La cordobesita que conquistó a París – GENTE Online
 

La cordobesita que conquistó a París

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La recibió la monótona lluvia de Birmingham y los ecos del penal que convirtió David Beckham en Sapporo frente a nuestra selección. Mal momento para estar en Inglaterra si uno es argentino. Pero allí, precisamente, está hoy Clarisa Fernández, la tenista que causó sensación en los
courts parisinos de Roland Garros. "Está lleno de banderas inglesas, todavía hay carteles en los bares que invitan a ver el partido… me da una bronca bárbara. Pero los ingleses son respetuosos, me

dicen 'perdieron, perdieron', pero de ahí no pasan…", dice con inequívoca tonada cordobesa esta chica de 20 años, flaca (63 kilos), alta (1,79 metro), que le pega con furia a la pelotita aunque parezca que ríe en cada drive. 

El circuito obliga, decíamos, y tras el actual torneo de Birmingham se viene Wimbledon, la catedral del tenis. "Ganar allí y ser top ten es mi sueño", confesará Clarisa durante la charla. Y quién puede robarle las ilusiones, cuando el camino que pisa es firme. ¿Alguien se imagina a un miembro de la familia real entregándole la copa a una argentina? Linda revancha…

Mejor, despertemos. Por ahora, Fernández es la número 34 del mundo, y la gran mayoría de los argentinos nos despabilamos de su existencia hace días apenas, cuando superó escollos (el más difícil, frente a la cuarta tenista del planeta, la belga Kim Clijsters) y llegó a la semifinal del principal
Grand Slam sobre polvo de ladrillo, donde chocó -literalmente- contra Venus Williams, la musculosa morocha que manda en el ranking mundial, quien le ganó por 6-1 y 6-4. De todos modos, se llevó un suculento premio de 170 mil dólares, cuando en toda su carrera, hasta ese momento, había conseguido 109.720 verdes billetes. "Me sorprendía cuando iban pasando las rondas -cuenta-,
porque empecé en la clasificación. Con Clijters jugué muy bien, a ella no se le gana todos los días. Fue lo más importante de esa semana. Después, solamente quería ganar y seguir al otro partido. Cuando terminó todo, y vi que había jugado en la cancha central con Venus, me
dije
: 'Uy, no lo puedo creer'…"


-¿Son inalcanzables las hermanas Williams?

-Venus y Serena tienen un físico imponente, y cuando están del otro lado de la red las ves enormes. Tienen una potencia increíble, se siente. Por ahora están muy lejos, son las que mandan en el top ten. 

Pero enseguida, la cordobesa demuestra que garra y confianza le sobran: "En la semifinal no me solté del todo. Entraba a la cancha central por primera vez, fue chocante. Guillermo Vilas, con quien charlé en París, me decía que estuve bien, y que sólo me falta jugar partidos en ese nivel. Me contó que la primera vez que jugó ahí le temblaban las piernas. Son experiencias que se tienen que vivir, y ya me tocó. Pero igual me da bronca perder, aunque sea contra la número uno del mundo. Ya va a llegar (ríe)...
Vamos a ver qué pasa en los próximos torneos". 

El encuentro entre Vilas y Clarisa fue en la fiesta de Roland Garros que organizó la Secretaria de Turismo y Deporte argentina. Hubo asado, tango y el presidente de la federación de tenis de Francia, Christian Bimes, homenajeó a nuestro Gran Willy por los 25 años de su triunfo allí.


-Clarisa, hace una semana eras la número 87 y hoy estás 34 en el mundo. No es poco…

-Claro. Cuando llegué acá todas las jugadoras vinieron y me felicitaron. Sé que después de Roland Garros me gané el respeto de las demás. No es lo mismo que ser la 120 del ranking…

El tenis llegó a la vida de Clarisa Fernández, que nació el 28 de agosto de 1981, a los seis años. "Miraba por televisión a Gabriela Sabatini y pedí que me llevaran a jugar", recuerda. Ni Miguel (su padre, comerciante) ni Graciela (su madre, abogada) tenían al tenis como pasión. Apenas su abuela Marietta (o Mamina, como le dice ella) lo había jugado de joven. "Ellos me apoyaron desde chiquita. Me dejaron hacer lo que quería. 
Después de jugar torneos provinciales y nacionales para el Club General Paz Juniors, de mi barrio, hablaron con Leonardo Lerda, mi actual entrenador, y pude empezar con él en el Córdoba Lawn Tennis. Me cambió muchas cosas técnicas, físicas y mentales. Ahí empecé a competir. Y me di cuenta, a los 15 años, que era la última chance. A esa edad, en el tenis ya sos viejo para empezar
".


-¿Se te hace duro estar mucho tiempo fuera de tu casa?

-Viajo desde los 16, por suerte siempre con mi entrenador. Me acostumbré, es mi profesión. Extraño, sí, porque la familia y los amigos están en Córdoba.


-¿Qué hacés cuando volvés al barrio Juniors?

-Salgo con amigos, leo mucho: Coelho, Bucay, Benedetti, Aguinis, Neruda… Y como buena cordobesa, me gusta el cuarteto. 

-La Mona Jiménez, obvio…

-Sí, pero primero, para mí, están los Trulalá. También voy seguido a la cancha a ver a Belgrano, que va a volver pronto a primera… y a Boca, cuando juega acá.

-¿Y no hay un novio que te espere allá en Córdoba?

-(Ríe). Eso no me lo preguntés… no te lo voy a contestar. Lo único que te puedo decir es que la llevo bien… pero nada más.


-Clarisa, sos alta, flaca, linda, ¿qué vas a decir cuando te tienten para ser modelo, como Anna Kournikova?

-(Ríe). No, no me gustaría. Mirá dónde está Kournikova en el ranking. Me quedo con el tenis.

Hugo Martin
fotos: Bibiana Fulchieri, Jorge Sclar y archivo Atlántida

Dio los primeros raquetazos, en 1988, durante una clínica de tenis en el club General Paz Juniors, con José Luis Clerc como profesor. Hoy es más que una promesa.

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Entre partido y partido, Clarisa recorrió las calles de la capital francesa. Como buena mujer, miró pilchas y hasta jugó con un maniquí.

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