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“La gente pedía un cambio”

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Francisco de Narváez. “Hemos derrotado a la vieja y mala política”

Hace un año, tenía una popularidad muy baja. El domingo obtuvo el 34 por ciento de los votos. Ahora algunos hablan de hazaña, De Narváez… –Esto fue una hazaña, pero no mía, sino del pueblo, que se animó a cambiar. Con la gente le ganamos al temido aparato peronista.

–¿Le hubiese gustado que lo llame Néstor Kirchner para felicitarlo?
–No me interesa hablar con él, pero sí me hubiese gustado recibir el llamado de la Presidenta. Creo que él debería correrse y dejar que Cristina Fernández tome definitivamente el rol protagónico en el Gobierno.
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“Si contamos los votos, esta vez ganamos”. Tal vez mimetizado con sus eslóganes de campaña, fue lo primero que pensó a las seis de la mañana, cuando despertó en la habitación de Sol de Agosto, su estancia de General Rodríguez. Desayunó liviano –té con tostadas– junto a su esposa Agustina (Ayllón, 37, ex modelo y abogada), que dentro de quince días tendrá a Antonio, el tercer hijo de la pareja y el sexto del empresario. Después salió a trotar; Francisco de Narváez (55) suele correr entre treinta y cuarenta minutos por día. De regreso, besó a sus hijos Milena y Juan –que ya se habían levantado–, y aprovecharon para jugar en las hamacas del parque hasta las diez y media de la mañana. “Los chicos están chochos, porque hoy pudieron aprovechar un rato a su padre. Hace más de un mes que Francisco no para. Estaba durmiendo tres horas por día…”, comentó Agustina.

Media hora más tarde, De Narváez bajó de su 4x4 para votar en una escuela de la calle Humberto Primo, en Luján. El cielo estaba nublado y el candidato de Unión Pro llevaba un piloto gris y la camisa celeste de rigor, que no se quitó durante toda la campaña. No bien pisó la vereda de la Escuela Nº 14, confirmó lo que tanto había deseado: que ese día, el domingo 28 de junio de 2009, podría resultar el más importante de su corta carrera política. Pero nunca que a las seis de la tarde, con los comicios finalizados, él sería el responsable de la más dura derrota en la carrera política de Néstor Kirchner, la primera derrota en toda su carrera.

Al salir de la escuela de la mano de su esposa, De Narváez no sólo recibió los besos de las señoras que lo esperaban en la vereda, las preguntas de una decena de periodistas blandiendo micrófonos y hasta la presencia de Roberto Peña, su clon en Gran Cuñado –y su frase de cabecera –“Votame… ¡votate! Alica…, ¡Alicateee! ”–. Lo más sorprendente fue la aparición de Michael Jackson… en una versión made in Luján. Con radiograbador al hombro, el clon del Rey del Pop recién desaparecido improvisó unos tibios pasos de Thriller que no lograron calentar la mañana.

Al mediodía, el candidato y su familia siguieron la tradición de los domingos (un buen asado en el campo) y luego acompañó a Agustina a votar a La Plata. Cuando regresó a la Capital Federal –más precisamente al bunker del Pro en Costa Salguero–, las cartas ya estaban echadas. El boca de urna lo daba ganador, pero recién a las nueve menos cinco pisó el escenario para decir. “Estamos ganando la provincia. Hemos derrotado a la vieja y mala política. Si contamos los votos, ganamos…”, repitió como a la mañana.

–En la campaña, muchos dijeron que querían ver su plan. Finalmente, ¿tiene un plan?
–Claro que lo tenemos. Vamos a avanzar en el proyecto del Plan de asistencia único a las familias; la eliminación del IVA para reducir los precios de la canasta básica; la generación del primer empleo –que es un proyecto que tengo presentado hace un tiempo–. Y sobre todo, las leyes que complementan una política de seguridad. Necesitamos que el gobierno ejecutivo nacional lea bien esta elección. Tienen que entender el mensaje de la gente.

–¿Qué debería hacer la Presidenta tras esta derrota?
–No soy quién para sugerirle qué hacer, pero creo que la sociedad dio un mensaje. La gente quiere una forma distinta de hacer política. El domingo se decidió vivir en un país normal. Nosotros, Lole, Gabriela, Mauricio y Cobos tenemos posiciones distintas, pero entendemos que existe un factor común: el diálogo. Ese diálogo del que se olvidó el matrimonio Kirchner.

–Así como se dice que el domingo Macri sacó chapa para ser candidato a presidente en el 2011, ¿usted obtuvo su pasaporte para gobernar la provincia de Buenos Aires dentro de dos años?
–No pienso en eso, se lo juro. Hoy la prioridad es darle al Parlamento la dinámica que necesita. Oxigenar la política, plantear no solamente los debates, sino también la búsqueda de decisión. Y nuestra responsabilidad como legisladores es darles, tanto al gobierno provincial como al nacional, las herramientas necesarias para llevar a cabo su gestión.

Gabriela Michetti. “En la calle muchos me dicen: ‘No te voté, pero te respeto’”

En el PH reciclado ubicado en el corazón de Balvanera reinaba el optimismo. Casi desde el mismo momento en que anunció su candidatura, Gabriela Michetti (44, separada, licenciada en Relaciones Internacionales) sabía que tenía la victoria asegurada. Con las encuestas en la mano y el termómetro de la calle, el domingo 28 se despertó a las nueve y se dedicó a contar las horas para ir hacia el búnker de Costa Salguero.

En un rapto de coquetería poco frecuente en ella, alentada por la gran exposición mediática que la esperaba, recibió a un peinador y un maquillador. “Es que yo no sé hacer esas cosas”, explica ella en el comedor de su casa, después de haber emitido su voto en la escuela número 9 Mariano Moreno y haber concurrido a misa en la Basílica Santa Rosa de Lima. Allí, el padre Alberto –su párroco de cabecera– le dio la bendición y le regaló una copia de la Oración por la Patria. “Es para que la lleves a la banca, a ver si los ilumina”, le dijo. Los feligreses aplaudieron y aprovecharon para saludarla.“No te voté, pero te respeto. Espero que Dios te acompañe”, le dijo una mujer.

Después, acompañada por su hijo, Lautaro (16), su hermana, Silvina, y algunos fieles laderos y compañeros de la política (incluido el mismísimo Mauricio Macri, quien pasó a saludarla a las 15.30 para no romper una exitosa cábala), almorzó pastas y esperó los resultados. Los números no fueron tan holgados como las encuestas habían vaticinado, pero Michetti se quedó con el primer puesto. Los resultados finales la dieron ganadora, con el 31.09 por ciento de los votos, seguida por Pino Solanas (Proyecto Sur), con el 24.21 por ciento, y Alfonso Prat Gay (Acuerdo Cívico y Social), con el 19.01.

–¿A qué cree que se debe este triunfo?
–Más allá de que aún queda mucho, la gente ve que estamos haciendo un gran esfuerzo por cambiar las cosas en la Ciudad. Hay un gran apoyo, y vota un proyecto que se está consolidando.

–¿No tiene que ver con una empatía fuerte del electorado hacia su persona?
–Es verdad que, desde lo personal, tengo una relación fuerte con los porteños. Hay algo afectivo muy positivo. Mucha gente me dice: “No te voto, pero te tengo respeto y confianza”. Esa relación es la que tengo que cuidar para que no se lastime.

–¿Qué característica suya pegó tan fuerte en el electorado?
–Creo que hay una percepción de que soy una persona común. Y, seguramente, también pesará la idea de que soy una mujer que, pese a los problemas y las dificultades, pudo salir adelante, que le pongo fuerza a lo que hago, que tengo vocación. La política tiene un microclima muy jorobado, te chupa mucho. Si no tenés los cables a tierra, te podés convertir en un robot. Los porteños deben ver que a vos realmente te importa mejorar las cosas de la Ciudad, y no tu cargo. Si tu vocación es la sociedad, te podés equivocar, pero lo que la gente tiene que ver es que te preocupa lo que pasa en Buenos Aires.

–¿Le sorprendió el crecimiento de Pino Solanas?
–No. Supo capitalizar al electorado progresista porteño, que estaba bastante disperso y fragmentado. Tiene un discurso relacionado con los recursos naturales que nos cae bien a todos, pero la gente sabe que es para una elección legislativa. Sin menospreciar su capacidad, la gente no votó a Pino con vistas a una posible gestión de gobierno.

–¿Por qué dice que esta campaña fue tan difícil?
–Primero, porque una cosa es acompañar a alguien que es el primer candidato y otra llevar la responsabilidad de representar a todo el equipo. Y segundo, porque fue una campaña muy trabada, con mucho barro en la cancha debido a la falta de propuestas. Nosotros lo intentamos, pero fue difícil, porque enseguida las preguntas eran: “¿Qué opina del juez Faggionato Márquez? ¿Qué dice de las candidaturas ‘testimoniales’?”. Con el ambiente que se había instalado, se hizo muy difícil colar la discusión de temas y proyectos.

–¿Cuál es su idea de trabajo después de las elecciones?
–Ahora me voy a dedicar a fortalecer el partido, para que pueda crecer a nivel nacional. Tenemos que invitar a todos los dirigentes políticos, no importa de qué partido sean, a sumarse a este proyecto. El PRO sabe hacia dónde quiere ir: tenemos un proyecto de desarrollo claro.

–¿Y van a empezar a trabajar en la candidatura de Mauricio Macri para presidente en 2011?
–Eso está atado a una buena gestión en la Ciudad. Mauricio estará sólido para presentarse en 2011 si transforma a Buenos Aires

–¿Cómo se mete la interna del PJ en este armado?
–Aunque hay dirigentes peronistas en este proyecto –como también hay radicales–, no apostamos a quedar sumergidos en la interna del PJ. Tenemos una identidad propia que fortalecer. Hay que crecer desde el PRO.

–¿Será posible hacer eso sabiendo que Francisco de Narváez dijo que quiere pelear por la normalización del PJ?
–Está bien, porque él es peronista y quiere que se regularice su partido. Es la pelea que tiene que dar en el justicialismo. Pero el camino de regularización y saneamiento de esa fuerza es largo. No la veo en el corto plazo.

–¿Cuál es el objetivo inmediato?
–Sentarnos todos, con Alfonso Prat Gay y Pino Solanas, para tratar de reconstruir las instituciones de la República.

Domingo 22 horas. El búnker de Unión Pro es pura euforia. “A partir de ahora sí, para un argentino no puede haber nada más importante que otro argentino”, dijo Macri. Junto a él, Francisco de Narváez y Felipe Solá.

Domingo 22 horas. El búnker de Unión Pro es pura euforia. “A partir de ahora sí, para un argentino no puede haber nada más importante que otro argentino”, dijo Macri. Junto a él, Francisco de Narváez y Felipe Solá.

El domingo, con las cartas ya echadas, De Narváez tuvo un rato para sus hijos Milena y Juan, en su campo de General Rodríguez. A las once votó en Luján, donde se encontró con su imitador y hasta con Michael Jackson. A las tres de la tarde acompañó a Agustina, su mujer, a votar en La Plata, en la calle 42 y 13.

El domingo, con las cartas ya echadas, De Narváez tuvo un rato para sus hijos Milena y Juan, en su campo de General Rodríguez. A las once votó en Luján, donde se encontró con su imitador y hasta con Michael Jackson. A las tres de la tarde acompañó a Agustina, su mujer, a votar en La Plata, en la calle 42 y 13.

Después de votar, la diputada electa fue a misa y recibió la bendición del padre Alberto. La acompañaron su hermana, Silvina; su hijo, Lautaro y su jefa de prensa, Paula Schuster. A Macri le agradeció su “confianza”.

Después de votar, la diputada electa fue a misa y recibió la bendición del padre Alberto. La acompañaron su hermana, Silvina; su hijo, Lautaro y su jefa de prensa, Paula Schuster. A Macri le agradeció su “confianza”.

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