Este lunes las autoridades brasileñas abrieron una investigación sobre la toma del Congreso, la Corte Suprema, el palacio presidencial y las manifestaciones golpistas que irrumpieron en Brasilia el domingo 8 de enero por la tarde.
Quienes invadieron las calles en el día de ayer intentaban llevar adelante una intervención militar para restaurar al expresidente de derecha, Jair Bolsonaro, y expulsar al actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Los simpatizantes bolsonaristas rompieron ventanas, derribaron muebles, arrojaron computadoras e impresoras al suelo en los edificios gubernamentales en Brasilia, la capital nacional. Perforaron una enorme pintura de Emiliano Di Cavalcanti, volcaron la mesa en forma de U en la que se reúnen los jueces de la Corte Suprema, arrancaron una puerta de la oficina de un juez y destrozaron una estatua icónica fuera de la corte.
Por este hecho, el ministro de Relaciones Institucionales de Brasil anunció que se llevarán adelante investigaciones en todos los edilicios nacionales buscando evidencia que pueda dar con el paradero de muchas de las personas que fueron parte de los destrozos.
Aparentemente los alborotadores querían que este sentimiento de rechazo contra Lula da Silva se siguiera propagando por el interior del país generando un estallido social. Todo lo ocurrido hizo recordar sin dudas a las escenas de caos y destrucción que sufrió el Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero de 2021.
“No lograrán destruir la democracia brasileña. Necesitamos decir eso plenamente, con toda firmeza y convicción”, expresó el ministro de Justicia, Flávio Dino, en conferencia de prensa. Y agregó: “No aceptaremos el camino de la criminalidad para realizar luchas políticas en Brasil. Un criminal es tratado como un criminal”.
Hasta el momento, 400 personas han sido detenidas y a través de un decreto recién firmado por Lula el Gobierno asumió el control de la seguridad en el distrito federal. En su escrito el reelecto presidente tildó de "fanáticos fascistas" a todos aquellos que participaron de este hecho y remarcó que quienes financiaron estas actividades delictivas deberás ser castigados. A su vez, acusó a Bolsonaro de alentar su levantamiento a través de su accionar desde la pérdida de las elecciones de 2022.
Por su parte, Bolsonaro repudió la acusación del presidente a través de su Twitter personal asegurando que la protesta fue pacífica y parte de la democracia, aminorando lo ocurrido. “El vandalismo y la invasión de edificios públicos son una excepción a la regla”, indicó.
