Sugestivamente, sobre una mesa junto a la ventana, hay un par de binoculares.
"A Gastón y a mí nos encanta espiar las ventanas de los demás edificios. Te juro
que a veces no hace falta prender la televisión", confiesa Mariana Fabbiani
(29). Pero ahora la que espía no es ella. En cambio, Mariana abre despreocupada
la puerta de su intimidad. La luz entra con fuerza por los enormes ventanales de
un piso 29 en la zona de Palermo, hay amplios sillones blancos que invitan a
relajarse y una espaciosa biblioteca, donde por estos días circulan manuales de
filosofía, el nuevo hobby del matrimonio Portal-Fabbiani. La música bossa nova (Tribalistas)
llena los ambientes y la mirada se posa ahora sobre un cuadro en furioso rojo y
negro. "Es un Quinquela Martín, dedicado a mi abuelo, Mariano Mores. Aquel junto
a la mesa del comedor es de Ricardo Carpani, igual que esta escultura", explica.
Aunque cueste creerlo, esta vez Mariana Fabbiani va a contener un poco la
carcajada que le brota con naturalidad en cualquier momento para animarse a
reflexionar, desde la cabeza y desde el corazón, sobre ella misma, íntima y
profesional.
-Empecemos por lo personal. ¿Qué cambió en tu relación con Gastón Portal desde
que son formalmente marido y mujer?
-Sigue todo igual. Creo que para nosotros el gran paso fue irnos a vivir juntos.
Aprendimos a respetar nuestros espacios y a entender que no es obligatorio estar
todo el tiempo pegados. Un sábado, tal vez, encontrás a Gastón en una punta de
la casa mirando una película, y a mí en la otra leyendo. Aunque no parezca, es
una forma de acompañarnos.
-Tiene que haber una receta para vivir juntos, trabajar juntos y no matarse en
el intento. ¿Te animás a confesarla?
-Con Gastón nos conocimos hace diez años, hace tan sólo tres y medio que
convivimos y más de uno que nos casamos. La mayor parte de ese tiempo, hemos
trabajado juntos. No hay una receta. Hay amor, pasión, nos gustamos mucho y eso
ayuda. Pero lo fundamental es el respeto y el compañerismo que tenemos.
-Como mujer, ¿ya sentís el deseo de ser mamá?
-Sí, tengo muchas ganas. Mi mayor preocupación en este momento de mi vida es
pensar cómo voy a hacer para tener un bebé y seguir trabajando. Quiero sentirme
realizada en los dos sentidos, pero me da miedo no lograrlo. Este año empiezo un
programa en los Estados Unidos, todo un desafío. Por eso, con Gastón decidimos
esperar un poco antes de buscar un hijo.
-¿Cómo será Mariana, el programa que vas a hacer para los Estados Unidos?
-En un par de semanas arrancamos a grabar y va a salir en todo Estados Unidos
por la cadena de habla hispana NBC-Telemundo. Será parecido a Mariana de casa,
pero con otros códigos, en lenguaje neutro y dirigido a un público muy especial:
la mujer latina radicada en norteamérica. Espero conquistarlos con mi
espontaneidad y mi sentido del humor.
-¿Cómo definís el rol de mujer que mostrás en tus programas?
-Creo que le hablo a la mujer real. Ni desde una mirada machista, como esos
programas femeninos que nos hacen quedar como la mina que sólo vive para el
marido, ni el tipo de "mujer moderna", que nos terminan mostrando como
insatisfechas, solas e incomprendidas. Me paro en el medio de esos extremos y le
hablo a la mujer independiente pero que a la vez le encanta que la cuiden, ser
buena esposa y madre.
-Desde tu participación en un video de Luis Miguel en 1993 hasta El Ojo Cítrico
junto a Luis Rubio este año, ¿cuál es el balance de tu carrera?
-Estoy contenta. Me siento más grande, más segura y, por lo tanto, más libre
para hacer cosas distintas. Este año hice una participación en Pensionados y en
El Ojo Cítrico estoy desplegando un costado humorístico y actoral que me
encanta. Ha sido un paso adelante en mi carrera.
-En una ocasión dijiste que tus grandes referentes eran Lucille Ball, Niní
Marshall y Juana Molina. ¿Qué te gustaría tener de cada una?
-Juana Molina es una actriz excelente y me marcó en mi adolescencia. Niní es una
religión, ojalá tuviera el uno por ciento de su inteligencia, su coraje y su
capacidad creativa. Y Lucille Ball es parte de mi infancia, la veía con mi mamá
desde muy chiquita y hace poco compré un DVD con todos los capítulos de Yo amo a
Lucy. Me sentí identificada con esa antiheroína del mundo doméstico. En general,
admiro a las actrices que no tienen miedo a afearse para mejorar un personaje.
-¿Y vos cómo te llevas con la imagen que te devuelve el espejo?
-Muy bien. Estoy cerca de los 30, pero no le tengo miedo al paso del tiempo. Lo
que sí me preocupa es la presión del medio en el que trabajo por estar siempre
linda, joven y flaca. Es una locura, pero la gente está más obsesionada con mi
imagen que yo, y me dicen: "¿adelgazaste?", "¿engordaste?". Muchas de mi edad ya
se ponen botox, yo no quiero entrar en esa, quisiera envejecer con naturalidad.
-¿Ni siquiera te harías algún retoque?
-No, nunca me hice ninguna cirugía, ni quiero hacerlo. Me da pánico hasta
cortarme el flequillo. Quisiera ser como mis abuelas, que tienen ochenta y pico,
nunca se hicieron nada y son hermosas. Las arrugas en mi cara me hacen sentir
más mujer. Como más asentada. Me miro al espejo y digo: "Crecí".
por María Noel Alvarez
fotos: Diego García
producción: Fini Bencardini
vestuario: María Calvo. Peinó Javier Luna (www.javierluna.com.ar), maquilló Ximena Matienzo para Buenos Aires Make-up.
agradecemos a María Vázquez, Ricky Sarkany, Luna Garzón, La Mejor Flor y a Alicia por su colaboración especial.
Su humor, frescura y espontaneidad son la clave de su larga carrera. Para el Día del niño, conducirá junto a Piñón Fijo el especial de Unicef y Canal 13, Un sol para los chicos.
Muchas de mi edad ya se ponen botox; yo no quiero entrar en esa, quisiera envejecer con naturalidad"">
"Muchas de mi edad ya se ponen botox; yo no quiero entrar en esa, quisiera envejecer con naturalidad"
