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Libre y hermosa, pero sin nuevo amor

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Parece increíble que esta mujer que emerge de entre las olas, en un diminuto bikini blanco, sea la misma que durante seis años y medio estuvo en manos de las FARC, quienes la habían secuestrado en febrero de 2002. Sí, esa hermosa y sensual mujer es Ingrid Betancourt (47), la misma cuya imagen conmovió al mundo entero cuando en noviembre de 2007 se la vio encadenada en la selva del Guaviare –al sur de Colombia–, en una foto que los guerrilleros distribuyeron a la prensa como una exigida prueba de vida. Es la misma mujer que tras dos mil trescientos días de cautiverio fue liberada por el ejército de su país el 2 de julio del año pasado, junto a otros once rehenes, en el Operativo Jaque. Después de agradecer personalmente a todos los mandatarios del mundo que pelearon por su liberación –incluida Cristina de Kirchner, con quien se reunió en Buenos Aires–, la ex diputada Betancourt prometió: “No me volverán a ver por un tiempo, porque necesito aislarme para escribir y tratar de hacer algo que creo necesario: dar mi testimonio de lo que viví”.

Entonces, Ingrid se propuso recuperar el tiempo perdido con su familia, fundamentalmente junto a su madre, Yolanda Pulecio, y sus dos hijos, Lorenzo y Melanie, de su matrimonio con el diplomático francés Fabrice Delloye. ¿Y su segundo marido, el publicista colombiano Juan Carlos Lecompte, quien durante años sobrevoló la selva buscándola, y hasta llegó a arrojar 60 mil cartas de amor desde un helicóptero, con la esperanza de que su mujer encontrara una? En realidad, desde el mismo momento en que se produjo la liberación de Betancourt se percibió que entre ellos el amor había terminado. Y en Bogotá es un secreto a voces que iniciaron los trámites del divorcio.

El presente del corazón de Ingrid se convirtió en la gran noticia a buscar por diarios y revistas de su país. Hasta que Caras Colombia (de Editorial Televisa) logró una gran primicia fotográfica, al mostrar a la ex rehén en ese bikini blanco, en las playas de Nikki Beach, Miami… y junto a un hombre con el que animadamente charlaba. Tal vez, tras el deseo popular de verla nuevamente feliz después de tanta tragedia, se creyó ver en esa foto el romance tan esperado por medio continente…

Falsa alarma. El “galán” en cuestión no era otro que su primo Francisco, quien acompañaba a Ingrid y a sus sobrinos en su descanso en la Florida. Mamá Yolanda Pulecio fue la vocera después de las fotos: “En realidad estábamos en Miami, festejando no sólo la Navidad, sino también el primer cumpleaños de Ingrid en libertad después de seis años –la ex candidata a presidente nació el 25 de diciembre de 1961–. Somos una familia muy unida. Ella está feliz y radiante por estar libre y en familia, pero por ahora no hay un amor a la vista”.

En fin, despejada la duda, lo cierto es que durante las cinco horas en las que estuvo en la playa hizo lo que todo el mundo hace en vacaciones: descansó. Incluso, por las noches, fue al show de la banda Green Room, que tiene como pianista a su sobrino, Jorge Mejía, en Jazid –uno de los bares más top de South Beach–. Y, aunque la protagonista de toda esta confusión todavía no hizo comentarios públicos al respecto, las cosas están calmadas. Ella continúa escribiendo sus memorias y cumpliendo con su agenda, ya que el sábado pasado el subsecretario italiano de Cultura, Francesco María Giro, le entregó el Premio Grinzane Cavour a la Tolerancia en el Palacio Real de Turín, por su “lucha incansable a favor del pueblo colombiano y contra la corrupción y los narcotraficantes”. Eso sí, esta vez fue a recibirlo sola. Sin la compañía de ningún familiar a la vista. Por las dudas. En la playa de la Third Street, la ex parlamentaria mostró su espectacular figura con una bikini blanca entre las olas. A su lado, Francisco, el hijo de su tía Nancy Pulecio, hermana de su mamá, Yolanda.

En la playa de la Third Street, la ex parlamentaria mostró su espectacular figura con una bikini blanca entre las olas. A su lado, Francisco, el hijo de su tía Nancy Pulecio, hermana de su mamá, Yolanda.

La ex candidata presidencial está preparando un libro con sus memorias sobre el secuestro, que duró 2.300 días.

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En el mar, con Francisco, y en la arena junto a su mamá, Yolanda, y sus hijos, Lorenzo y Melanie Delloye. Descanso más que merecido después de tanto horror.

En el mar, con Francisco, y en la arena junto a su mamá, Yolanda, y sus hijos, Lorenzo y Melanie Delloye. Descanso más que merecido después de tanto horror.

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