LA MUERTE DE NISMAN: “No creo en la teoría del suicidio” – GENTE Online
 

LA MUERTE DE NISMAN: “No creo en la teoría del suicidio”

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Unos días antes de su muerte, el fiscal Alberto Nisman me confesó que alguien del servicio secreto lo había traicionado, y pasó información de él y su familia”.

La revelación que el lunes 26 hizo la diputada nacional Patricia Bullrich en la puerta de la Fiscalía alentó una teoría compartida por muchos. Al fiscal que el lunes 19 debía declarar en el Congreso de la Nación para ratificar la denuncia de un supuesto complot del Gobierno para “fabricar” la inocencia de los iraníes sospechados de volar la mutual judía AMIA en 1994, lo asesinaron. La misma teoría sostiene la presidenta Cristina Kirchner, quien el miércoles 21 escribió en su página de Facebook: “No tengo pruebas, pero tampoco dudas. No fue un suicidio, sino una operación contra el Gobierno”.

La jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado –(51), ex esposa de Nisman y mamá de sus dos hijas, Iara (15) y Kala (7)–, también duda de que el fiscal se haya quitado la vida. “No creo en la hipótesis del suicidio, y existen algunas cosas que me preocupan de la investigación. Por esta razón, voy a solicitar que se le realice una nueva autopsia”, confió la doctora.

El lunes se presentó en la Fiscalía por segunda vez, para ampliar su declaración ante la fiscal Viviana Fein. Aunque en un principio se creyó que la muerte de Nisman se había tratado de un suicidio, existirían indicios para dudar. En la confirmación o no de las pruebas definitivas está hoy la fiscal Fein, una mujer que enfrenta el mayor desafío de su carrera: hallar la verdad en una causa que conmociona a los argentinos.

CEREBRITO, EL DUEÑO DEL ARMA. El lunes, el colaborador informático de la Unidad Fiscal Especial AMIA, Diego Lagomarsino, se convirtió en el primer imputado en la causa. ¿El motivo? Quedó bajo la figura que contempla el artículo 189 bis, apartado 4 del Código Penal: “Será reprimido con prisión de uno a seis años el que entregare un arma de fuego por cualquier título a quien no acredite su condición de legítimo usuario”.

De 35 años, casado, papá de tres hijos, conocido como Cerebrito y con un sueldo de 40 mil pesos mensuales, Lagomarsino es la última persona que vio con vida al fiscal. El sábado 17 estuvo dos veces en el departamento de Nisman en la torre Le Parc. En la segunda, le llevó una pistola Bersa calibre 22 largo.“Me llamó y me preguntó si tenía arma. Le dije que sí y me pidió que se la llevara”, le contó el imputado a Fein. Su testimonio generó demasiadas dudas.

El ex interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y actual diputado provincial por Nuevo Encuentro, Marcelo Saín, reveló que Lagomarsino es un viejo conocido: “Hace diez años, el joven se ofreció como informante de esa fuerza y dijo que nos podía entregar organizaciones de narcos. Aseguró que trabajaba como servicio y venía recomendado por un integrante del Grupo Halcón. De todos modos, no llegamos a un acuerdo”.

Y el lunes 26, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a mencionarlo como principal sospechoso: “Lagomarsino era una persona que atacaba en forma feroz a este gobierno y su hermano es integrante del estudio jurídico Sáenz Valiente, socio del grupo Clarín. ¿Es sospechoso, no?”.

Sin embargo, sus papás Ana y Héctor Lagomarsino, refugiados en una playa del sur de Buenos Aires, desmintieron esta versión: “Mi hijo no era parte de los servicios de inteligencia. El sólo trabaja en informática. Cometió el error de prestarle su arma al fiscal, pero nada más. Se enteró de la muerte de Nisman al día siguiente, cuando nosotros le avisamos”.

LAS CONTRADICCIONES. El suboficial superior Armando Niz y el sargento Luis Miño son los dos agentes de la Policía Federal que estaban a cargo de la custodia del fiscal el domingo 18 de enero, y tuvieron contradicciones en sus declaraciones. Una de las diferencias es sobre la hora en la que ellos decidieron subir al piso 13, departamento B –la casa del fiscal–, después de que Nisman no respondiera los llamados telefónicos. Niz aseguró que “fueron a las 14.30 a tocar el timbre de la casa”.Mientras que Miño indicó que lo hicieron “dos horas y media más tarde, a las 17.00”.

Así lo publica la periodista Teresita Dussart en su blog Relaciones Internacionales. Pero ésta no es la única contradicción. El sargento asegura que al llegar a la casa “dejaron el auto estacionado en el subsuelo, donde no hay señal telefónica”, pero el suboficial superior asegura que pararon el vehículo “en el estacionamiento de cortesía de la planta baja, a la espera que el magistrado se comunicara vía Nextel con ellos”.

A la pregunta de por qué si el fiscal tenía diez personas como custodia, esa noche, la del sábado 17, no estaba ninguna, ahora se le suman las dudas sobre la hora de llegada de Niz y Miño y el lugar donde estacionaron el auto.

DE HUELLAS Y PISADAS. Se supo, después de la muerte del fiscal, que las Torres Le Parc en Puerto Madero no son los edificios más seguros de Buenos Aires. Al poco control y registro en el ingreso (Lagomarsino entró con un arma y nadie lo notó), se le suma que no hay cámaras de seguridad en las escaleras, y el departamento contiguo al de Nisman (13º A) se comunica con el del fiscal por intermedio de una puerta interna. A través del pasillo donde se colocan los motores de los aires acondicionados, cualquiera puede pasar de un departamento a otro sin muchos problemas.

Fue allí donde se encontró y tomó una muestra de una reciente pisada y una huella en uno de los aires acondicionados. Huella que será cotejada con las de quienes tienen acceso al lugar –técnicos, encargados, etcétera– y con el inquilino del 13º A, de origen oriental, quien todavía no pudo ser localizado.

LO QUE OCULTA LA SANGRE. En el baño de Nisman se encontraron salpicaduras de sangre en el espejo. Las muestras, que se encuentran resguardadas en “un sitio de máxima seguridad”, serán cotejadas con las de todos los que se compruebe que tuvieron contacto con el fiscal. Si la sangre no coincide con la de Nisman, puede ser la clave que destrabe esta muerte, que hoy genera demasiadas dudas.

La pregunta que se hacen los investigadores es si, en caso de suicidio, se pueden producir ese tipo de salpicaduras, ya que no había orificio de salida en la cabeza de la víctima.

Además, mediante el análisis de ese rastro, se puede determinar la dirección, la velocidad y la trayectoria del disparo. Otra pericia importante será el estudio de goteo en la escena.

Si Nisman estaba quieto, las gotas deben tener forma redonda, como ocurre en caso de suicidio. Y si estaba en movimiento cuando ocurrió el disparo –¿intentando escapar, por ejemplo?–, las gotas tienen la forma de signo de admiración. Una pericia clave para determinar si Nisman se mató... o lo mataron.

Jueza y querellante. Salgado sale de la Fiscalía Nacional en lo Criminal Nº45, luego de su segunda declaración ante Fein. La jueza llevará adelante la defensa en representación de sus hijas y de Sara Garfunkel, mamá de Nisman.

Jueza y querellante. Salgado sale de la Fiscalía Nacional en lo Criminal Nº45, luego de su segunda declaración ante Fein. La jueza llevará adelante la defensa en representación de sus hijas y de Sara Garfunkel, mamá de Nisman.

Diego Lagomarsino tiene 35 años y desde 2007 trabajaba en la Fiscalía con Nisman. Su familia está compuesta por su mujer, dos hijas y un hijo pequeño.

Diego Lagomarsino tiene 35 años y desde 2007 trabajaba en la Fiscalía con Nisman. Su familia está compuesta por su mujer, dos hijas y un hijo pequeño.

En el ámbito laboral se lo conoce como Cerebrito. Según su versión, Nisman “lo llamó el sábado y le pidió la Bersa 22”. De esa arma salió la bala que terminó con la vida del fiscal.

En el ámbito laboral se lo conoce como Cerebrito. Según su versión, Nisman “lo llamó el sábado y le pidió la Bersa 22”. De esa arma salió la bala que terminó con la vida del fiscal.

“Nuestro hijo no era parte de los servicios de inteligencia. El sólo trabaja en informática. Cometió el error de prestarle su arma al fiscal, pero nada más” (Ana y Héctor Lagomarsino)

“Nuestro hijo no era parte de los servicios de inteligencia. El sólo trabaja en informática. Cometió el error de prestarle su arma al fiscal, pero nada más” (Ana y Héctor Lagomarsino)

Hoy está imputado, porque no puede prestarla. La pena es de uno a seis años de prisión.

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Nisman junto a Tangona, su personal trainer.

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Personal de Prefectura traslada cajas con los papeles de la investigación que estaban en el departamento que ocupaba el fallecido. Fueron guardadas en la bóveda de un banco.

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Patricia Bullrich declaró ante la fiscal Fein y dijo que Nisman “temía por su vida”.

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