Se admiran, se quieren, se respetan. "El cariño es mutuo. Andrea es una mujer de la que cualquier hombre se
enamoraría", arriesga Gerardo Sofovich (65), refiriéndose a Andrea Del Boca (37). "Lo admiro como hombre y como persona. Es alguien a quien quiero mucho", explica Andrea, refiriéndose a Sofovich. Estos dos grandes de la televisión argentina -que por primera vez compartieron una cámara cuando ella nacía al mundo del espectáculo como una verdadera niña prodigio- se reencontraron hace tres meses, cuando él la invitó a jugar al Ochola. Hacía diez años que no se veían cara a cara y despertaron todo tipo de comentarios. Gerardo, a juicio de las mujeres del ambiente "un verdadero caballero", la había invitado varias veces a participar en Hacete la América, el ciclo que conduce los sábados a las 21. Y sistemáticamente, Andrea se negaba a concurrir. No por desprecio. Sino porque en pleno éxito de El sodero de mi vida -la telenovela que protagonizaba junto a Dady Brieva- llegaba al fin de semana extenuada por tantas horas de grabación. No tenía ganas de asomarse a la calle. Sólo salía pa
ra poder descansar en su quinta del oeste del Gran Buenos Aires junto a sus padres, Nicolás y Ana María, y especialmente con Anna, su pequeña hija. Además, después del fracaso de su última relación con Ricardo Biasotti, el padre de su beba, no tenía interés en volver a formar pareja.
Pero cuando se liberó de sus compromisos laborales, Gerardo volvió a la carga y Andrea terminó aceptando de buen grado. El día del reencuentro en la tele, ella le hizo un pequeño pero sentido homenaje a su papá, Nicolás Del Boca, y los dos se divirtieron y compartieron recuerdos como dos grandes amigos. El efusivo abrazo de la despedida frente a las cámaras dio pie a especulaciones y, casi naturalmente, surgió el rumor del comienzo de un affaire. Pero lo cierto es que pese a que muchos sostienen lo contrario y creen saber la verdad, ese día Andrea se fue en un remise a su casa. Y Gerardo a comer con amigos, como siempre, a El Corralón, en Anchorena y Córdoba.
Es real que él la llamó días más tarde para volver a verla. Y a partir de ese momento siguieron encontrándose siempre dentro de una relación de cariño y respeto. "Fuimos a comer a La Stampa, en Maure y Migueletes, hace como un mes. Pero estuvimos juntos nada más que cuarenta y cinco minutos compartiendo una simple cena. Yo después me fui al canal porque era viernes y tenía que hacer Polémica en el Bar", reconoce Sofovich.
"Admiro su polenta, es un laburante incansable. Y como hombre, es una gran persona y un tipo bárbaro. Alguien con una enorme trayectoria que en esta sociedad en la que vivimos no se respeta demasiado. En su faceta de autor, productor o empresario, siempre está buscando crecer porque ama todo lo que hace", confiesa Andrea a GENTE.
-¿Y entre ustedes surge la palabra "amor"?
-No comments. Ahí avanzamos demasiado y no es el momento. De mi vida privada no hablo más.
-Perdón, pero aunque usted me diga que no habla más de su vida privada, estoy obligado a preguntarle si se siente contenida por Gerardo Sofovich.
-Por supuesto. Si no, no aceptaría sus invitaciones a cenar…
Andrea pide disculpas por interrumpir el diálogo. Nunca le agradó salir a contestar cuando le adjudicaron algún que otro romance. Y no quiere que nada perjudique o dañe la muy buena relación que vive con Sofovich. "Muchos dicen cualquier cosa. Hasta especulan con la diferencia de edad. Eso para mí es una ridiculez. Primero porque los que me conocen de toda la vida saben que no es algo que me importe. Además, Gerardo es un hombre seductor, muy buen mozo, caballero, sensible, y eso conmueve a cualquier mujer. Si las relaciones afectivas dependieran de las diferencias de edad, no habría divorcios en ninguna parte del mundo. Sería una cuestión matemática. Se casan dos de cuarenta y funciona. Pero no pasa por ahí. En mi caso, mis parejas siempre han sido mayores que yo".
-¿Por qué, Andrea?
-Porque al tener tantos años de profesión, siento que alguien de mi edad no tiene mi experiencia. Entonces no compartimos el esfuerzo o los logros de la misma manera. El hecho de estar con personas adultas me da una madurez que me hace sentir más cómoda. Para mí, Gerardo no tiene edad. No lo veo con una edad determinada. Un tipo que trabaja en vivo y hace seis programas por semana tiene más polenta que uno de treinta años. Como decía Jorge Luis Borges, uno tiene la edad de sus proyectos.
El viernes 19 de octubre, Andrea Del Boca cumplió treinta y siete años. Y por la noche fue agasajada por Gerardo en el restaurante
La Bourgogne del Hotel Alvear. Aquí hay un detalle que vale destacar: Andrea no sale muy seguido a cenar con amigos, y menos el día de su cumpleaños. "Esto indica que él es un hombre importante en su vida, porque Andrea no va a comer con cualquiera en una fecha tan especial", confiesan quienes tienen acceso a su círculo íntimo.
"No pude estar presente en el festejo que le organizaron familiares y amigos al mediodía porque tenía que hacer Polémica a la una de la tarde y entonces decidí invitarla a cenar", relativizó el lunes Sofovich en el programa Intrusos en el Espectáculo que conduce Jorge Rial, aceptando que había sido descubierto por las cámaras. Y luego agregó, mientras sus ojos brillaban con la picardía que lo caracteriza: "No nos damos besos en la boca, y si lo hiciéramos no lo diría. Ojalá estuviéramos enamorados para decir que somos novios". Horas más tarde, ante la consulta de
GENTE, Gerardo fue más terminante todavía: "Lamento pincharles una primicia, pero la realidad es que, al revés que en el bolero de Armando Manzanero, nosotros no somos novios".
Con Andrea somos grandes amigos, íntimos. La estoy acompañando en un momento especial de su vida", admitió él.
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Andrea y Gerardo cenaron en el restó La Bourgogne en La Recoleta y celebraron el cumpleaños número 37 de la actriz. "Con Andrea somos grandes amigos, íntimos. La estoy acompañando en un momento especial de su vida", admitió él.
Lo admiro como hombre y como persona. Es alguien a quien quiero mucho" ">
"Lo admiro como hombre y como persona. Es alguien a quien quiero mucho"
