Los 40 años de Paula Robles – GENTE Online
 

Los 40 años de Paula Robles

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Quiero que haya un boliche. Quiero una fiesta disco inspirada en los setenta”, resolvió Paula Robles (capitalina) unas semanas antes. Hablaba del 30 de junio y el 1º de julio, dos días después del jueves 28, la fecha oficial de su cumpleaños. “Claro. El de los 40 no es un aniversario cualquiera”, había pensado en los albores de junio, al tiempo que imaginaba una carpa calefaccionada y ambientada en tonos oscuros y turquesa, con grandes ventanales que dieran al parque de Macondo, el campo que posee la familia en las afueras de Buenos Aires. Una barra de tragos para recibir a los invitados. Dos cambios de ropa (un catsuit de lamé en negro y rojo, con chaleco de plumas, de entrada, y un mini-vestido con vincha y botas altas blancas, de salida), y otra opción acorde para su marido (pantalón de pana rojo, de botamanga ancha y camisa de raso amarilla con volados y raya al costado).

Una producción de disfraces, pelucas afro, botas altas, camisas brillantes, pestañas postizas y plumas, destinada a los 150 invitados. Sus padres, Dolly y Alfredo, y sus hermanos Celina, Gabriela y Pablo. Sus compañeros de ShowMatch: Carla Conte, Florencia de la V, Jorge Lafauci, Graciela Alfano, Matías Alé, Abigail Pereira y Franco Tabernero. Cincuenta empleados dedicados a concretar pedidos y resolver eventualidades. Y lo deseado –y mencionado– por ella en la previa. Nos referimos a “un boliche” y “una fiesta disco inspirada en los setenta” que iniciaría sus actividades el sábado a las 22, finalizaría a las 7:15 del domingo y generaría en la responsable y dueña de la fantasía el siguiente comentario de cierre frente a su esposo: “Marce, todo salió redondito, tal cual lo fantaseé. Gracias por el mejor broche de oro para mis primeros 40”.

Cuarenta años que, partiendo de preguntas formuladas por la periodista Adriana Schettini (conductora del programa Control remoto, por Radio del Plata), la mismísima protagonista se encargó de memorar durante la jornada de celebración. “De chiquita me encantaban las series Los tres chiflados, El Zorro y Ladrón sin destino. Solía verlas en el cuarto de mis viejos. Ahí estaba el televisor. En esa época, papá era preparador físico de Ferrocarril Oeste y yo jugaba al vóley en el club. No obstante, mi locura venía por un camino distinto. Me la pasaba de pirueta en pirueta. Que vueltas carnero, que verticales… A los 15 comencé a tomar clases con una gran maestra, Nora Codina, y superada la secundaria, rendí y entré al teatro San Martín. Alquilaba un departamentito y necesitaba trabajar. Una vez, incluso, lo crucé a Marce sin conocerlo, antes de una presentación de ballet con mi grupo. Gracias a mi coreógrafa de aquel momento, me llamaron para entrar al programa de Tato Bores. Recuerdo que debía ponerme mallas bien cavadas. Mi idea apuntaba a meterme en el teatro (lo conseguí) en lo coreográfico. No pensaba quedarme en la tele. Sin embargo, un día nos contrataron para un show del Puma Rodríguez, terminamos en Ritmo de la noche y nos convertimos en Las Tinelli’s. ‘¿Qué hago yo acá? Me quiero ir’, pensé de entrada. A las semanas, esperaba ansiosa cada domingo. Lo disfrutaba a full”.

Pronto llegaría su romance con Tinelli, su doble maternidad, su participación actoral en las ficciones Sol negro y Criminal, su inclusión en La Troupe, desarrollándose en el área de circo, e incluso girando por los Estados Unidos y participando en el American Dance Festival, de Durham, en Carolina del Norte, Estados Unidos. Hasta que cierta caída accidental –fractura en ambas muñecas– le detuvo la marcha. (“Debí mantenerme inmovilizada un mes y pico. Resultó bastante duro”). Bailando por un sueño 4 supo regresarla a su pasión “después de no saber si podría continuar –admite–. Ha sido un emocionante reencuentro. Igual, aunque amo la danza, ser madre es lo más lindo que me pasó en la vida. Me encanta descubrir a Francisco (9) sugiriéndome que no me enrede con las palabras al aire, y a Juana (4), imitándome. Al margen de la profesión que elijan, me parece importante que desplieguen un costado artístico”, entiende Paula.

Mientras, sigue admirando a la talentosa francesa Sylvie Guillem, confía que viene estudiando canto, reconoce que muere por el tango y la milonga (“Me mata interpretar Los mareados”) y, afirma, en nada la reprime su condición de señora de Tinelli (47): “Al contrario. Lo de Marcelo y quien te responde es un aprendizaje constante entre un hombre generoso y una mujer que lo adora”, completa en medio de su famosa sonrisa.

Diosa.

Diosa.

Llegan Jorge Lafauci, Graciela Alfano y Matías Alé.

Llegan Jorge Lafauci, Graciela Alfano y Matías Alé.

Robles, el viernes en la escuela de arte Moria Casán, en Caballito, donde la diva le brindó una clase de aero-strip y la abrazó por las 40 velitas recién apagadas.

Robles, el viernes en la escuela de arte Moria Casán, en Caballito, donde la diva le brindó una clase de aero-strip y la abrazó por las 40 velitas recién apagadas.

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