Día del animal: los murales de Buenos Aires que buscan generar conciencia sobre los animales en peligro de extinción – GENTE Online
 

Día del animal: los murales de Buenos Aires que buscan generar conciencia sobre los animales en peligro de extinción

Alfredo Segatori, el consagrado muralista y artista plástico argentino que le cambió la cara al Puerto de Buenos Aires, plasmó su arte en distintos murales de la Ciudad. 
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Cada 29 de abril en Argentina se celebra el Día del Animal. Alfredo Segatori, el consagrado muralista y artista plástico, habló con Gente acerca de los murales que realizó en la ciudad de Buenos Aires para concientizar sobre los animales en peligro de extinción.

"Los muralistas somos en un punto una suerte de fuelle –por tomar un término tanguero– o un pulmón de la sociedad, porque tenemos la misión de llevar el arte al espacio público y de condimentar la cotidianidad de una manera más interesante. Vivimos con la creatividad y la imaginación como algo cotidiano. Y transitamos un camino en el que la realidad se torna un poco fantasía”, explica.

“Yo no pienso en dejar un legado cuando pinto murales", dice Segatori.

Sagatori es el presidente Fundación Cultural Andén 2222 y hace algunos años empezó a darle vida a los silos y areneros de la Dársena F del Puerto de Buenos Aires a través de murales figurativos de animales. El vivaz proyecto que incluye un puma, un búho, un guacamayo verde, un colibrí, tres llamas, un águila mora, un cóndor andino y un yaguareté ñato, requirió “mucho esfuerzo físico y mental”. También más de 500 litros de pintura y abundante imaginación. A la hora de explicar cómo es su procedimiento de trabajo, él detalló: “Yo siempre me inspiro en las paredes. Voy a un espacio, lo miró y ya vislumbro los colores, los animales y demás”.

Tras la obra de Alfredo Néstor Segatori


“Soy Alfredo Néstor Segatori, de la mafia siciliana”, asegura con exultante picardía el artista de 52 años que entrevera sus palabras con intervenciones creativas, en total conexión con el arte que se extiende a lo ancho y a lo alto del colorido mural que lo rodea.

Quien suele vestir de negro (en claro contraste con los colores que utiliza), nació en Floresta y desde el día uno tuvo como inspiración a su abuelo, quien fuera baterista de jazz, y a su madre, María Sola, la artista plástica que a sus 77 años sigue pintando realismo mágico con algo de figuración.

Las obras de Segatori están plasmadas en distintos barrios de la ciudad.

“Básicamente, mamé todo el tema del arte desde chiquito”, confirma recordando su infancia, y arremete: “A pesar de eso, pensé que iba a ir para un lado totalmente distinto. De hecho, hice el profesorado de educación física y estudié nutrición convencido de que me iba a convertir en una especie de personal trainer. Pero entre los 20, 25 años comencé a coparme con el arte, y fue ahí que me puse a hacer escenografías para vidrieras y me aventuré a meterme en otros trabajos relacionados con la creatividad”.

La primera vez que Alfredo pintó una pared fue en 1989. La obra estaba en Avenida Libertador y Olleros, pero no se mantuvo vigente. Su carrera arrancó profesionalmente en 1995 después de conocer el graffiti en la bienal de San Pablo. "De ahí en más, nunca más paré”, sostiene.

Surrealismo animal

Acerca de las obras que realizaron junto a la empresa constructura Nocito, Alfredo detalla: "Estamos trabajando sobre ideas de animales en peligro de extinción con un toque surrealista. La previa del trabajo es así: elegimos cuál va a ser el animal y yo después compongo una idea tomando distintas imágenes. Por ejemplo, al panda le sumé el maté, lo puse colgando en una rama, después agregué a la izquierda las caras de tres panditas distintos y les añadí cuerpos hasta ir completando la escena. Todo eso lo hago en una suerte de Photoshop bastante básico que a primera vista no dice mucho, pero cuando lo traduzco plásticamente en la pared con aerosoles, la idea termina por cerrar y explotar".

Actualmente ya hay dos murales con una pizca de surrealismo: la jirafa Mirando Miranda, que se asoma por la ventana (ubicada en Miranda 4765, Monte Castro) y el Panda Pandemial de diez pisos de altura que toma maté (situado Nazca 2725, Villa del Parque).

"La esencia del arte está en unir a pesar de las diferencias y desde ahí tener la posibilidad de construir. Por supuesto que no todas las obras llegan a semejante situación, porque el arte también está asociado con lo elitista, con el concepto de exclusión y selección de obras de las galerías, y con el chamuyo del lavado de dinero".

"Desde la Fundación Andén 2222 que presido logramos hacer una muestra en el Paseo de Las Artes (Avenida Don Pedro de Mendoza 650, CABA) que rompe el paradigma de los espacios tradicionales de arte. En esta cuarta edición de ‘Lunática’ formamos parte de una muestra inclusiva en la que participan 758 artistas. Obviamente, hicimos una curaduría aceptando tres obras de cada uno, para luego dividir la muestra en espacios tipo MALBA con todos los consagrados, y otros con las paredes llenas de cuadros. Con eso, estamos a toda máquina”, concluye.
 

 
 

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