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La primera salida familiar después del dolor

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El dolor los unió y los hizo más fuertes”, fue el título con el que GENTE abordó desde su portada la tragedia de sus vidas y anticipaba, con información precisa, las escenas registradas el domingo 12 junio, entre las 12.30 y las 18.
A quince días exactos de la durísima pérdida de Ringo, Juana Viale (29) y Gonzalo Valenzuela (33) demostraron que, a pesar de la tristeza, la prioridad jamás ha dejado de ser la unidad familiar. Motivada por un inusualmente soleado día de otoño, la pareja optó por salir del Golf Club Argentino de Del Viso, donde reside desde el sábado 28 de mayo, para cumplir con una promesa inquebrantable hecha a dos pequeños inquietos. Ambar (8) y Silvestre (3) finalmente visitaron el bioparque Temaikén, en Escobar.

En hora pico –lo que denota la falta de preocupación por la persecución mediática–, y dedicados al único objetivo de hacer felices a sus hijos, Juana y Gonzalo comenzaron el día cruzando, de la mano, el puente que une el estanque de los flamencos con el de los pelícanos. “A pesar de los lentes oscuros que llevaba, Juana era inconfundible. La gente se paraba a ver la escena familiar, sin molestar siquiera con comentarios, como respetando su tiempo y, hasta pude sentir, los acompañaban desde lo afectivo”, comentó un testigo del paseo.

Para cuando llegaron al sector de los colobos –los monos sagrados de los budistas–, los chicos, hiperkinéticos, buscaron la complicidad lúdica de Gonzalo. Fue así que el actor chileno jugó con ellos a hacer piruetas. Con paciencia y entre carcajadas, los alzaba, los tiraba hacia arriba y los atajaba con un abrazo.

Luego del paso por el mariposario –al parecer el sitio preferido de Ambar–, la familia hizo un alto para comer en un parador. El almuerzo terminó con helados para todos.

Antes de emprender el regreso, los chicos visitaron el acuario y, según testigos, sus comentarios denotaban una marcada educación y conciencia ecológicas. “Tanto Juana como Gonzalo se mostraban muy amorosos con Ambar y Silvestre. Los escuchaban, les hacían preguntas y festejaban sus ocurrencias”, detalló una mamá que seguía sus pasos.

Minutos antes de las 17, la familia enfiló hacia Del Viso, pero antes hizo una escala repentina en el camino, como si aprovechasen la oportunidad de un asunto pendiente. Gonzalo, quien conducía, estacionó en el parking de una concesionaria de autos usados, y sin bajar, solicitó la atención de uno de los representantes de la firma, que se aproximó a la ventanilla. Tras algunos minutos de consulta, Juana, escoltada por Ambar, bajó y caminó hacia la oficina de la compañía, pero en la división correspondiente a los vehículos cero kilómetro. Fueron alrededor de veinte minutos los que tomó la charla con el vendedor, quien confeccionó una carpeta informativa sobre los modelos Audi A4 y los planes de pago.

Allegados a la familia Viale-Valenzuela aseguran que no ha sido la primera vez que Juana abandona por un rato la residencia familiar del Golf, como por ejemplo en plan de trámites personales, pero sí se trató del esperado regreso grupal a la vida pública.

Según versiones internas, al llegar a casa Juana se comunicó telefónicamente con su hermano, Nacho Viale, quien estaba pronto a partir hacia Madrid para participar de la presentación de RedInnova, un evento tecnológico mundial sobre Internet, que lo mantendrá en España hasta el 17 de junio. Los chicos también pudieron despedirse de su tío.

Si bien la radicación en Chile es una posibilidad que todavía se baraja, hasta el momento el viaje trasandino sólo tendría lugar en plan de descanso. Al parecer, y sólo después de que Gonzalo Valenzuela termine con las grabaciones de Un año para recordar –la ficción de Underground–, la pareja tomaría algunos días de intimidad en Santiago, durante las dos semanas de vacaciones invernales de la pequeña Ambar De Benedictis.

Mientras tanto, Juana Viale continúa con la terapia psicológica. Clínicamente está controlada y el marco de contención familiar que la rodeó estas dos semanas ha sido fundamental. A diario recibe al menos dos llamados de su abuela, Mirtha Legrand, y su mamá, Marcela Tinayre, la visita con frecuencia. “Juanita está más fuerte –reveló una persona ligada a su círculo íntimo–. La terapia la ayuda, pero nada es más poderoso que el amor de sus hijos y la compañía incondicional de Gonzalo”. Domingo, 16.50 horas. Valenzuela condujo el auto de Juana. En el trayecto, Ambar no dejó de conversar con ellos, entusiasmada por el paseo.

Domingo, 16.50 horas. Valenzuela condujo el auto de Juana. En el trayecto, Ambar no dejó de conversar con ellos, entusiasmada por el paseo.

Domingo, 17 horas. Expeditiva, Juana decidió parar en una concesionaria. Mientras Gonzalo cuidaba a Silvestre en el auto, Ambar acompañó a su mamá. Testigos se divirtieron viendo la destreza física de la pequeña, al verla jugar con la valla de seguridad como si bailase calipso.

Domingo, 17 horas. Expeditiva, Juana decidió parar en una concesionaria. Mientras Gonzalo cuidaba a Silvestre en el auto, Ambar acompañó a su mamá. Testigos se divirtieron viendo la destreza física de la pequeña, al verla jugar con la valla de seguridad como si bailase calipso.

Fiel a su estilo cómodo e informal, la actriz reapareció luciendo ropa suelta y colorida. Sólo usó lentes oscuros por momentos, y se mostró libre y despreocupada de la mirada ajena. La joven mamá supo disfrutar de un ámbito público aun en hora pico. La gente que la vio respetó su momento.

Fiel a su estilo cómodo e informal, la actriz reapareció luciendo ropa suelta y colorida. Sólo usó lentes oscuros por momentos, y se mostró libre y despreocupada de la mirada ajena. La joven mamá supo disfrutar de un ámbito público aun en hora pico. La gente que la vio respetó su momento.

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