Un día Messi se va a cansar y no va a venir más”. Lo dijo el doctor Carlos Bilardo, unos días antes de la final de la Copa América, y su predicción –lamentablemente– se hizo realidad. Pero el que piensa que la final con Chile (tercera en fila que se le escapa al grupo de subcampeones del mundo en Brasil y séptima consecutiva que pierde el Seleccionado) es lo que detonó la bomba, se equivoca.
La Asociación del Fútbol Argentino demostró no tener estructura ni dirigentes a la altura para contener al mejor jugador del planeta. Y eso se vio desde el inicio de esta Copa América, donde nuestro team se entrenó con un equipo de soccer femenino. Además, los de Martino tuvieron que transitar la competencia escuchando todo tipo de rumores. Mientras los dirigentes eran procesados y la FIFA amenazaba con desafiliar a la AFA, los jugadores pasaban largas horas en los aeropuertos, como si fueran un equipo de Torneos Bonaerenses. Esa situación se repitió dos días antes de la final, hasta que Lionel Messi explotó. “Una vez más esperando en un avión para intentar salir a destino. ¡Qué desastre son los de la AFA por Dios!”. Ese fue el aviso. Y el final anunciado llegó el domingo, a la salida del estadio: “Lo he pensado en el vestuario. Creo que la Selección se terminó para mí. Son cuatro finales. Lo intenté todo y no se me dio. Quizá no sea para mí...”.
EL MESIAS NO EXISTE. Esperar la salvación en el líder carismático es un vicio nacional, cuando en realidad se debería apostar a los proyectos colectivos. Pasa en la historia política argentina y en la vida cotidiana... El Seleccionado no es la excepción. Para analizar el fenómeno, buscamos voces autorizadas. “Está demostrado que no existe un jugador que gane un campeonato solo –empieza Nery Alberto Pumpido–. Y menos un Mundial. Recién hoy, después de tres décadas, se reivindica al grupo de México 86. ¿Si Maradona jugaba solo? Diego jugó cuatro Mundiales y sólo ganó cuando tuvo un gran grupo. Lo más importante siempre es el equipo”, opina el arquero de aquel team campeón. Sigue el Vasco Julio Olarticoechea, otro de los protagonistas de la epopeya azteca: “El mejor de todos, Maradona, jugó tres Copas Américas y no ganó ninguna. Y de cuatro Mundiales sólo ganó uno. Messi tiene dos por delante y todavía puede ser campeón del mundo. Pero, claro, cuando erró el penal se le vino el mundo abajo”.
Tras la derrota por penales en Nueva Jersey surge una pregunta: ¿el descalabro de la AFA afectó al equipo? Contestan los últimos campeones: “Influye en todos los aspectos”, tira la pared el Vasquito. Y sigue: “Te voy a dar un ejemplo. Hoy estoy a cargo del Sub 20: hay equipos que no me dan a los jugadores porque están peleados entre sí. Sin una conducción seria estamos cada vez peor”. En esa dirección se suma el Checho Batista, que dirigió a Messi en la Copa América de 2011: “Argentina es una potencia mundial que, por culpa de la dirigencia, está dando una imagen lamentable. Si perdés una final y te renuncia Messi, necesitás tener una cabeza que se siente con él y trate de convencerlo. Hoy esa persona no está. Mirá si afecta el descalabro de AFA...”.
UNA PESADA MOCHILA. Cuenta Bilardo que, antes del Mundial de México, mandó hacer un cartel de inmobiliaria con la leyenda “Vendido” para poner en el frente de su casa. ¿Se mudaba? Para nada. “Sabía que si volvíamos sin la Copa nos iban a querer matar. Lo puse para que pensaran que me había ido y no me putearan ni enchastraran la pared. Este país lo vive así”, dice el DT campeón. “Si habremos tenido presión que un mes antes del Mundial el gobierno quiso echar a Bilardo. Aquel equipo transformaba la presión en motivación”, se anota Pumpido. Entonces, Olarticoechea vuelve a lo ocurrido en los Estados Unidos: “Los muchachos tuvieron mucha mala suerte. Un karma con las lesiones. En México, nosotros llegamos enteros a la final”
¿Cuánto pesa a esta altura la mochila? “Cada vez más –dice Batista–. Y con los años será peor. Hacen un torneo bárbaro y se mancan en la final, porque cargan con años de frustraciones. En todas las finales existe una presión extra, pero con ellos fue peor”, cierra el Checho. El ex arquero piensa igual: “Se hace muy complicado remontar después de caer en tres finales. Este grupo se merecía ser campeón de América. Se les hizo muy pesado en la final”, explica Pumpido, que también fue subcampeón del mundo en Italia 90.
BASTA PARA MI, ¿BASTA PARA TODOS? A la renuncia de Messi, señalan los rumores, podrían seguirle las de varios de sus compañeros. ¿Quiénes? Javier Mascherano, Kun Agüero... ¿Higuaín? Además de eso, esta AFA quebrada podría perder millones de dólares. “Antes de Messi, el Seleccionado cobraba entre 150 y 300 mil dólares por amistoso. Desde que está Lionel, la cifra no baja del millón”, contó Guillermo Tofoni, el hombre que organiza esos encuentros. Según calcula Ambito Financiero, si se baja Messi, de acá al Mundial de Qatar 2022 la Argentina podría perder cerca de doscientos millones de dólares.
Por supuesto, la idea es que el crack revea su decisión. Todos piden por su vuelta. En Twitter se instaló el hashtag #NotevayasLio. Subidos a ese objetivo, los campeones de 1986 salieron en su rescate: “Messi es nuestra bandera, lo necesitamos”, pide Jorge Luis Burruchaga, el hombre que completó la obra de Maradona con su 3-2 a los alemanes. “Tenemos que convencer a Messi de que revea su decisión”, se suma el Tata José Luis Brown, quien también anotara en aquella final. “Ojalá sea una calentura. Messi tiene un país atrás que pretende su felicidad, porque es la de todos”, cierra esperanzado el Vasquito.
Tan esperanzado como el resto de los argentinos. No te vayas, Leo
Después de errar su
penal, el primero en
la serie de cinco, el
mejor jugador del
mundo llega hasta la
mitad de la cancha
y cae desplomado.
La tercera derrota
en otros tantos años
consecutivos: Brasil
2014, Chile 2015
y Estados Unidos
2016.
“Antes de irme a México puse un cartel de ‘Vendido’ en el frente de mi casa. Sabía que si volvíamos sin la Copa me iban a volver loco. Este país vive así” (Bilardo)
Leo, desconsolado, al recibir otra medalla de subcampeón. Ese fue su semblante cuando regresó al hotel en Nueva York.
