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Las seis horas de Fernando Alonso en Argentina

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Porque es un adicto a la velocidad, el paso de Fernando Alonso (35) por Buenos Aires no podía ser de otra manera que no fuera fugaz. Estuvo sólo seis horas en nuestro país, antes de volar a San Pablo para participar del Gran Premio de Brasil. Y las pasó en el Owners Club de General Rodríguez, invitado por Chandon para celebrar la alianza de los expertos en champagne con la escudería McLaren-Honda. Y en ese marco, el bicampeón de Fórmula 1 (2005 y 2006) aceptó un interesante desafío. Se midió en una carrera de 140 metros con Facundo Pieres. Mientras el polista corría montado en su yegua Future Remolacha, el piloto largó al volante de un Bugatti de 1932. Claro que el empate fue para la anécdota. Y la reunión siguió con un almuerzo, que resultó la excusa perfecta para un súper salpicado mano a mano con GENTE. ¿El detalle? Entre tímido y reservado, Fernando Alonso casi no usó la primera persona. Eso sí, contestó con ganas.

PILOTO DE SU DESTINO. “Sabía que el caballo me iba a sacar ventaja en los primeros metros, porque siempre arranca más rápido que un auto, pero cuando la distancia va aumentando es posible alcanzarlo”, comenta el piloto, que de polo no sabe demasiado, y agrega: “Me estoy familiarizando. Sé que hay cuatro jugadores por equipo y que en España tenemos el torneo de Sotogrande. Lo que más me llama la atención es cómo cambian de caballo durante los partidos”.

–¿Cómo dirías que se siente la velocidad?

–Como la libertad. Ir al máximo de las posibilidades de un auto te da una sensación única y muy especial.

–¿Por qué volvés siempre a Oviedo, tu ciudad natal y capital de Asturias?

–Bueno... porque ahí tienes tus raíces, tu familia, tus amigos y tu escuela (N. de R.: Dirige una academia de karting para chicos, una de sus grandes pasiones). Porque después de viajar tanto por el mundo y dedicarle tu vida al deporte, cada vez que tienes la posibilidad de un descanso, haces un reset para volver a ser quien eres tú. Porque tú eres ése, el que vuelve a Oviedo, y no el que está por el mundo. A mí me gusta estar cerca de los míos, porque me siento asturiano y español.

–En la Argentina se acusa a las mujeres de manejar peor que los hombres. ¿Es igual en España? ¿Qué pensás vos?

–En Europa se piensa lo mismo. Yo creo que una mujer puede manejar tan bien como un hombre. No tiene ninguna limitación para hacerlo. Incluso en Fórmula 1 no hay una limitación física por la que no puedan conducir. No necesitan una fuerza extrema, como en atletismo o en la NBA, donde quizá contra un hombre sean menos. Así que creo que es un mito, algo completamente falso.

–¿Siguiendo esa línea, dirías que los pilotos de carrera son los menos deportistas de los deportistas?

–No... No lo diría así. Creo que hay deportes que desde lo físico son menos exigentes que el automovilismo. Nosotros no necesitamos tener fuerza bruta, pero sí resistencia al calor, porque dentro del habitáculo hacen cerca de 55 grados y se transpira mucho. Además, tenemos que tener el cuello entrenado para las curvas. Y una gran capacidad de concentración. Por ejemplo en el Gran Premio de Mónaco, cuando vas a milímetros de los muros, a 300 kilómetros por hora, durante hora y media, necesitas estar muy concentrado. Tal vez no precisas habilidades deportivas como en el atletismo, pero hay deportes que son menos exigentes desde lo físico que el automovilismo, como el ping-pong o el golf.

–¿Un piloto se enamora de su auto? ¿Es comparable con el que siente por una mujer?

–No, no es comparable. Hoy es difícil enamorarse del coche, con quien tienes una relación estrictamente profesional. Te subes, haces tu carrera y al día siguiente todo cambia... Las suspensiones y el motor son diferentes. Ya no es como antiguamente, que el auto era siempre el mismo.

–O como en el caso de los polistas, que se encariñan con sus caballos.

–Claro... Con los autos es como si a los caballos les cambiaran las patas, la cabeza y el corazón. Por eso la unión no es tan fuerte.

–¿Después del último accidente fuerte que sufriste pensás más en la muerte? (N. de R.: Fue en marzo, en el Gran Premio de Australia)

–No. Nunca piensas en la muerte cuando corres. Y tampoco te cambia el hecho de sufrir un accidente, más o menos grave. Porque sigues pensado lo mismo: que los coches son tremendamente seguros y están hechos para competir. Claro que inconscientemente sabes que hay riesgos y algo puede pasar, pero no te paras ni un segundo a pensar en ello.

–¿Cuál dirías que es hoy tu motivación?

–La competición en sí. Soy una persona muy competitiva. Me motiva el ansia de ganar y ser el mejor. Eso es ilimitado. Y no es sólo para el automovilismo. Porque si esta tarde, después de este evento, juego un partido de tenis contra un amigo, lo preparo a tope. Si no gano, lo desafío a otro set y otro más... hasta ganarle. Porque todo en la vida se basa en ganar. Por eso siempre estoy motivado.

–¿Qué importancia tiene el dinero para vos?

–Los primeros años de tu carrera tiene una importancia mayor, porque estás fundando algo que tiene que durar y quieres que sea productivo para tu vida. Y como te sientes afortunado de estar en esa posición, tratas de aprovecharlo. Pero deja de tener ese valor cuando tienes las necesidades básicas cubiertas y un bienestar económico asegurado para el resto de tu vida y la de tus hijos. Entonces, te mueves por otras necesidades.

–Hablando de hijos, ¿te gustaría tener uno que llegue a la Fórmula 1, como tus colegas Prost, Rosberg, Sainz o Villeneuve?

–No particularmente. Me gustaría tener hijos, pero preferiría que escogieran un camino diferente al mío, para que prueben otra parte de la vida.

Foto: Gente©

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Facundo –tres veces ganador del Campeonato Abierto Argentino de Polo (2008, 2010 y 2012)– y Fernando –dos veces campeón de la Fórmula 1 (2005 y 2006)– se midieron en una carrera de 140 metros, en la que el empate fue una anécdota. Foto: Gente©

Facundo –tres veces ganador del Campeonato Abierto Argentino de Polo (2008, 2010 y 2012)– y Fernando –dos veces campeón de la Fórmula 1 (2005 y 2006)– se midieron en una carrera de 140 metros, en la que el empate fue una anécdota. Foto: Gente©

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