«Las AFJP cobraron comisiones muy altas… y trabajaron muy poco» – GENTE Online
 

"Las AFJP cobraron comisiones muy altas… y trabajaron muy poco"

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Todavía no puede recuperarse del insomni
o y el dolor de cabeza que le causó

el jet lag: siete horas de diferencia entre Dubai y su casa de Saavedra, más los
temas urgentes que le arrima su jefe de Prensa, Armando Torres, más los llamados
de radios y de canales, más… Pero enfrenta las preguntas de GENTE sobre un tema
en llamas: las AFJP y las amenazas e incertidumbres que pesan sobre más de nueve
millones de argentinos. Así:

-¿Las AFJP son las nuevas enemigas del Gobierno?
-La gente sabe qué son las AFJP. Todos los que fuimos afiliados a alguna sabemos
de qué se trata…

-Por las dudas, ¿de qué se trata?
-De un sistema que perjudicó a sus afiliados.

-Pero el público las eligió como alternativa frente a un Estado insolvente que,
por años, echó mano a los fondos jubilatorios para pagar las deudas provocadas
por su desorden…
-Y perjudicaron a sus afiliados. ¿Por qué? Porque las AFJP se quedaban con una
comisión equivalente a casi un tercio de los aportes.

-¿Eso era legal?
-Sí, era legal.

-¿Entonces?
-Lo incorrecto era la ley que le dio origen al sistema. Además, el juicio acerca
del fracaso de ese sistema no es de este gobierno: es de toda la sociedad. Eso,
más el agregado de algo inexplicable…

-¿Más noticias negras?
-Sí. La decisión (inexplicable, insisto) de quedarse con los bonos en default.
Con los bonos que van a la reestructuración.

-¿Qué tendrían que haber hecho las AFJP?
-Tendrían que haber tomado bonos que se están pagando. Algunas -por ejemplo, la
del Banco Nación- lo hicieron. Pero no ahora. La aceptación es del 22 de mayo
del año pasado. Por qué pasó un año y medio, y por qué otras AFJP no tomaron esa
decisión, no lo sé…

-Quizá temieron ser cuestionadas por los afiliados…
-Pero ahora van a ser mucho más cuestionadas.

-Quizá sus ejecutivos no advirtieron la tormenta que estaba por desatarse en un
país donde las reglas de juego se cambian todo el tiempo. ¿No lo cree posible?
-No. Pudieron decidirse hasta hace unos pocos días, cuando se sabía muy bien
cuál es la situación económica. Hoy se está del lado de la deuda que se está
pagando normalmente, o del lado de la deuda que se va a reestructurar. En el
medio -en el limbo- no puede quedar nadie.

-Los actuales jubilados son un dramático testimonio de que el sistema de
reparto, el estatal, no fue Disneyworld…
-Ese argumento lo usan los que quieren excusar de responsabilidad a las AFJP.
¿Por qué defender a empresas que -le repito- se quedaban con un tercio de las
comisiones, y que terminaron comprando bonos del Gobierno?

-La Anses dice que miles de futuros jubilados le piden volver al sistema de
reparto, pero que ya no pueden. ¿No suena injusto que los más débiles deban
pagar tan caro algo de lo que no son culpables?

-Es cierto: muchos quieren volver al viejo sistema de reparto. Pero creo que se
equivocan.

-¿Por qué, si usted mismo dice que las AFJP fueron un fracaso? ¿Está por
instalarse un sistema mixto?
-El sistema privado, tal como está, es un fracaso total. Pero no por eso hay que
volver atrás.

-No es una respuesta muy alentadora para nueve millones y pico de almas…
-Hay que diseñar un nuevo sistema mixto.

-¿Con qué garantía? Porque las AFJP dicen que estuvieron atadas y sin muchas
posibilidades de invertir. Que las obligaron a comprar bonos públicos.
-Muy bien. Entonces, ¿por qué no cuestionaron lo que -según ellas- las obligaron
a hacer? ¿Usted recuerda una campaña como la actual en el 2001, cuando Domingo
Cavallo las obligó a tomar bonos públicos? Seguramente no recuerda…

-¿Adónde quiere llegar, ministro?
-A decir que los argentinos no podemos darnos el lujo de no tener memoria.

-¿Las AFJP podían manejar libremente sus fondos, ponerlos en distintas canastas
para atenuar el riesgo?
-No. En la Argentina no tuvieron esa libertad: les hicieron tomar fondos
públicos.

-Entonces, la culpa es del Estado.
-Pero las AFJP tomaron esos fondos con mucha alegría. ¿Sabe por qué? Porque eso
les evitó el trabajo de proyectar nuevas fórmulas y de evaluar dónde colocar el
dinero. Cuando las obligaron a tomar los títulos, no protestaron ni hicieron el
menor ruido porque cobrar las comisiones y trabajar poco era muy fácil…

-Si las AFJP se hubieran quedado con el otro tipo de bono, los que se están
pagando, ¿cuánto perderían?
-Seguramente, mucho menos. Sin la menor duda. Por eso la AFJP del Banco Nación
es la que hoy está en mejores condiciones. Pero de todas maneras, cualquier
cálculo que se haga en este momento es prematuro.

-¿Por qué para el año que viene auguran una inflación tan alta?
-¿Pero qué dice ?

-Lo que ya dijeron ustedes: una inflación anual de más del 10 por ciento.
-Sí: entre el 9 y 11 anual.

-¿A qué se debe que supere la de este año?
-Bueno, puede ser menor. La Argentina depende de los precios del mercado
internacional y de los productos que vende.

-El financista George Soros le dijo al presidente Néstor Kirchner que está
sorprendido por la rapidez con que se está recuperando la Argentina. ¿Es
realmente así?
-No sólo Soros está sorprendido: lo está toda la comunidad internacional. Pero
ojo: no es mérito de este Gobierno, ni del anterior ni del equipo económico.
Hicimos nuestra parte, sí. Pero el mérito es la tremenda capacidad de
recuperación de los argentinos. Cuando el Gobierno les transmite apoyo y calma,
saben luchar como los mejores…

-Domingo Cavallo dice que el acuerdo con el Fondo Monetario fue bueno… ¡para el
Fondo! Que el país no recibió dinero. ¿Qué opina?

-Al doctor Cavallo le gustaba endeudarse todo el tiempo. El año pasado, cuando
negociamos el primer acuerdo, decidimos que el país no iba a pedir plata fresca.
Y no la pidió ese año ni este año. El otro modelo, en cambio, era el de pedir
paquetazos: el megacanje, el blindaje, 25 mil millones aquí, 30 mil millones
allá, ¡y así terminamos! Con la fenomenal pila de deuda que tenemos.

-Sólo mencionarla mete miedo.
-Récord mundial para una economía del tamaño de la nuestra: ¡170 mil millones de
dólares! Eso, más 152 bonos distintos...

-Ministro, ¿cómo recibió las tempestades que sembró Adolfo Rodríguez Saá cuando
declaró el default, con aclamación parlamentaria incluida?
-Creo que todo lo que nos pasa es producto de tantas crisis, de años de tanto
macaneo, de tantos ministros mesiánicos. Nos malacostumbramos…

-¿En qué especial sentido?
-En el mundo, las formas importan. Y mucho. Cuando terminó la reunión de
reestructuración de la deuda, los observadores internacionales nos dijeron: "La
oferta es muy dura, pero ustedes la presentaron de modo muy profesional y sin
mensajes políticos inútiles. Así, podemos trabajar".

-Se habla de acuerdo con el Fondo, de un crecimiento del 6 por ciento, etcétera.
Pero, ¿qué pasará con la pobreza y la desocupación?
-El Presupuesto Nacional le da preeminencia a la educación, al desarrollo social
y a la obra pública. Eso significa empleo.

-El dólar sigue estable… ¿Por cuánto tiempo?
-No hay razón para que cambie.

-La historia argentina suele decir lo contrario. ¿Por qué no cambiará?
-Porque el país está exportando bien, hay un saldo importante en divisas, y
tenemos 13.400 millones de dólares de reserva. El crecimiento es evidente.

-¿La reducción del desempleo es su mayor obsesión?
-Sí. Es la gran batalla. Bajó mucho: del 22 al 15 por ciento. Pero sigue siendo
la gran batalla.

Pero las AFJP tomaron esos fondos con mucha alegría. ¿Sabe por qué? Porque eso
les evitó el trabajo de proyectar nuevas fórmulas y de evaluar dónde colocar el
dinero. Cuando las obligaron a tomar los títulos, no protestaron ni hicieron el
menor ruido porque cobrar las comisiones y trabajar poco era muy fácil…"
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"Pero las AFJP tomaron esos fondos con mucha alegría. ¿Sabe por qué? Porque eso
les evitó el trabajo de proyectar nuevas fórmulas y de evaluar dónde colocar el
dinero. Cuando las obligaron a tomar los títulos, no protestaron ni hicieron el
menor ruido porque cobrar las comisiones y trabajar poco era muy fácil…
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En las torres gemelas del poderoso emirato de Dubai, Roberto Lavagna y su primera espada, Guillermo Nielsen, le dan la puntada final al polémico plan del gobierno para afrontar la deuda con los acreedores privados: una quita del 75 por ciento.

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