«Llamo la atención porque no soy perfectita» – GENTE Online
 

"Llamo la atención porque no soy perfectita"

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-Y qué color de ojos tiene bajo esos lentes oscuros?
-(Bajó sus gafas hasta la nariz, miró la reacción del periodista y sonrió pícara).
¿Te gustan?

Verde, verde musgo son esos ojos que ayer descubría espontánea y hoy observan pasar segundo a segundo una vida de película que ella nunca quiso protagonizar. Valgan la búsqueda y revisión, entonces, de los apuntes periodísticos tomados aquel verano del 97 en Punta del Este, cuarenta minutos luego de verla posar (frente al mar y ajena a toda vergüenza) con una remera tejida que delataba su torso desnudo y provocaba la ovación de curiosos adolescentes y no tan adolescentes. Decía sincera la muchacha durante la tarde de entrevista con GENTE: "No quiero ser top model". "Me gustan las fotos más que la pasarela. Si en un futuro no me contratan, guardaré esas imágenes para mis nietos". "Basta, me harté de Italia. Ahora voy a probar suerte en Nueva York. ¿Quién sabe?...". "Seguiré en esto hasta el 99, y después, lo que pinte. Quizá vuelva a estudiar Administración de Empresas". Y "Lo que venga, bienvenido sea, aunque no sea nada", cerraría seria la jovencita de 87-60-90 y 1,70 de estatura sin comprende r que existen destinos marcados de antemano. Y el destino marcado de antemano afirma, asegura, enfatiza, que Yamila Díaz Rahi nació para reina. Mal que le pese.

Sus ojos verde musgo vieron por primera vez la luz un 9 de marzo de 1976. De origen porteño, ascendencia libanesa y española, de madre empresaria (Graciela) y padre médico (Inocencio) y con dos hermanas menores (Eugenia y Yael), "pasé una infancia normal, practicando adiestramiento en el Club Hípico", resume "para no aburrir". Normal "hasta que me descubrió Pancho", se prepara para la vorágine. Pancho, obvio, es el eterno olfateador de bellezas femeninas, quien la presentó a unos agentes italianos. "A partir del 94, entré en la agencia Dotto Models y no paré", continúa Milo (así le dicen), sin equivocarse un céntimo. Recaló por dos meses en Milán. Claro, "Me gustan las fotos más que la pasarela. Si en un futuro no me contratan, guardaré esas imágenes para mis nietos".

Sin embargo, la demanda la obligó a permanecer por dos años. Pasó colecciones locales y extranjeras, se enamoró del fotógrafo y hábil cocinero Giuliano Guarnieri (su actual novio italiano de 31: algún defecto debía tener la morena), apareció en las portadas de Gioia, dos veces en Madame Figaro, y Marie Claire de los Estados Unidos, España y Francia, y permaneció instalada en la capital de la moda hasta febrero de 1997, cuando decidió cruzar de continente y apuntar a la Gran Manzana norteamericana. "Basta, me cansé de Italia. Ahora voy a probar suerte en Nueva York. ¿Quién sabe...?". Sus ojos verde musgo querían descubrir sitios hasta ahí desconocidos.

Recién ingresada en la Agencia Elite, no suponía que tras instalarse en el piso 21 de una torre "que uso como centro de operaciones" participaría en producciones interiores de las revistas Sports Illustrated, Elle (ediciones española y francesa), Grazia, Allure, Vogue, Harper's Bazaar; en las cubiertas de GQ, Glamour USA y Glamour Argentina y Cosmopolitan; en las campañas del perfume Diva de Emanuel Ungaro, de cosméticos Cover Girl, Swiss Jeans (que anteriormente había contratado a Cindy Crawford y a Naomi Campbell) y María Vázquez; y en los catálogos de Victoria´s Secret (como imagen latina de ropa interior). Claro, los ojos verde musgo buscaban nuevas aventuras. Repiqueteaba la frase: "Seguiré en esto hasta el 99, y después, lo que pinte. Quizá vuelva a estudiar Administración de Empresas".

Superó un casting, y viajó a Roma y a Viena para protagonizar el filme Il pesce innamorato, del director Leonardo Pierachioni, financiada por los productores de La vida es bella. Pronto People en español la bautizó una de las 25 personas más bellas del planeta y los editores de Sports Illustrated la escogieron entre 100 colegas de fuste, junto con Laetitia Casta y la argentina Luján Fernández, para el especial de trajes de baño. Aparte, sus ojos verde musgo acompañaban a las marcas que pagaban por ella (Rocco Barroco, Replay, Intimissimi y Bio-Etyc Soleil Libre), y terminaban luciéndose en el lente de fotógrafos de jerarquía como Paolo Reversi, Dominique Isserman y Patrick Demarchelier. "Lo que venga, bienvenido sea, aunque no sea nada", ¿recuerdan?

Vino el cielo. Se le abrió la misma puerta de acceso al selecto territorio fashion y la publicidad que también impulsaron las carreras internacionales de Valeria Mazza (quien supo compartirla con Tyra Banks en el 96), Claudia Schiffer y Eva Herzigova. Bajo el título Red Hot in Latin America, Yamila aparece sola y solita en la esperada, venerada y vendida por millones tapa anual de Sports Illustrated Swimsuit 2002. "Quizá llamo la atención porque no soy perfectita. A la gente le parezco exótica. Igual no sé si es para tanto, che", duda la diosa nacional cuya silueta ("No hago gimnasia ni sigo una dieta rigurosa", jura) suele exhibirse en cientos de sitios de la web destinados a celebrities y cuyos ojos verde musgo acaban de compartir con Enrique Iglesias el lanzamiento de la edición de Sports… por MTV y con Mel Gibson, el exitoso talk The Tonight Show conducido por Jay Leno.

Cierto. La chica de ojos verde musgo que alguna vez sostuvo "No quiero ser top model", ya lo es.
Mal que le pese.

por Leonardo Ibáñez
fotos: Paolo Topet-Azó

Díaz Rahi ante la cámara, su especialidad. Además ama el bongó, los autores brasileños, dormir, desayunar en la cama y la <i>dolce fare niente</i>. Breve perfil de la muñeca argentina que empezó a conquistar el mundo.

Díaz Rahi ante la cámara, su especialidad. Además ama el bongó, los autores brasileños, dormir, desayunar en la cama y la dolce fare niente. Breve perfil de la muñeca argentina que empezó a conquistar el mundo.

Al derecho y al revés, Milo posa junto a la edición de <i>Sports Illustrated</i> que acaba de consagrarla. Tal vez atraiga mi estilo simple y natural -ensaya una explicación de su feliz realidad-. Yo no me visto de modelo cuando no trabajo de modelo, como muchas colegas grossas. Sigo con mis vaqueros rotos", completa.">

Al derecho y al revés, Milo posa junto a la edición de Sports Illustrated que acaba de consagrarla. "Tal vez atraiga mi estilo simple y natural -ensaya una explicación de su feliz realidad-. Yo no me visto de modelo cuando no trabajo de modelo, como muchas colegas grossas. Sigo con mis vaqueros rotos", completa.

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