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“La fama siempre fue mi fantasy”

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Por el espejo del toilette vio acercarse a alguien diciendo: “Me encanta tu personaje”. Y ese piropo pretencioso le produjo algo similar a la indignación. “Me tildé. Yo no actúo: soy así. Pero entiendo que no se me crea, porque en este medio muchos ‘hacen que’”, dice Charlotte Chantal Caniggia (19), hoy algo más entendida –y menos ingenua– que hace 115 días, cuando debutó en la pista de Show- Match (el Trece). Tal vez justificando, y así como lo hace con los figurines que dibuja “cuando la inspiración baja”, une trazos deliberados de su historia.

“Desde muy niña fui coqueta, decidida y exigente. Como no me gustaban los vestidos de encaje que mamá me ponía, me los arrancaba y prefería andar por la calle en pañales. Además, rayaba mis zapatitos contra la pared, para que me compraran otros”, cuenta. Se formó en tantos colegios –“casi treinta”– como ciudades hubo en el itinerario de un padre futbolista. En el Notre Dame de Glasgow –su preferido aunque no hubiese chicos– cultivó su fe y hasta aprendió a coser y cocinar.

“Papá me ayudaba con las tareas de Matemática, luego mamá me enseñaba a comprar”, destaca la fanática de la historia y la literatura inglesas. “Siempre fui provocativa, la más popular, la de la falda más corta. Y la fama fue mi fantasy. Aunque jamás me imaginé que caería en un show televisivo como Bailando”, dice. Observó, capitalizó y se nutrió culturalmente. No obstante de todo asombro, exhibe la foto más sencilla de su felicidad: “No hay ni habrá nada como las Navidades con nuestras family british dinners”. Riguroso capuchino mediante y gafas tan firmes como su voluntad de no dejarse ver sin make up, se entrega a una confesión que explicará su siguiente frase: “Sé que soy muy diferente a toda la gente”. Aquí, los pecados de Charlotte. ¿Podrás perdonarlos?

Leé la nota completa en la edición 2465 de GENTE. Desde la maison de Miguel Romano en Palermo, “Tatochi” –como le dicen sus íntimos– espera su turno, entre fotos de su nueva referente. Es ahí donde regresó después de años para su transformación.

Desde la maison de Miguel Romano en Palermo, “Tatochi” –como le dicen sus íntimos– espera su turno, entre fotos de su nueva referente. Es ahí donde regresó después de años para su transformación.

“¿Un sueño? Tener mi propio estelar televisivo: un show con entrevistados y algo de reality de mis viajes por el mundo, en el que daría tips de cómo y dónde comprar mejor”

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Responsable, tal vez rechace las propuestas teatrales –entre otras las de Comba y Flavio Mendoza– porque teme que la necesidad de regresar a Marbella le juegue una mala pasada. Extraña “el clubbing en Nikki Beach y Ocean Club, además de mis días de shopping en Puerto Banús”.

Responsable, tal vez rechace las propuestas teatrales –entre otras las de Comba y Flavio Mendoza– porque teme que la necesidad de regresar a Marbella le juegue una mala pasada. Extraña “el clubbing en Nikki Beach y Ocean Club, además de mis días de shopping en Puerto Banús”.

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