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La tercera es la vencida

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Dice que fue una decepción salir del Registro Civil el jueves a la mañana, recién casado, y que no hubiera ningún fotógrafo esperando ahí afuera, sobre la veredita de Coronel Díaz y Beruti, listo para “escracharlo”. Que sólo había dos conocidos que les tiraron unas románticas rosas rojas, pero nada más. Que después, ya que no había nadie más, se sacó una foto con los empleados del lugar y se fue a su casa con su nueva mujer. Lo dice cuatro días después, vía mail y en broma, por supuesto. Porque está claro que para Roberto Pettinato, como personaje mediático, cuanto más rating tenga su programa, mejor, pero afuera del canal, en su vida diaria e íntima, las cosas cambian y la fórmula se vuelve inversamente proporcional: cuanto más desapercibido pase, mejor. Mucho mejor.

TAN DE REPENTE. Justamente por eso, y porque se supone que el amor tiene algo adolescente e irreflexivo que hace que valga la pena, es que el jueves 7 de junio, a las 10:30 de la mañana, Roberto Pettinato y Karina El Azem se casaron en secreto, sin avisarle a casi nadie, después de sólo diez meses de noviazgo.
La novia, vestida con un trajecito verde, la cara sin maquillar, y Petti, con un elegante traje azul y una corbata del mismo color, entraron de la mano al Registro Civil un rato antes de las diez, comparecieron frente a la jueza, dijeron que sí, que aceptaban, cuando Su Señoría les preguntó si se aceptaban como esposos, firmaron lo que tenían que firmar para que la cosa fuera legal y después se besaron como marido y mujer ante la ley y los poquísimos invitados: Marcelo Giglio, Osvaldo Arias, los testigos, el padre de Karina, y Crisantema, hermana del conductor. Después, todos fueron hasta la casa de Karina, en Recoleta, donde comieron algo, brindaron y miraron la cinta que habían grabado minutos antes, en la ceremonia civil.

Para Petti ésta fue la tercera vez que le tocó ver una filmación en la que él mismo se estaba casando. La primera había sido la de su boda con la astróloga Cecilia Dutelli, madre de sus tres hijos, Tamara (22), Homero (18) y Felipe (13) –quienes se enteraron del nuevo estado civil de su padre por la radio–. Y la segunda, cuando dio el “” con Gabriela Blondeau, con quien todo terminó en divorcio el año pasado.

LOVE STORY. Roberto (51) y Karina (37) se conocieron en julio del 2006 durante la inauguración de 647, un restó muy cool de San Telmo. Allí, una amiga en común los presentó, se sonrieron mutuamente, Petti le dijo que se parecía a Nicole Kidman, ella le respondió que alguna vez ya se lo habían dicho y le volvió a sonreír. Así, compartieron mesa, Petti fue desplegando todo su arsenal de ocurrencias y chistes, ella le contó de sus obras de arte y algo se encendió. “Esa noche hablamos bastante. A mí me cayó muy simpático, porque si bien sabía que era un tipo así, no lo imaginaba tan sociable. Cuando mi amiga nos presentó, lo primero que él me dijo fue: ‘Qué coincidencia: yo tengo un cerebro de plástico y vos sos artista plástica. Vamos a llevarnos bien’”, recordaba Karina hace un tiempo. “Fuera de lo conocido, que es brillante, espléndido y divertido, lo que más me sorprendió es que es súper tierno, dulce y amoroso, algo que no esperaba”, decía entonces. “Ella me vio como un Badía piola, o un Fernando Bravo moderno (carcajadas). Ni bien la vi, sentí algo especial. Sabía que esta mujer no iba a pasar desapercibida en mi vida”, contaba Petti para esa época. Y vaya si tenía razón...

FLASHES. Poco tiempo después, sus fotos juntos empezaron a multiplicarse en los medios, y ellos en ningún momento se esforzaron por negar u ocultar nada. Un día, unos meses más tarde, Petti hizo un bolso y se instaló en la casa de ella. Así de fácil, así de rápido. “La llamé por teléfono y a las pocas horas de estar hablando le pregunté si sólo llevaba mi bolso o prefería que también trajera los muebles”, recordaba él hace poco. “Cuando entré a su casa y vi todas las obras, sin entender nada de arte, terminé de enamorarme. Te voy a confesar: muero de amor por esta mujer”, le decía Petti a GENTE semanas atrás, en la primera y única nota que dieron en el hogar que comparten.

LO QUE VENDRA. Primero, antes que nada, van a mudarse un lugar con m;as espacio. Después, en cuanto tengan algún tiempito disponible, tienen pensado irse de luna de miel, preferentemente a algún lugar dentro de la Argentina. Después, disfrutar lo más posible de las delicias de la vida matrimonial. Y finalmente, quién sabe, por qué no, uno de los planes podría ser tener hijos: uno, dos, los que vengan. “En algún momento se habló, pero vamos despacio y tranquilos. Toda relación tiene sus etapas y, aunque a nosotros muchas cosas se nos dieron de manera rápida, vamos de a poco”, dijo ella.

Y él corroboró: “Muchas veces hablamos sobre nuestros futuros hijos juntos. Todas las parejas tienen que tener sueños en común, porque si no, son relaciones estériles o muertas”.

Y la de ellos no es una de esas relaciones.

Roberto y Karina firman el acta matrimonial, ya como marido y mujer. Marcelo Giglio y Osvaldo Arias fueron sus testigos en el Registro Civil.

Roberto y Karina firman el acta matrimonial, ya como marido y mujer. Marcelo Giglio y Osvaldo Arias fueron sus testigos en el Registro Civil.

El viernes, al día siguiente de casarse por Civil y tras la noche de bodas en su casa, Roberto Pettinato y Karina El Azem salen del departamento que comparten en Recoleta.

El viernes, al día siguiente de casarse por Civil y tras la noche de bodas en su casa, Roberto Pettinato y Karina El Azem salen del departamento que comparten en Recoleta.

“Muchas veces hablamos sobre nuestros futuros hijos juntos. Todas las parejas tienen que tener sueños en común, porque si no, son relaciones estériles, o muertas”

“Muchas veces hablamos sobre nuestros futuros hijos juntos. Todas las parejas tienen que tener sueños en común, porque si no, son relaciones estériles, o muertas”

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