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Le tapó la boca

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"La rivalidad entre Boca y River es la más intensa del fútbol argentino y, tal
vez, de toda América Latina: el partido es un caos de color, ruido y energía.
Buenos Aires tiene la mayor concentración de equipos de fútbol de todas las
ciudades del mundo. Boca y River son los dos clubes más importantes. Los hinchas
de Boca, tradicionalmente, son más de clase trabajadora. River se trasladó a una
zona más acomodada y de ahí su apodo, Los Millonarios. De Boca y de River surgen
los grandes nombres en el fútbol argentino. Maradona jugaba en Boca y muchas
estrellas pasaron por River, como es el caso de Hernán Crespo. A pesar de que
pierden a sus mejores jugadores, que se van a jugar a Europa, la pasión por este
partido es tan grande que no hay nada en el mundo que la supere.
". Así, sin
corregirle una coma, fue la descripción que hizo Gavin Hamilton, editor de la
revista World Soccer, sobre el Superclásico entre Boca y River, en la Bombonera.
Un evento que calificó como "el número uno para ver" sobre una lista de los 50
mejores espectáculos deportivos del mundo: "No se muera sin verlo", sentenció. Y
mucha gente se hizo eco de sus palabras.

Fiebre mundial. En total, unos 500 turistas de distintas partes del mundo
(Chile, Brasil, Paraguay, Venezuela, Ecuador, El Salvador, México, Estados
Unidos, Canadá, España, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, Bélgica, Rusia,
Alemania, Austria, Eslovaquia, Japón, China y Vietnam) llegaron hasta Brandsen
805 para vivir la gran fiesta del fútbol. Y la noticia tampoco pasó
desapercibida en la prensa mundial: el departamento de prensa de Boca Juniors
acreditó a 37 medios internacionales entre los que se encontraban el diario La
Prensa Gráfica, de El Salvador; la revista Pen, de Japón; BBC Radio, de
Inglaterra; la Agencia SITA, de Eslovaquia, y el diario Globe And Mail, de
Canadá. Para ver este encuentro, cada uno tuvo que desembolsar no menos de 2000
dólares entre pasajes, estadía, comida y alojamiento.

"Es algo incomparable". Como nunca, el sector de prensa de la cancha de Boca
estallaba. Los habituales periodistas de los medios deportivos se mezclaban con
los extranjeros que no salían de su asombro. Primero, con la salida de los
equipos ("esto es incomparable", comentaban) y después, por los cantitos de las
hinchadas. A los 37 minutos del primer tiempo, nadie quiso perderse el gol de Cavenaghi, y fueron muchos los que se acercaron hasta el vestuario para hablar
con el goleador riverplatense: "Sin duda, ganar en la cancha de Boca es una de
las alegrías más grandes que te puede dar el fútbol. Por la rivalidad y porque
el clásico es un partido especial
", comentaba Fernando ante los enviados de todo
el mundo, y se asombró cuando uno le pidió un autógrafo.

En el final, muchos quedaron conformes por el espectáculo aunque se fueron
decepcionados por el partido. A la gran mayoría le llamó la atención el bajo
rendimiento de Boca, que lo lamentó por partida doble: perdió el invicto en el
Torneo Clausura y se quedó sin la punta del campeonato. "Este no parecía el Boca
de siempre",
era el comentario habitual. Los más entusiastas no repararon en el
juego del campeón del mundo y prefirieron elogiar a River. Como el periodista de
la revista Pen, de Japón, que dijo: "River me hizo acordar al Arsenal inglés.
Es, sin duda, un equipo para temer".

Y fue victoria para River por 1 a 0 nomás. Sus hinchas celebraron un triunfo que
los dejó en la punta del campeonato. Los de Boca, en cambio, con una mueca de
preocupación, alentaron hasta que el equipo de Bianchi ingresó al túnel
masticando bronca. Y ahí, en ese momento, toda la cancha se fundió en un
resonante aplauso. Unos, porque ganaron y los otros porque, a pesar de la
derrota, todavía mantienen las esperanzas. Y aunque parezca raro, se entiende:
acababan de vivir el mejor espectáculo deportivo del mundo.

Fernando Cavenaghi acaba de marcar el que sería el único gol del partido y se lo dedica a su gente. Como siempre, ambas hinchadas jugaron su propio partido.

Fernando Cavenaghi acaba de marcar el que sería el único gol del partido y se lo dedica a su gente. Como siempre, ambas hinchadas jugaron su propio partido.

Cavenaghi y Lux le dedican el triunfo a sus familiares que estaban en la platea visitante.

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