El boletín de la educación argentina está en rojo. Los números presagian un futuro de tinieblas: l 1,5 fue el promedio de los 50 alumnos que rindieron el examen de ingreso en la Universidad Nacional de La Plata para la carrera de Ciencias Astronómicas y Geofísicas. Está de más decir que ninguno aprobó.
- 83,1 % fue aplazado en matemática en la carrera de Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires (¡el abecé de la carrera!).
- 13 % de los alumnos secundarios porteños estatales repitió de curso.
- 15 % y 18,5 % es el número de los repitentes en 1º y 2º año .
- 1 de cada 3 chicos que cursan el polimodal en las escuelas de Buenos Aires se lleva por lo menos tres materias para rendir al concluir el año.
El ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, pasó por Tafí del Valle, provincia de Tucumán. Allí inauguró un aula de informática a todo trapo y dos aulas en escuelas de alta de montaña. Y habló de la crisis de su sector con GENTE. Porque el 6 de marzo empiezan las clases, y revertir la situación es urgente.
–Los aplazos en los exámenes de ingreso a la Universidad y el alto porcentaje de alumnos que repiten de curso son una muestra del fracaso de la escuela secundaria. ¿Qué falló?
–Es cierto, tenemos distintos problemas que tienen que ver con la calidad de la educación, y son problemas muy importantes. Pero hace varias décadas que la educación no ocupa un lugar central, y el deterioro es muy profundo. Le puedo decir que estamos trabajando a destajo para recuperarla. Para nosotros, hoy, lo importante es que los chicos aprendan lo que la escuela promete enseñar. Pero claro, la evaluación del sistema educativo actual muestra que todavía tenemos serios problemas.
–¿El problema es que se promueve a alumnos que no tienen la capacidad para pasar de año?
–Es muy difícil generalizar. Hay 40 mil escuelas y 800 mil docentes. En muchas escuelas se abandonó la tarea educativa por la presión de que los chicos no comían venían de familias disgregadas. Muchos docentes se dedicaron más a contener que a enseñar y bajó el nivel de exigencia, a partir de plantear que era mejor que el chico estuviese en la escuela aunque no se le exigiera demasiado.
–Y por eso, hoy, el fracaso en la Universidad: se reciben sin saber y se estrellan en el examen de ingreso. ¿No cree que esa política educativa fue demagógica y ya retrocedimos demasiado?
–Sí, nosotros creemos que el chico abandona la escuela si no se le exige. Si el chico no aprende nada sustantivo, es difícil que siga estudiando. Por eso planteamos que el objetivo principal de la escuela es enseñar, y aconsejamos a los docentes ir subiendo paulatinamente la exigencia. Hay que volver a la cultura del trabajo, del estudio. Los chicos no deben pasar de grado por miedo a que deserten, sino porque aprendieron lo que la escuela debe enseñarles.
–¿El estudio ha dejado de ser un valor?
–Eso es cierto, y tiene que ver con un modelo exitista que está instalado y estamos cambiando, cuyos ejes no son por cierto el trabajo, el estudio, el esfuerzo, la investigación. Y como hasta hace algunos años no había un mercado de trabajo que demandara gente calificada, entonces los chicos se planteaban para qué estudiar si igual después no iban a trabajar. Hoy en día la situación cambió. Las estadísticas del INDEC muestran que hay un 10 por ciento de desocupación, pero también que el 15 por ciento de los puestos de trabajo que se abren no se puede ocupar porque no hay gente calificada. En poco tiempo, los chicos volverán a valorar más el estudio, porque se darán cuenta de que vuelve a ser un trampolín para mejorar en la vida.
–Matemáticas, materia que es madre de todas las ciencias, es uno de los principales fracasos en las escuelas. ¿Qué hacen para revertir esta situación?
–Tuvimos problemas con las matemáticas y las ciencias, y en esas dos áreas estamos trabajando fuertemente: el año pasado, 200 mil docentes fueron capacitados en contenidos específicos y en didáctica. No sólo hace falta saber matemáticas, sino cómo enseñarla, y en los dos lugares tenemos problemas.
–A partir de los sucesivos fracasos muchos jóvenes, que no terminaron la escuela o que se recibieron pero sin la mínima formación, quedaron fuera del sistema. ¿Son recuperables?
–Sí, totalmente, lo que hay que dar es opciones para estudiar a lo largo de toda la vida. Así como las tenemos para quienes no pudieron alfabetizarse oportunamente, hay alternativas para terminar la primaria en edades adolescentes y adultas. No creo que sean irrecuperables. Lo que hay que hacer es crear ofertas educativas para cada necesidad. Los más perjudicados fueron quienes sufrieron la crisis del 2000. Es importante que hoy vuelvan a estudiar, cada uno en el nivel que le corresponde. Porque, además, cuando éramos chicos uno estudiaba y después trabajaba toda la vida. Hoy en día, el que se recibe y no se va actualizando también queda fuera del sistema.
–Ahora bien: todo esto que me explica, ¿para cuándo?
–Mire, no hay ninguna medida mágica que permita solucionar los problemas de un día para el otro. Recuperar la calidad de la educación lleva mucho tiempo. No en la parte cuantitativa, porque construimos escuelas y abrimos más lugares para el estudio. Lo cualitativo es un tema de mediano plazo, por eso la Ley de Financiamiento Educativo plantea objetivos hacia el 2010 y es en ese lapso cuando nosotros esperamos empezar a tener el impacto más fuerte en lo que es la calidad de la educación.
Filmus recorrió la Escuela 390 de La Costa, un pueblo de Tafí del Valle (que por razones climáticas tiene clases durante el verano), donde inauguró una sala de computación. Y saludó a los más chiquitos en Lara, otra localidad de la zona.
