“Las mujeres somos mucho más mujeres cuando un hombre nos ama” – GENTE Online
 

“Las mujeres somos mucho más mujeres cuando un hombre nos ama”

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Has recorrido un largo camino, Claudia, desde aquella, tu primera aparición en la tele, en Sábados de la bondad, conducido por Leonardo Simmons… “Era bailarina –recuerda ahora–, y llevaba la B en la espalda…”. Y aunque supo tener raíz teatral (estudió con Agustín Alezzo, probó el escenario del San Martín, entre otros), durante mucho tiempo fue simplemente, la mujer de Horacio Fontova, su pareja durante quince años, desde que tenía dieciocho. Hasta que en la televisión –más precisamente, en Pol-ka– forjó su destino brillando en Como pan caliente; Gasoleros; 22, el Loco, y Son amores. Hoy es una de las protagonistas de Sos mi vida, la tira del momento. Allí es Mercedes, una secretaria sin otro mundo que las cuatro paredes de su oficina. Una mujer muy distinta a ella, que apenas termina de grabar la tira, corre presurosa a su casa en Nordelta para vivir su rol de esposa (de Matías Aubi, publicista) y madre (de Antonia, tres años).

–¿Una mujer Pol-ka para siempre?

–Sí. Hace años que trabajo para la productora de Adrián, y en el set ya me siento tan cómoda como en mi casa. Para siempre, no sé… El tiempo lo dirá.

–¿Tu fórmula es mitad ingenuidad y mitad seducción?
–No sé… En la vida real todos estamos muy comprometidos o muy casados, pero cuando entro en mi personaje, coqueteo, saco la cola, me muevo, hago caritas, pongo trompita…

–Comprendo. Los comprometidos y los casados sienten un golpe eléctrico…
–Supongo. Pero también se ríen…

–¿Cómo funciona el triángulo amoroso? En la ficción, digo…
–Alejandro Awada, Pablo Cedrón y yo tenemos muy buena química. Tanta, que las horas de grabación se nos pasan volando.

–Dicen que a los dos les gusta mucho ir a tu camarín. ¿Por qué?
–Porque lo lleno de aromas. Es una buena manera de repasar la letra…

–¿Fanática de los perfumes?
–No, en la vida real no. Me gusta estar limpita y al natural. Pero en la ficción, antes de empezar a grabar, ¡me baño con perfume! A veces es tan fuerte que me parece que traspasa la pantalla.

–La vida real. Tu vida. Recapitulemos…
–Viví quince años en pareja con Horacio Fontova. Me separé. Volví a enamorarme. Y me casé. El es Matías Aubi, publicitario. Y ahora tengo el hogar con el que siempre soñé.

–¿También soñaste con ser chica de tapa, como decís en Sos mi vida?
–Nooo… Eso le pasa a Mercedes, mi personaje. Siempre dice que fue tapa de GENTE y que hizo fotos con Florencia Canale y Papina Fabbri, pero que nunca se le vio la cara… porque siempre la mostraban de cola. ¡Pobrecita! Quería ser tapa, pero no pudo ser ni tapa de empanada…

–Tus personajes dramáticos también causan gracia. ¿Eso es bueno o es malo?
–Ni bueno ni malo. La gente me identifica con la comedia, y no me despega de ese género. No me preocupa. Lo importante es transmitir. Y si eso despierta una sonrisa, mejor. Es lo más lindo que puede pasarte. Pero ojo: para hacer reír no me pondría una nariz de payaso…

–En la ficción vivís un triángulo amoroso. ¿Alguna vez fue así en la vida real?
–Nunca. Siempre estuve muy bien casada. Mis parejas y yo fuimos muy pasionales. Nunca tuve tiempo ni ganas de vivir un triángulo.

–¿Fuiste feliz con Fontova?
–Sin ninguna duda. Empecé a salir con él a mis dieciocho años, y pasé quince junto al Negro. Creo que es toda una definición.

–Pero hubo the end…
–Sí… Conocí a Matías y me di cuenta de que había encontrado el amor. El gran amor. Y lo confirmé (lo confirmamos…) hace tres años, cuando nació Antonia, nuestra hija.

–¿Cómo se cría una hija y se maneja una casa trabajando doce horas por día?
–Casi no me ocupo. Es muy difícil trabajar doce horas, lavar, planchar y atender una familia.

–¿Entonces la casa navega a la deriva?
–No, no… Por suerte Matías es creativo publicitario y trabaja mucho en casa, de modo que puede cuidar a Antonia a full. Además, tenemos una niñera.

–¿No sentís que, quizás, le estás dando muy poco tiempo a Antonia?
–No. Está creciendo en un ambiente muy creativo. Es fanática de su padre. Cuando él toca la guitarra, ella lo aplaude… ¡y yo me muero de amor por los dos! Confío más en la calidad de vida que en la cantidad de tiempo que puedo darle.

–Veo que además de marido tenés un amo de casa…
–No. La que cocina soy yo. Es más: estudié cocina, y es el mayor arte que hay en mi casa. Hago cualquier plato…

–¿Plato para una noche romántica?
–¡Milanesas!

–¿Dejarías todo por tu familia?
–Antes te hubiera dicho que no…

–¿Y ahora?
–Que sí. Dejaría mi carrera por mi familia. Matías y Antonia son prioridad absoluta. Es más: cuando termine Sos mi vida, voy a parar.

–¿Segura? ¿Segurísima?
–Sí, porque ya pasó. A Matías le ofrecieron un trabajo en Miami, y aunque yo tenía muchas propuestas de trabajo, lo seguí. Estuve un año y medio allá, sin pisar un set, y fui feliz. Tanto, que en esa etapa encargamos a Antonia…

–¿Vendrá otro hijo?
–Me gustaría. Pero hoy por hoy no lo estamos buscando.

–¿Cómo sos con tu cuerpo? ¿Obsesiva, fanática, normal, o como caiga?
–Siempre fui flaca. Como de todo, no me limito, no cuento calorías, nada de eso. Sólo hago ejercicio en septiembre, cuando va llegando la hora de mostrar el cuerpo.

–¿Las estrías y la celulitis son un fantasma? Porque a los cuarenta acechan…
–No me preocupa la edad. Para nada. Por suerte vengo de una familia sin estrías ni celulitis. Mi madre, mis hermanas y yo siempre tuvimos buen cuerpo y buena piel.

–Pero alguna obsesión tendrás…
–¡La inseguridad! Cuando la niñera sale con Antonia a la calle, estoy alerta y controlo cada detalle. Desde que fui madre tuve muchos más miedos.

–¿Podés vivir sin un hombre al lado?
–Ojalá que no. Las mujeres somos mucho más mujeres con un hombre al lado, y que las ame.

Belleza. Frescura. Pimienta. Y alto curriculum: <i>Gasoleros; 22, el loco; Son amores; El hijo de la novia</i>, y ahora, <i>Sos mi vida</i>. Un comodín de Adrián Suar que siempre arma buen juego.

Belleza. Frescura. Pimienta. Y alto curriculum: Gasoleros; 22, el loco; Son amores; El hijo de la novia, y ahora, Sos mi vida. Un comodín de Adrián Suar que siempre arma buen juego.

“<i>Con el Negro Fontova empecé a salir a los 18 años, estuve 15 con él, y fui feliz. Pero en Matías encontré el gran amor, y nuestra hija, Antonia, lo confirma</i>”

Con el Negro Fontova empecé a salir a los 18 años, estuve 15 con él, y fui feliz. Pero en Matías encontré el gran amor, y nuestra hija, Antonia, lo confirma

En <i>Sos mi vida</i> comparte escenas con Natalia Oreiro y Carla Peterson. “<i>Detrás de la escena nos divertimos tanto como ante cámaras</i>”, dice Fontán.

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