“Juego un año más y después me retiro para casarme y tener hijos” – GENTE Online
 

“Juego un año más y después me retiro para casarme y tener hijos”

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Como si se tratara del final de un cuento de hadas, la carrera tenística de Paola Suárez (29) está ingresando en la recta final. Y aunque su almanaque deportivo deshoja las ultimas páginas, la protagonista principal de esta historia todavía se siente incómoda cuando se le enciende una cámara o, como en este caso, un simple grabador. Llega puntual a la nota, acordada en el comedor del Centro Asturiano en Nuñez, saluda tímidamente y enseguida se refugia en la soledad que le darán la peinadora y la maquilladora: “Imagino que mucho no podrás hacer con esta cara”, comenta entre risas, aunque pocos minutos después, con una pequeña base de maquillaje y un poco de rímel en los ojos, su rostro parece de porcelana.

Una mujer exótica, dueña de una belleza poco común: “Hacer este tipo de notas, posando y hablando de mí como mujer sin ponerme colorada, me costó varias horas de terapia. Recibía a ustedes, los periodistas, y después me preguntaba: ‘¿Qué hice para merecer esto?’”. Y mirá que en ese momento yo ya era la número uno de dobles con Vivi” (la española Virginia Ruano Pascual).

Y aunque entendió que quedará en las páginas de la historia argentina del tenis como la primera jugadora en subir a lo más alto del ranking mundial de la WTA en dobles (podio que logró el 9 de setiembre de 2002 y que mantuvo por casi tres años, la chica nacida el 23 de junio de 1976 en Pergamino todavía no se la cree. A casi tres meses de su operación en el labrum acetabular (una estructura fibrocartilaginosa adherida al borde del acetábulo de la cadera), que llegó a estar novena en singles durante 2004 y hoy ocupa el puesto 153, continúa con su rehabilitación para volver a jugar. “Antes de la lesión me costaba mucho levantarme para ir a entrenar y no me sentía contenta dentro de la cancha –explica Paola–. Pero estos meses que estuve parada fueron como una inyección anímica. Hice un balance de todo lo que conseguí y decidí jugar un año más. Después sí, me retiro para casarme y tener hijos. Aunque primero tendré que buscar un padre (Risas). En serio, quiero recuperar el primer puesto que tuve en dobles –hoy figura en la sexta posición–, y ponerle el broche de oro a mi carrera”, planea.

–Vamos por partes: ¿cuál es el balance que hizo de todo lo que consiguió?
–Vivir de lo que a uno le gusta ya es bárbaro. Pero además, las alegrías que me dio el tenis, lo que viajé y conocí el mundo... Ver Wimbledon y el US Open desde casa no fue muy lindo. Me moría de ganas por estar ahí.

–¿Siempre pensó en ganarse la vida como jugadora?
–La verdad es que todo se dio medio de casualidad. Como mi papá (Orlando) cuidaba las canchas, yo vivía con mi familia (sumarle a mamá Rosa y a su hermano Horacio) dentro del Lawn Tennis de Pergamino. Un día me regalaron una raqueta y empecé a jugar con la gente del club. Cuando cumplí catorce años aproveché que había quedado libre en el colegio secundario y me vine a Buenos Aires. Andaba bien y me mudé a la casa de Daniel Pereyra, mi entrenador. Así comenzó mi historia.

–Imagino lo duros que habrán sido sus comienzos. Tratando de ganar para avanzar y no tener que armar rápido las valijas.
–Seguro. ¡Lo más duro era cuando perdía! Muchas veces me preguntaba: “¿Qué estoy haciendo acá? ¿Por qué no me vuelvo a Pergamino?”. Demasiada presión para una nena.

–Sus padres conocieron de cerca su gran esfuerzo. ¿Cómo la tratan los pocos días que está en su casa?
–Muy bien. Ellos son mi cable a tierra. Aunque te confieso que nunca se metieron demasiado con mi carrera. Me acuerdo que una vez había ganado un Grand Slam, los llamé por teléfono y lo primero que me preguntaron fue: “¿Estás bien?” Y cuando les dije que sí, me volvieron a preguntar: “¿Y tu tenis cómo va?”. ¡Había ganado uno de los torneos más importantes de mi vida y ellos lo primero que me preguntaron fue si estaba bien!

–Y después de todos los títulos que consiguió, el dinero, las notas… ¿sus padres comenzaron a preguntarle más por sus resultados?
–Sí, ahora sí, pero recién hace unos años, cuando se mudaron a la Capital, más cerca de mi casa. Igual, hablamos poco de tenis, y ellos siguen con su vida normal. Es más, mi viejo todavía trabaja como cuidador en una cancha. Con respecto a las notas, no fueron muchas las que me hicieron...

–¿No? ¿Qué explicación le encuentra? Porque usted ganó, y mucho.
–Pasa que son muchos los jugadores argentinos dentro de los cincuenta mejores, y todas las semanas alguno tiene una actuación destacada. Eso opacó un poco lo mío. Está todo bien, soy amiga de varios de los chicos y cuando puedo voy a verlos. Me gusta mucho el juego táctico de Nalbandian, y a Calleri lo sigo porque somos muy amigos.

–¿Con quién se lleva mejor en el circuito?
–Con Agustín Calleri. Fuimos compañeros en la escuela secundaria. Pero tengo buena relación con todos. De las mujeres argentinas, con Mariana Díaz Oliva. Y de las extranjeras, con Vivi (su compañera de dobles), y con la colombiana Fabiola Zuluaga y la francesa Natalie Dechy.

–¿Le llamó la atención la cantidad de chicas homosexuales que hay en el circuito?
–Al principio me chocaba, me ponía incómoda y hasta tenía un poco de miedo. Pero hoy, con catorce años de carrera, pienso que cada una puede hacer de su vida lo que quiere. Aparte, te aseguro, jamás ninguna intentó tirarse ni un lancee conmigo. Es más, he tenido alguna amiga en el circuito que era lesbiana y me llevé muy bien. De todos modos, hay situaciones que todavía me siguen incomodando. Por ahí las veo juntas, besándose al lado mío, y me da un poco de pudor.

–Al principio hablaba de su trabajo con el psicólogo. ¿Cuánto influye la cabeza en la carrera de un tenista?
–Muchísimo, es fundamental. Hay jugadores que tienen unos golpes espectaculares y sin embargo son medio frágiles de cabeza, y por eso no escalan al lugar que deberían. Y otros, gracias a su mentalidad, llegan a ser top- ten. A mí me ayudó a darme cuenta de que estoy donde estoy porque me lo gané, y no porque nadie me lo haya regalado.

–¿Por qué le costaba tanto entender eso?
–Tiene que ver con mis orígenes humildes. Nunca imaginé que iba a salir en la tele y esas cosas. Pero hoy ya lo entendí. Esa fue una de las cosas que también pensé en este tiempo que tuve para reflexionar.

–Y de la lesión ¿cómo está?
–Muy bien. Fui a ver al médico hace tres semanas y me dijo que venía avanzando bastante. Ya empecé a practicar un poco de tenis, y en noviembre voy a poder entrenar a full. La operación era necesaria. Terminé Roland Garros con unos dolores terribles. No daba más. Lo primero que hice fue ir a ver al médico. Me recetó algunos calmantes y así pude jugar la semifinal y la final.

–Dice “médico” y lo primero que se me viene a la mente es el doping de Guillermo Cañas. ¿Qué piensa de eso?
–Me parece que algo raro hubo, porque si un médico te da algo, debe quedar escrito y asentado. Y como algo raro hubo, espero que después del juicio la cosa se revierta y le bajen un poco la sanción.

–¿Siente, como la mayoría de nuestros tenistas, que hay una especie de “persecución” contra los argentinos?
–Mirá: no puede ser que los dopings positivos siempre sean de los chicos argentinos. Si te ponés a hilar fino, hubo muchos casos de tenistas mujeres y hombres que misteriosamente dejaron de jugar por tiempos prolongados sin dar ninguna explicación. Aparte, cuando alguno de afuera da positivo, las sanciones son mucho más leves.

–Para cerrar, viéndola así, atractiva, de sport, sin la ropa de tenista, nos obliga a volver a uno de los primeros temas que tocó: ¿cómo es eso de que tiene que buscar un papá para su futuro hijo?
–Sí, estuve tres años y medio de novia con un chico brasileño, pero la relación se terminó y ahora estoy sola.

–¿Se le hace difícil por su carrera tener una persona al lado?
–Sí, es muy difícil. Por la distancia, porque muchos meses del año estás fuera del país… Es algo complicado. Por eso pienso que a fines de 2006 será mi momento sentimental: cuelgo la raqueta y me dedico a formar una familia.

Tras la intervención quirúrgica en España, la chica de Pergamino recuperó su sonrisa y volvió a los entrenamientos: “<i>Quiero recuperar el primer puesto en dobles</i>”, adelanta.

Tras la intervención quirúrgica en España, la chica de Pergamino recuperó su sonrisa y volvió a los entrenamientos: “Quiero recuperar el primer puesto en dobles”, adelanta.

Encantadora dentro y fuera de la cancha, vestida de tenista y vestida de civil.

Encantadora dentro y fuera de la cancha, vestida de tenista y vestida de civil.

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