La primera locura de amor la hizo Daniel, (30) allá por 2013. Fue el día que, en plena disputa del campeonato italiano (el famoso Calcio), les dijo a los dirigentes de la Roma que tenía que venirse a Buenos Aires. ¿La excusa? Firmar unos papeles del pasaporte. En realidad, se tomó un avión para conocer a Jimena Barón (28), la mujer que lo volvía loco por teléfono. La siguiente prueba la dio ella, cuando ese mismo año renunció a su papel de Rosa en la exitosa tira Sos mi hombre y decidió abandonar su carrera para irse a vivir a la Península con él.
La llegada de Morrison, hoy de dos años, los hizo crecer como pareja, aunque la vuelta a la Argentina (en 2015) terminó por distanciarlos. Sin embargo, es conocido que ahora decidieron darse otra oportunidad y volver a apostar por esa pasión que los llevó a cometer esas locuras. Aunque no volvieron a vivir bajo el mismo techo, el amor entre Jimena y Daniel renació. Por caso, hace quince días se animaron a dar un paseo de la mano por las calles de Palermo, sin importarles que el lugar estuviera lleno de fotógrafos.
Y el sábado 2 de abril fue Jimena quien se animó a dar un paso más: hizo la primera declaración en forma pública, a viva voz. Invitada al recital de la cantante cubana Heidi Viciedo Quesada (hace diez años que vive en la Argentina, donde nacieron sus dos hijos) en el Velma Café, la actriz subió al escenario. Luciendo un atractivo peinado batido al estilo Amy Winehouse, y después de entonar One and only, de Adele, confesó: “Le quiero dedicar esta canción a un chico que está en una mesa... Un chico que me pone muy nerviosa y que está sentado por ahí. Digan lo que digan, siempre vas a ser el amor de mi vida... Te amo con toda mi alma”.
En una de las mesas de la primera fila, Daniel Osvaldo sonreía nervioso. Llegó justo, casi sobre la hora, porque antes había estado en la cancha de Boca presenciando el triunfo de sus compañeros frente a Atlético de Rafaela (fue 3-0). El delantero continúa afuera de las canchas, recuperándose de una lesión en los dedos de su pie derecho. Tras el pitazo final del árbitro, abandonó el palco y se subió a su camioneta para llegar a tiempo al recital.
Para Jimena suponía una velada especial: hace poco más de un año que la actriz arrancó con su grupo –Barón y sus Nenas– y esta invitación era una buena forma de seguir mostrándose en vivo ante el público. Daniel, consciente de lo que eso representa para ella, hizo lo imposible por estar presente. Y cuando su mujer terminó de interpretar Warwick Avenue y Mercy, de la cantante británica Duffy, y Think, de Aretha Franklin, se puso de pie y aplaudió como si se tratara de su fan número uno.
Al final del show, Osvaldo se acercó hasta el camarín para saludar a Heidi y, junto con Jimena, posaron para las fotos. Se fueron rápido, sin hacer declaraciones, porque quieren bajar la exposición de la pareja. En casa los esperaba Morrison, uno de los motivos por los que, según amigos en común, “decidieron darse esta segunda oportunidad”. Bien por ellos
El sábado 2 de abril, no bien terminó el partido de Boca, Daniel –todavía inactivo por una lesión– fue hasta el Velma para ver a su mujer en acción. Se ubicó en primera fila para no perderse detalle. Jimena se emocionó y le dedicó las canciones que interpretó. Tras el show, pasaron por el camarín para saludar a la cantante cubana.
