“Las actrices siempre histeriquean con el director. Yo no… ¡porque es mi marido!” – GENTE Online
 

“Las actrices siempre histeriquean con el director. Yo no... ¡porque es mi marido!”

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El pide el plato del día. Ella repasa y repasa el menú, encarga primero una gaseosa light y al fin se decide por una ensalada verde. Con el almuerzo servido, él come en silencio, mientras ella parece buscar algo entre cada hojita de rúcula que empuja con el tenedor y a la vez, habla. Cuando por fin termina su exploración minuciosa, prueba su primer bocado. El plato de él ya está casi vacío. Laura Novoa (37) y su marido Mario Segade (43, autor junto a Gustavo Belatti de los guiones de Verdad/Consecuencia, Vulnerables y Resistiré, entre otros éxitos de la tevé) se conocen a la perfección.

Llevan doce años juntos (con dos hijos en el haber, Mora –8– y Franco –casi 3–) y cada uno disfruta de la compañía del otro como la primera vez que se sentaron en la misma mesa. Se ríen de sus diferencias, se apasionan por sus trabajos y se complementan en sus talentos, alentándose a crecer. Así es que él escribió una obra de teatro con un personaje pensado para que ella lo interpretara: Un poco muerto, comedia negra sobre el encuentro entre dos hermanos a partir de la muerte de su padre. Con Laura en el elenco junto a Marcos Montes y Silvina Bosco, Segade se animó, además, a dirigir la obra, que se presenta en el teatro San Martín. Es la primera vez que trabajan en el mismo proyecto, y les va muy bien. “Colgamos el cartelito de ‘localidades agotadas’”, dicen con orgullo.

–¿De quién fue la idea de trabajar juntos?
Mario: Me parece que fue mía, ¿no?
Laura: ¿No fue mía? Jajaja...
Mario: La idea de Laura fue, una vez terminado el texto, llevar la obra al San Martín. Pero lo de hacer una obra para ella fue mía.
Laura: Yo estaba buscando textos para actuar. Comencé a leer y a leer…
Mario: Me ofrecí y me tomé mi tiempo para escribirla. Tardé cuatro años. Es que la retomaba y la abandonaba por mi trabajo en la tele.

–¿Desde el principio siempre fue Laura el personaje femenino?
Mario: Sí.
Laura: (En tono de broma) A él le dieron a elegir entre todas las actrices argentinas… y me eligió.

–¿Cómo comenzó la historia entre ustedes? ¿Se enamoraron trabajando?
Laura: Pasilleando….
Mario: Sí, fue en Pol-ka.
Laura: El estaba en Verdad/Consecuencia y yo en Poliladron. En realidad, nunca trabajamos juntos. Es nuestra primera vez.

–Hablando de primeras veces, ¿cuánto hace que están juntos?
Mario: Desde el 29 de abril de 1997.
Laura: En una entrega de los Martín Fierro.
Mario: Gané junto a Belatti como mejor autor, por Verdad/Consecuencia.

–¿Pero por qué esa fecha es su aniversario? Cuéntenme, que me interesa…
Mario: Digamos entonces que, aquella noche, con Belatti nos llevamos un premio a casa. En mi caso, fueron dos…

–En el teatro sos el director... En casa, ¿la que dirige es Laura?
Mario: La parte de producción la hace muy bien. Franco está en la plaza con una de las abuelas, Morita sale del colegio y luego va a Arte, y entre todo eso Laura organiza ensayo a tal hora. Pero, eso sí: no la mandes a pagar nada.
Laura: Es cierto. Soy incapaz de ir al banco y hacer un pago como se debe. Pero en el teatro me gusta producir. Me resulta muy simple la organización. Mis compañeros de trabajo me llaman “la productriz”.

–¿Y tu mujer se dejó dirigir sin problemas?
Mario: Sí, sí. Claro.
Laura: No sólo me dejé dirigir, sino que hay como una cosa ganada entre nosotros. Las actrices siempre deben estar algo enamoradas del director para aceptar lo que él señala como una ayuda. Mario quiere lo mejor para mí, porque me adora, pero también tiene la confianza necesaria para decirme la verdad. “Es un desastre lo que estás haciendo, buscá por otro lado”, me ha dicho. ¡Y por suerte! Porque me dio la chance de corregir.

–¿Al trabajar juntos pueden aparecer nuevos conflictos?
Mario: Somos bastante irresponsables en ese sentido. Por suerte, funcionó. Nos fuimos a vivir juntos a las dos horas de conocernos. Fue más o menos igual: no sabíamos demasiado uno del otro. Funcionamos así: sobre todo, creemos mucho en el otro.

–¿Usan un solo auto para ir al teatro?
Laura: ¡Uh! El auto... Acabás de sacar un tema tremendo. ¡Mario va a saltar!
Mario: Tengo algo con los coches, lo reconozco: me gusta ir en mi auto solo.
Laura: Un neurótico, ¿entendés?
Mario: No. No. Porque Novoa te hace la cabeza. Novoa no es tan plácida como la ves…
Laura: (Interrumpe acercándose al grabador con voz más fuerte) ¡Qué feo! Eso no se escuchó. Mejor decí que soy buena actriz.
Mario: ¡La mejor! Esa parte ya la dije. Cuando manejo voy pensando. Me gusta colgarme, escuchar la radio...
Laura: ¡Escucha fútbol!
Mario: Bueno, estamos hablando de mi auto, ¿no? Ella tiene una sensación del ahorro permanente muy mar-ca-di-ta.
Laura: Jajajaja. Soy pro-ahorro.
Mario: No sabe qué cuida, pero cuida algo. ¿Doble estacionamiento? Imposible.
Laura: Es que él es muy mano larga. El es Rockefeller y yo soy cuidadosa.
Mario: Calcula: ¿por qué pagar doble peaje y la nafta? Yo quiero ir tranquilo y feliz en mi auto. Conclusión: muchas veces vamos al teatro en subte.

–Laura dijo que el actor se enamora un poco del director. ¿Sos celoso, Segade?
Mario: Jajaja. No, para nada.
Laura: Bueno... Tampoco te doy motivos.

–¿Y en tu caso, Laura? Porque él ahora no sólo es el autor, sino que además es el director…
Laura: Las actrices siempre histeriquean. El lugar de Mario para una actriz es de poder.
Mario: No. No existe eso. Vos sos actriz también. ¡Ojo lo que decís! Porque se te puede volver en contra.

–¿Entonces tu mujer te histeriqueó para obtener este papel?
Mario: Sí. Ja, ja, ja, ja. Hace veinte años que me dedico a esto. Es todo sanata eso del histeriqueo de las actrices. A mí no me consta.
Laura: No somos celosos. Pienso que si tiene que pasar, pasa y si no tiene que pasar, no pasa nada. No tiene que ver con los espacios que cada uno tiene.
Mario: Todos los años me voy de vacaciones una semana con mis amigos de la adolescencia, y ella hace lo mismo.
Laura: Hasta hace poco me iba de milonga hasta las 6 de la mañana. Y en verdad, el celular no sonaba con sus llamadas. No se nos ocurre controlarnos.
Mario: No tengo contradicciones ahí. El tango es su pasión. Está muy bien que salga a bailar, porque además lo hace muy bien. Al contrario... Esos son espacios que hay que cuidar mucho.

–¿Planean seguir trabajando juntos?
Laura: El anhelo está. El proyecto, todavía no. Trabajo siempre hay, por suerte. Ahora disfrutamos de lo que hacemos juntos, y no solamente en casa. Marido y mujer también se eligen como actriz y guionista. La confianza que los une los animó a trabajar juntos. “Funcionamos así. Sobre todo, creemos mucho uno en el otro”, reconocen.

Marido y mujer también se eligen como actriz y guionista. La confianza que los une los animó a trabajar juntos. “Funcionamos así. Sobre todo, creemos mucho uno en el otro”, reconocen.

Empezaron a salir en 1997 y se casaron por Civil en el 2000, con fiesta en el country donde viven (foto). Carlitos Perciavalle fue el celebrante y los unió “por las estrellas de Hollywood de los 40”. Tienen dos hijos: Mora de 8 y Franco de casi 3.

Empezaron a salir en 1997 y se casaron por Civil en el 2000, con fiesta en el country donde viven (foto). Carlitos Perciavalle fue el celebrante y los unió “por las estrellas de Hollywood de los 40”. Tienen dos hijos: Mora de 8 y Franco de casi 3.

El: Laura tiene una sensación del ahorro permanente muy mar-ca-di-ta. Ella: ¡Jajaja! Soy pro-ahorro. El: No sabe qué cuida, pero  cuida algo… Ella: El es muy mano larga. Es Rockefeller, y yo soy cuidadosa.

El: Laura tiene una sensación del ahorro permanente muy mar-ca-di-ta. Ella: ¡Jajaja! Soy pro-ahorro. El: No sabe qué cuida, pero cuida algo… Ella: El es muy mano larga. Es Rockefeller, y yo soy cuidadosa.

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