Ellas lo saben: el mundo fashion marca un calendario veloz. Las diosas de hoy comenzaron a transitar la pasarela cuando asomaban a la adolescencia. Valeria Mazza, Dolores Barreiro o Carola del Bianco –por nombrar sólo a algunas de nuestras top– apenas cumplían 15 años cuando sus fotos ya empezaban a aparecer en gráficas y revistas. Claudia Schiffer, Heidi Klum o Kate Moss fueron famosas mucho antes de llegar a los 20. Y ellas, decíamos, con sus cortas vidas y sus largos sueños de top saben que hoy están empezando a conocer la manera de mirar la cámara que de ahora en más será testigo de sus vidas hasta que digan “basta”. Y para eso falta mucho... ¿Quiénes lo saben? Las futuras dueñas del mundo de la moda, las nuevas (mini) diosas que dejó este verano 2006. Dos divinas increíbles, con curvas que empiezan a insinuarse, frescura y magia. Vale la pena ir conociendo sus datos básicos. Vamos una a una.
Una chica Miss Match. María Emilia Claudeville –para todo el mundo Mili, hija de Ricardo, médico ginecólogo, y de Alejandra, maestra de danza clásica– tiene 16 años. Nació el 17 de febrero de 1990 en San Juan y tiene unas medidas maravillosas: mide 1.73, pesa 51 kilos y confiesa feliz sus 84-59-90. Va al Colegio Católico de Cuyo, en el que ya empieza su último año de secundario. Desde los 3 hace danza clásica –cosa lógica teniendo una profe en casa– y este año se recibe de profesora, aunque no piensa ejercer. Define esa profesión sólo como un hobby para ella: “Eso sí, en el colegio siempre fui muy buena. Incluso, llegué a abanderada en la primaria”, relata orgullosa.
Si le preguntan qué es lo más importante para ella, no lo duda: “Mis hermanas. Somos cuatro: la más grande es Mercedes (21); yo soy la segunda, la tercera es Macarena (12) y la cuarta María Olivia, que tiene cuatro meses y muero por ella. La relación con mi gente siempre fue increíble. Me considero bastante familiera. Amo ir los domingos a mi finca, donde nos juntamos con mis abuelos, tíos y primos, que son personas maravillosas. Me encanta el campo, andar a caballo y disfrutar del aire libre. No quiero dejar afuera a mis amigas, que también son imprescindibles en mi vida”.
Empezó a modelar cuando era muy nena, jugando con sus amigas y para imitar a Valeria Mazza, a quien admira. Esto siguió casi con profesionalismo cuando la llamaron para pasar la ropa de casas sanjuaninas, y no paró hasta que una persona del ambiente de Buenos Aires le insistió para que probara en la Capital. Primero lo dudó, pero en septiembre del año pasado se sumó al concurso Miss Match, de ShowMatch, el ciclo de Marcelo Tinelli. “Tenía pánico, porque el programa era muy visto. Pero me animé y llegué a finalista”, dice. A partir de ahí no paró de trabajar, hasta vivir su primer verano en Punta del Este, donde hizo muchísimos desfiles, entre ellos el de Roberto Giordano y el de la fiesta de GENTE. Después volvió a San Juan, porque quería estar con su familia (“Perdí trabajos importantes, pero los extrañaba muchísimo”, confiesa). Le tocó festejar su cumpleaños en Viña del Mar, Chile, haciendo un nuevo desfile para Giordano. Y ahora va por más. Pero, a pesar de su corta edad, sorprende cuando dice: “Lo que más me seduce de esta carrera es recorrer el mundo, viajar y viajar modelando, conocer gente, desfilar y hacer campañas. Pero no quiero descuidar el estudio. También pienso ir a la universidad, porque deseo ser nutricionista. Sé que la carrera de modelo es corta, y tengo que aprovecharla hoy, pero para mí es importantísimo armarme un futuro que esté basado en el estudio y no que esté apoyado sólo en la belleza. Lo físico es efímero. Yo busco algo más”.
Igualita a Valeria Mazza. Romanela Amato nació en Paraná, Entre Ríos, el 9 de marzo de 1991. Mientras elucubra cómo será su fiesta de 15 –que festejará en abril por razones de agenda– nos cuenta que sus padres, Gustavo, “un perfecto amo de casa”, y Lucrecia, empleada de la Caja de Ahorro y eterna viajera por el país por trabajo, la adoran e incentivan. Tiene tres hermanos menores, Fiorela (12), Giuliano (8) y Angelo (1), al que ella trata como una madrecita, porque es su debilidad. Estudia en el Colegio Santa Ana de su ciudad, donde piensa terminar muy pronto el secundario. Si a algo está acostumbrada es a rendir libre: lo viene haciendo desde los 7 años. Su adorado abuelo Julio le enseñó a leer y escribir a los 3 y “desde entonces siempre estuve adelantada en el cole. En primer grado me aburría... Nada mejor que dar libres dos años en uno ...”
Sus primeros pasos en esta profesión los dio jugando. Muy pronto participaba de todos los desfiles de Paraná. Pero un día, como en los cuentos de hadas, la vieron los integrantes de Mayger Models, y de ahí a hacerse un book e instalarse en el departamento de la agencia en Buenos Aires hubo sólo un paso. Este verano ya lo pasó en Punta del Este y Roberto Giordano la llevó por la pasarela diciendo que se viene la nueva Valeria Mazza. Ella, que nació y se crió en la misma ciudad que vio crecer a la top, la ama y la admira, pero cuenta con pena “que las dos veces que la tuve cerca no me animé a saludarla, porque me dio vergüenza”. El parecido entre ambas es, por cierto, notable.
Cuando le preguntan qué pretende de su carrera de modelo recién iniciada, no duda en dar una respuesta que suena sincera: “Como cualquier chica, quiero ser reconocida, viajar por el mundo y hacer de algo que fue mi pasatiempo una carrera profesional, con todos los sacrificios que ello implica. Por ahora me queda mucho por aprender del modelaje, terminar el secundario y después encarar una carrera universitaria”.
Dice que extraña mucho. No a su familia, a la que ve seguido, sino las largas tardes que pasaba con sus amigas tomando mate en el Parque Urquiza, a orillas del Paraná: “Cuando puedo reencontrarme con ellas me llenan de preguntas sobre mi nueva vida y siempre quieren saber sobre los famosos que conocí”, dice con timidez.
Pero tiene algo muy claro a pesar de sus 14 años: “Entre mis planes no figura, por ningún motivo, operarme. Pertenezco a una nueva generación de modelos que pone lo natural por encima de todo. Veo en lo natural la expresión máxima de belleza. Las cirugías no entran en mi cabeza”.
Mientras llega la hora de la universidad, Romanela piensa estudiar teatro en Buenos Aires y completar la infinidad de talleres que hizo en su escuela paranaense. ¿Y cuál es su sueño como futura top? “Lo que más espero es poder viajar modelando, y pararme frente a los grandes y célebres fotógrafos del mundo. Quiero convertir aquellos juegos de mi infancia en una verdadera profesión”.
Romanela nació en Paraná, Entre Ríos, la misma ciudad que vio crecer a Valeria Mazza. “La amo y la admiro, pero las dos veces que la tuve cerca no me animé a saludarla, porque me dio vergüenza”, cuenta. María Emilia es de San Juan y su carrera comenzó en el concurso Miss Match, del programa de Marcelo Tinelli. “Tenía pánico, porque ShowMatch era muy visto. Pero me animé y llegué a finalista”, confiesa.
Valeria Mazza posó por primera vez a los 16.
“Lo que más seduce de esta carrera es recorrer el mundo, conocer gente, desfilar y hacer campañas, pero no hay que descuidar el estudio. Ir a la universidad y estudiar es importantísimo. Esta carrera es muy corta y hay que armarse un futuro que no esté apoyado sólo en lo físico”.
