Los hijos que ocultaba el presidente y ex-obispo Lugo – GENTE Online
 

Los hijos que ocultaba el presidente y ex-obispo Lugo

Actualidad
Actualidad

El 20 de abril de 2008 será recordado en Paraguay como un día histórico. Tras 61 años en el poder, se había terminado con la hegemonía del Partido Colorado. El hombre responsable de ese logro era Fernando Lugo Méndez, obispo del departamento de San Pedro, que se había puesto al frente de la Alianza Patriótica para el Cambio, una coalición que llegó al poder con promesas de renovación. “Lugo tiene corazón”, decía su eslogan de campaña. Su triunfo fue una luz de esperanza para la mayoría de los paraguayos, que vieron en Lugo a un hombre de Dios, transparente, incapaz de seguir las prácticas corruptas a las que estaban acostumbrados.

Un año después, los festejos previstos por el gobierno para el primer aniversario de aquella memorable victoria, tambalearon. En sólo diez días, dos mujeres le reclamaron al presidente la paternidad de sus hijos, Lucas Fernando Leguizamón, de seis años, y Guillermo Armindo Carrillo Cañete, de casi dos. Y Paraguay se convirtió en un volcán en erupción, salpicando a las instituciones más tradicionales. La popularidad del presidente cayó, la aprobación sobre su gestión de gobierno se empañó y la Iglesia retomó el debate sobre el celibato.

AMOR PROHIBIDO. Simple, sencilla, con el rostro aniñado, discreta y sin una gota de maquillaje, Viviana Rosalith Carrillo Cañete tenía apenas 16 años cuando dejó flechado al entonces obispo de San Pedro, que entonces tenía 48 años. Hacía poco tiempo que había decidido vivir en la casa de su madrina, Edith Lombardo de Vega, en Choré, una ciudad ubicada 300 kilómetros al norte de Asunción. Cursaba su último año en el colegio San José Obrero y se preparaba para tomar su confirmación. Viviana ya era como una hija más cuando la familia recibió la visita de Lugo en el año 2000. La casa de campo de Edith era el remanso de monseñor, cuando sus obligaciones sacerdotales se lo permitían y la vida política aún parecía remota. Allí, antes de darle el sacramento de la confirmación, vio a Viviana por primera vez.

La seducción, el amor prohibido, las salidas, las promesas y la historia de amor que vino después podrían haber quedado para siempre guardadas en el silencio que reina en las calles de Choré. El secreto a voces que todos conocían salió a la luz cuando, tras conocerse una demanda de filiación radicada por Viviana, el ahora presidente Lugo (58) deseó a su pueblo “Felices Pascuas” y admitió: “Sí. Es cierto. Hubo una relación con Viviana Carrillo. Ante ello, asumo todas las responsabilidades que pudieran derivar del hecho, reconociendo la paternidad del niño”.

“EL ME SEDUJO”. Desde que se enteró de su embarazo, Viviana procuró resguardar el nombre del padre de su hijo, Guillermo Armindo. “Por ahí anda nomás”, contestaba cuando le preguntaban por él. “Ella nunca quiso contar que salía con el obispo. Lo protegía. Todos lo suponíamos, pero Vivi no quería comprometerlo. Nunca tuvo otro novio. Debe estar enamorada de él”, cuenta una de sus personas allegadas de Choré. Fueron varios años de silencio hasta que, sorpresivamente, el 8 de abril, Viviana radicó una demanda por filiación en el Juzgado de la ciudad de Encarnación contra el presidente Lugo.

Entre fotos que acreditaban su vínculo y transcripciones de mensajes de texto privados, Viviana relató los pormenores de su relación. Así quedó acreditado: “Desde aquella tierna edad él me sedujo y comenzamos a tener un relacionamiento amoroso (...) Todo se inició una vez, cuando le llevé las ropas de cama a su habitación, y al preguntarle si necesitaba algo más él me dijo que sí, que a mí era a quien él necesitaba, siendo a partir de ese momento constante su acoso, que debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí”.

Desde aquel primer encuentro, Lugo empezó a preguntar por ella. La simpatía y las miradas inquietaron a la familia de la joven. “Al principio no pasaba nada. El era muy amable y amoroso con ella, pero Vivi era muy chica. Yo noté que algo raro había cuando me vinieron a ver juntos al sanatorio Migone, cuando estuve internada, en el año 2002”, le contó a GENTE su madrina, Edith.

Dos años después de esa visita, buscando cortar esa relación, Viviana viajó a Hernandarias, contratada por el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP), pero no logró su objetivo. El ex obispo corrió a buscarla. “Durante mi estadía, el demandado empezó a visitarme nuevamente, como si fuera mi novio, y retomamos nuestra relación sentimental”, relató en el escrito. A pedido de Lugo, según relata, se mudó a Asunción. Para ese entonces, él ya empezaba a hacerse conocido en la política y sus encuentros eran cada vez más secretos. Viviana se manejó con total discreción cuando quedó embarazada. El 4 de mayo de 2007, en el Hospital de la Cruz Roja paraguaya, tuvo sola a Guillermo Armindo Carrillo Cañete. “El nombre del nene creo que lo eligió Lugo”, cuenta su madrina. Ese año, los tres pasaron su primera Navidad juntos en Hernandarias. Ella siguió viviendo con Guillermo en un departamento en el barrio Fernando de la Mora, en Asunción, alquilado por Lugo.

EL ESCANDALO. “El demandado nunca negó su condición de padre, habiéndome prometido que reconocería a su hijo”, relató Viviana. En el año 2008, Lugo llegó al cargo de presidente de la mano de la Alianza Patriótica para el Cambio y se convirtió en laico. Pero la promesa de reconocer a su hijo nunca se cumplió. La desilusión de Viviana, sumada a un distanciamiento y ciertos celos que le provocaron los rumores que vinculaban al ex obispo con varias mujeres –entre ellas, la argentina Jessica Cirio– la llevaron a presentar la demanda. “Era la única manera”, se lamentó ella.

Cuando estalló el escándalo, Viviana se arrepintió, retiró la demanda y dijo que nunca la había firmado. Se escondió de los medios y se refugió en su departamento, junto a su hijo. Fue entonces cuando el presidente, Fernando Lugo, reconoció públicamente su paternidad, pero dijo que no se iba “a casar” con Viviana, e instruyó a su abogado, Marcos Fariña, a iniciar los trámites para darle su apellido al pequeño.

“PIDO QUE TAMBIEN RECONOZCA A MI HIJO”. El día que el gobierno pensaba celebrar su aniversario, el diario Ultima Hora publicó en tapa una nueva y escandalosa historia: la de Benigna Leguizamón (27), otra mujer que dice tener un hijo del presidente. “Acudí a pedir ayuda a monseñor Fernando Lugo porque el padre de mi primera hija me negaba la asistencia a la criatura (...) En ese momento monseñor me dio su apoyo, pero se aprovechó de mi gran necesidad y me indujo a que tengamos relaciones. Al año quedé embarazada de él”, contó Benigna. La relación habría comenzado en el año 2001, también mientras Lugo era obispo de San Pedro. El niño, Lucas Fernando, nació el 9 de septiembre de 2002. “El me pasó dinero hasta que mi hijo cumplió dos años, después ya fue cortando. Hoy no responde ni mis llamadas. Yo lo único que le pido es que le reconozca también, como a su otro hijo”, dijo la mujer, en su humilde casa de Ciudad del Este. Como si no fuera suficiente, agregó: “Cuando vi el caso de Viviana Carrillo me animé. Yo le conozco a ella, con Lugo nos fuimos varias veces por su casa en Choré, pero no sabía que había algo entre ellos”. Benigna ya anunció que presentará su demanda ante la Justicia y que aceptará el examen de ADN.

Ahora, en el entorno presidencial temen un “efecto dominó”, y que aparezcan nuevas historias de supuestos hijos perdidos. Por el momento, Lugo sólo habló mediante un escueto comunicado. “Estoy dispuesto a actuar siempre con el argumento de la verdad. Dejo absolutamente claro que me pongo a disposición de la Justicia y que voy a mantener este tema en un ámbito estrictamente privado”, concluyó el presidente. Por la tarde, en un clima enrarecido, se esperaban los festejos por su primer año en el poder. Fernando Lugo (58) el protagonista del escándalo.

Fernando Lugo (58) el protagonista del escándalo.

Viviana Carrillo con Guillermo Armindo –ahora de casi dos años–, el chico que el presidente paraguayo ya reconoció. Cuando nació, el 4 de mayo de 2007, Lugo todavía era obispo de San Pedro.

Viviana Carrillo con Guillermo Armindo –ahora de casi dos años–, el chico que el presidente paraguayo ya reconoció. Cuando nació, el 4 de mayo de 2007, Lugo todavía era obispo de San Pedro.

Se confirmó en la iglesia de Choré cuando Lugo era obispo.

Se confirmó en la iglesia de Choré cuando Lugo era obispo.

Más información en Gente

 

Más Revista Gente

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig