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Las chicas más sexys de la tele

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Liz Solari
La revelación
Es perfecta. O casi. Sólo le sobra por un lado y le falta por el otro. Son detalles que no opacan su belleza y la mantienen a centímetros de la perfección. En primer lugar, para muchos, a Liz Solari (23) le sobra un novio: Diego Balut, hijo de Teresa Calandra y modelo. Después, le falta, aunque no mucho… ¿cómo decirlo? Bah, se deduce en las primeras líneas de la entrevista.

–¿Sus medidas, Liz?
–Eh… No me acuerdo. Hace mucho que no me mido. Pero deben andar por los 85-59-85.

–¿Acaso cambian con el tiempo?
–Claro. El cuerpo va mutando.

–¿Y cuál es la tendencia?
–Malísima. ¡Cada vez tengo menos lolas!

–Consuélese. Dicen que es la revelación de Bailando por un sueño.
–Eso dicen… ¿Vos qué pensás? Creo que fui progresando cada día. Me fui ablandando.

–¿Qué le aportó la televisión a su carrera?
–Popularidad. El modelaje te vuelve inalcanzable, mientras que la tele te muestra más humana, con errores y virtudes.

–¿No es descabellado imaginarla en la tele?
–Para nada. Yo me recibí de traductora de inglés, pero la tele me encanta. En el futuro me imagino como actriz o conductora. A partir de ahora, empiezo a analizar los pasos a seguir. Evidentemente, la tele me marcó.

–Si se decide por la actuación, difícilmente pueda escapar al papel de chica sexy.
–¿Y quién le quiere escapar? Sólo hay que saber separar de la vida real a la chica sexy. Pero, ¡también puedo interpretar a una nena más inocente, más naïf!

–En su boca también suena sexy…
–(Ríe) Insisto: lo más tentador de la actuación parece ser la posibilidad de cambiar, de interpretar distintos personajes.

–Difícil entonces verla en un baile de caño rabioso, con topless incluido.
–Imposible, te diría. Pero el pole dance es furor. ¿Por qué? Las chicas necesitan un escape por algún lado, y la gimnasia muchas veces aburre. ¿O no es más divertido juntarte con unas amigas y aprender a bailar con un caño? Encima, quizás aprenda algo que después me ayude a seducir a mi marido.

Rocío Guirao Diaz
Rubia fatal
Para Rocío Guirao Diaz (23 años, 90-58-90, modelo de Multitalent Agency, de novia con Erik Engstfeld) es tiempo de transición: de chica muy fatal de fotos y pasarela hacia algo decididamente mayor, ShowMatch y Bailando por un sueño mediante. Digamos que, básicamente, el caño hace la fama.

–¿Y cuánto le gustó eso del mediático caño?
–La verdad, más o menos. No lo veo tanto como un ritmo de baile, sino como un show. No iba tanto con mi perfil de modelo. Pero el caño es algo más zarpado. Igual, me defendí y lo súper asumí. Me enteré de que viene la segunda edición del caño, así que hay que prepararse.

–De chica tenía pelo castaño y aparatos.
–¡Yo amaba mis brackets! Tenían gomitas elásticas y me ponía unas fosforescentes. Para una campaña de John L. Cook, cuando tenía 14, me dijeron: “Te elegimos por tus brackets”.

–¿Y la metamorfosis?
–Se despertó la mujer que había adentro. Cuando empecé a laburar no tenía cuerpo, curvas, nada. A los 17 me explotaron las caderas y la cola.

–Tendría otros recursos para atraer chicos.
–Era medio feíta, pero tenía mucha onda, bien simpática y entradora.

–La clásica macanuda.
–¡Claro! ¡Ja, ja, ja!

–Un poco de histeriqueo tampoco molesta.
–¡Histeriqueaba maaaal! Y me gusta la histeria, está bien, pero no demasiado. Con mi novio, Erik, hubo mucho de eso, un juego que me atrajo muchísimo. Rinde mucho hacerse desear.

–¿Bailando por un sueño? ¿Qué significa?
–Me ayudó muchísimo. Pasé de ser conocida a ser popular. La tele es gratis. Ya no me conocen sólo los que compran las revistas. Voy por la calle, y el 90 por ciento de los que me paran me dice algo del programa. Es lindo, pero todos me miran, y eso me aturde. ¡No me puedo mandar ninguna en público!

–Esto puede ser la puerta hacia un poco más de estrellato.
–Estás en un punto donde te mira todo el país. Y hubo propuestas. Reina Reech me ofreció hacer teatro infantil en invierno, y me hablaron de conducir un programa de moda.

–¿Infantil? Raro en vos…
–¡Es que mi mejor público son los chicos! Las nenas me ven como una Barbie o algo así. Los grandes me gritan las cosas típicas de estos casos. A veces, algo bien ordinario, tipo camionero desde el volante. Si viene de buena onda, todo OK, que fluya.

–El otro día escuché: “Rocío Guirao Diaz, la mejor cola del país”. ¿Es verdad?
–No sé si la mejor cola del país, ¡pero tengo, seguro, un buen conjunto!

Luisana Lopilato
La precursora
Es la más joven. También, la que más años de experiencia tiene frente a cámaras. Este 2007, sin dudas, Luisana dejó de ser la lolita sexy de la televisión para convertirse en algo más. Si Casados con hijos le sirvió para mostrar su costado comediante y llegar a otro público, ahora con El capo (en el primetime de Telefe) y con Arlequino servidor de dos patrones (en el teatro De la Ribera), Lopilato muestra una nueva faceta. A sus 19 años, la ex Rebelde Way ya trabajó con los grandes de la pantalla: Cris Morena, Adrián Suar y Claudio Villarruel. En lo personal está de novia con el tenista Juan Mónaco desde hace siete meses y lista para convertirse en una actriz de carácter. Pero, eso sí, bien sexy.

–¿En qué momento de su carrera está?
–En uno muy bueno. Estoy haciendo de todo. Mi último sueño por cumplir era trabajar en teatro y lo conseguí. Al mismo tiempo estoy con El capo, que es un producto muy bueno, con buenos libros. Estoy contenta con esta etapa, aunque todavía me falta aprender un montón más. La idea es irme perfeccionando…

–¿Le pesa ser la “chica sexy”?
–No, no es algo que me moleste. Es parte del trabajo. Y es algo que, de última, no me resta, está ahí… Lo puedo usar o no, depende.

–¿Qué distancia hay entre la Luisana de las tapas de revista y la de su casa?
–¡Uyy, un montón! En principio, casi nunca estoy maquillada y tan arreglada. Soy una chica de Parque Chas. Ando en bicicleta, vivo de jean, me quedo en casa…

–Y en la puerta de su casa suele haber fotógrafos…
–Sí, pero igual ya estoy acostumbrada. Antes me estresaba, pero ya caí que eso va a seguir pasando, más o menos, depende de qué esté haciendo de mi carrera. Igual, no me puedo hacer la desentendida. Es un juego al que yo acepté jugar. Así que me la tengo que bancar.

–Está de novia, con nuevo personaje en la tele y debutando en el teatro. ¿Qué es lo que la entusiasma más por estos días?
–El teatro es una experiencia única. Te hace sentir otro tipo de sensaciones, estar en contacto con el público. Tenés su respuesta ahí, a tu lado. Algo que empezás sufriendo, pero después relajás y terminás disfrutándolo. Hoy, las tablas es lo que más disfruto.

Ella es Liz Solari (23), una de las modelos top de la agencia de Pancho Dotto. Ahora sduce en bailando por un sueño con sus curvas y su simpatía.

Ella es Liz Solari (23), una de las modelos top de la agencia de Pancho Dotto. Ahora sduce en bailando por un sueño con sus curvas y su simpatía.

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