Paula De Mora y Karina Jelinek: tan morochas como seductoras, sienten que representan con sus curvas y sus encantos a la típica mujer argentina.

Pamela David, tiene 23 años, nació en Santiago del Estero, encontró la fama en un <i>reality show</i> y hoy, además de trabajar para la agencia de modelos de Ricardo Piñeiro, conduce su propio programa en <i>MTV</i>.  Karina Jelinek, 20 años, cordobesa y modelo de la agencia de <i>Facundo Monteverde</i>. Sus medidas son 93-61-90. Pesa 54 kilos y mide 1,70. Se autodefine como la heredera del <i>look</i> Coca Sarli.

Pamela David, tiene 23 años, nació en Santiago del Estero, encontró la fama en un reality show y hoy, además de trabajar para la agencia de modelos de Ricardo Piñeiro, conduce su propio programa en MTV. Karina Jelinek, 20 años, cordobesa y modelo de la agencia de Facundo Monteverde. Sus medidas son 93-61-90. Pesa 54 kilos y mide 1,70. Se autodefine como la heredera del look Coca Sarli.

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