«La gente sabe distinguir entre un hombre de acción y un chamuyero profesional» – GENTE Online
 

"La gente sabe distinguir entre un hombre de acción y un chamuyero profesional"

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Arrancó temprano el gran día, el de su debut en la política. Votó a las nueve
de la mañana (temperatura en Buenos Aires: 7 grados. Térmica: 6) en la escuela
Adolfo Bagnasco -Santa Fe al 2700). Saco azul, pantalón gris oscuro, camisa
celeste, zapatos negros veramente italianos. Humor: excelente. Frase: "No me
pidan declaraciones. No quiero romper la veda"
. Votó -con el sueño intacto de
asumir como Jefe de Gobierno el próximo 10 de diciembre- según lo pide la Ley
Electoral: mostrando el sobre, anverso y reverso, antes de hacerlo cruzar la
ranura donde se juegan los destinos políticos. Acto seguido: dos visitas
privadas a dos departamentos en la calle Cerrito al 300, siempre con silencio de
radio. A las once de la mañana -sol pleno- llegó a su búnker: Chacabuco 175,
zona sur. Lo esperaban Horacio Rodríguez Larreta, su candidato a vice, Eugenio
Burzaco, su experto en seguridad, y una visita sorpresa: Margarita Barrientos,
el hada de Los Piletones. Relax: jugó tres partidos al metegol (es casi un
profesional del metier, y desde chico), los ganó al trote, gritó los goles como
si estuviera en su palco supervip de La Bombonera observando un derechazo de
Tévez que derrota a Constanzo. Toque de diana: ¡almuerzo! Pollo con ensalada,
mucha (muchísima) agua mineral, y junto a su mujer, Isabel Menditeguy. Siesta,
como si estuviera en Catamarca o Santiago del Estero, pero módica: de dos a tres
y media de la tarde. Luego, breve caminata "para despejarme". A esa hora
empezaba a arder el "boca de urna". Y M.M., hombre cauto si los hay, empezaba a
sonreír. Es más: se le oyó decir por el celular: "Creo que hoy es un día
glorioso"
. Pero en voz baja…

Un poco más tarde, con la sonrisa un poco más grande:

-Los vecinos nos están respondiendo. Se acabó el verso…

Al revés del tango, las horas que agonizan no se niegan a pasar: vuelan. Las
seis de la tarde. Revientan las pantallas con los números del boca de urna. El
búnker macriano (o macrista) queda sepultado bajo cables, cámaras, micrófonos.
Rodríguez Larreta y el ex ministro radical Enrique Vanossi, primeras espadas del
Compromiso por el Cambio, son los primeros en dar la cara: anuncian "una ventaja
de la fórmula de Mauricio Macri sobre Aníbal Ibarra".

HABLA MACRI

-Mauricio, ¿es su gran momento, o el gran momento depende del ballottage?
-Hoy estoy disfrutando el apoyo de los vecinos, su reconocimiento a nuestro
trabajo. Cuando llegue el ballottage, veremos…

-Sin embargo, no lo noto demasiado triunfal. En su cara hay algo así como una
sombra…
-Es cierto. Tengo un gusto amargo. No me puedo sacar de encima la miserable
campaña de difamación que tuve que soportar durante la campaña. Nunca pensé que
pudiera haber tan poca grandeza, tan poco fair play…

-¿Recuerda que su padre le dijo que si se dedicaba a la política iba a sufrir
mucho? Parece que tenía razón…
-Sin duda. Pero soy terco y tenaz. Cuando decido algo, lo hago a fondo.

-¿Nunca dudó? ¿Nunca se arrepintió?
-No. Pero no porque no hubiera motivos. Sin embargo, tuve apoyos muy
importantes. Decisivos…

-¿De quién, de quiénes?
-Sobre todo, de Isabel, mi mujer.

-El escrutinio casi definitivo indica que usted fue el más votado en la primera
vuelta. ¿A qué se debe? ¿Cuál fue la fórmula?
-A pesar de que empapelaron la ciudad con carteles asociándome al pasado, los
porteños (y los argentinos en general, no nos engañemos) saben distinguir entre
un hombre de acción y un chamuyero profesional. Y yo soy un hombre de acción.
Hasta ahora, hice todo lo que prometí. Le digo más: a lo largo de mi vida, hice,
hago y haré…

-Algunos analistas dicen que, para sus opositores, hablar mal de usted es sacar
chapa de progre, de políticamente correctos, etcétera. ¿Es cierto?

-Más que cierto. Pero no me importa: contesto con hechos. ¿Sabe cuál es una de
mis frases favoritas?

-No. Dispare…
-A las críticas les respondo con el éxito.

-¿Y si le dicen soberbio?
-Les respondo con el éxito bis. Doble. Porque me pueden discutir cualquier cosa,
llamarme "hijo de papá", decirme que vivo en una burbuja, que porque nací rico
no conozco los problemas de la gente, y todo el repertorio. Pero a la hora de
hablar de éxito, no tienen más remedio que cerrar la boca…

-Boca. La Copa Intercontinental. Los campeonatos locales. La Libertadores. ¿Esos
éxitos se comparan con el éxito político, o no tienen nada que ver?

-No voy a negar que salir campeón con Boca es el sueño del pibe. Pero la
política es como una montaña rusa: uno nunca sabe adónde va a terminar. Pasa de
la gloria a la denigración, del cielo al infierno, en un minuto. Con Boca hice
algo importante, claro. Pero lo de hoy es distinto. Siento que me jugué a fondo,
que no me guardé nada, y que mi compromiso con la gente funcionó.

-¿Miedos?
-El único miedo que tengo es no llegar a tener la oportunidad de dar todo lo que
puedo dar por Buenos Aires, por mi país. Por mi patria: la palabra "patria" me
gusta de alma. Soy muy, muy argentino. Ante eso no siento el vértigo de ganar un
campeonato de fútbol. Siento la responsabilidad de no fallarles, sobre todo, a
los pobres.

-Un político argentino dijo que meterse en política era tirarle la honra a los
perros. ¿Cree que es cierto, y que usted la tiró?
-La peor deshonra es el "no te metás". Muchas veces, en muchas circunstancias,
me dijeron "
Mauricio, no te metás. Sos rico, no tenés problemas… ¿para qué te
vas a meter". Pero me metí. A fondo. Y hoy me di cuenta de que hice lo correcto.
Este triunfo les dio la razón a mis sueños, a mis sentimientos, a mi calentura
por las cosas en las que creo.

Noche. De festejos. No desmedidos: serenos. Afuera, cuatro bombos intentan
plegarse a la victoria, pero un vecino los hizo callar: "¡Tengo que dormir!".
Aceptaron, aplaudieron, se fueron. El vocero, Iván Pavlovsky, trae las últimas
cifras. Llega -último momento- María Valenzuela con su hija Malena. Ya estaba,
desde hacía un rato, Ana María Picchio. Eufóricas, pero serenas. M.M., ahora con
camisa celeste, pantalón arena, zapatos negros y ojos rojos de agotamiento, le
habla al público: "No quiero ser triunfalista. Mañana lunes, a primera hora, me
pongo a trabajar de nuevo para ganar el ballottage. A trabajar, digo, porque esa
es la mejor manera de demostrar que este triunfo no es gratuito ni bajó del
cielo. Es lo que supimos conseguir rompiéndonos el alma por Buenos Aires y su
gente".

Macri y su vice, Horacio Rodríguez Larreta, celebran la confirmación de los resultados en el búnker de Compromiso por el Cambio. El binomio obtuvo el 37 por ciento de los sufragios contra el 33,7 por ciento de Ibarra. Después de votar, Mauricio jugó al metegol  y esperó confiado el escrutinio.

Macri y su vice, Horacio Rodríguez Larreta, celebran la confirmación de los resultados en el búnker de Compromiso por el Cambio. El binomio obtuvo el 37 por ciento de los sufragios contra el 33,7 por ciento de Ibarra. Después de votar, Mauricio jugó al metegol y esperó confiado el escrutinio.

Estas elecciones demuestran que el 70 por ciento de los porteños votó contra la reelección de Aníbal Ibarra. Este triunfo le dio la razón a mis sueños, a mis sentimientos, a mi calentura por las cosas en las que creo".">

"Estas elecciones demuestran que el 70 por ciento de los porteños votó contra la reelección de Aníbal Ibarra. Este triunfo le dio la razón a mis sueños, a mis sentimientos, a mi calentura por las cosas en las que creo".

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