De pronto, Inodoro Pereyra escapará, facón en mano, de su rancho y su pampa de papel y tinta, y entrará, desafiante y feroz, en el escenario. Como siempre, "mal pero acostumbrau", soportará a la Eulogia, a los burlones loros, a los indios ("Inodoro Toro
, venimos por un reclamo"), al chancho Nabucodonosor y su pésimo carácter, y filosofará con el fiel y cauto perro Mendieta ("Negociemos, Inodoro"). Como siempre, inútil para todo servicio, alardeará de ser matrero, domador, baqueano y malo como una araña, pero arrugará a la primera de cambio. Antihéroe y mártir nacional, personaje imprescindible, sátira genial del Negro Fontanarrosa, le toca a Miguel Angel Rodríguez, después de su Tito Roldán, ponerlo en carne y hueso, sobre tablas, y con el título de Inodoro Pereyra-El Gran Circo Criollo. Rodríguez, que jura: "Tuve siete propuestas para la temporada de verano, pero elegí esta sin dudar ni un minuto".
-¿Por qué?
-Porque Inodoro reúne dos cosas más que seductoras: es puro humor nacional (del mejor), y además humor gauchesco. ¡Qué fórmula! Ya arrancamos con los ensayos, y cada día me gusta más.
-Ya probó varias formas de hacer reír. ¿Cómo juzga ésta?
-Está entre las mejores del humor argentino, sin duda.
-¿Cómo es el humor argentino?
-Uno de los mejores del mundo.
-¿Lo dice por patriota o con imparcialidad?
-Totalmente convencido. Es comparable con el humor francés, el norteamericano, el español.
-¿Qué tiene de particular, qué lo hace tan bueno?
-Es muy repentino, sagaz, y maneja muy bien la actualidad.
-¿Los difíciles días que vivimos no lo opacó?
-Para nada. Somos un pueblo con humor hasta en los peores momentos.
-¿En teoría, o comprobado en carne propia?
-¡En carne propia! No hay tipo que me pare en la calle para saludarme, que no me diga algo gracioso, ocurrente.
-¿De qué nos reímos más los argentinos?
-Por ejemplo, de las imitaciones, que es una cuerda eterna y muy eficaz. De la actualidad… ¡ni te cuento! Y después, de lo clásico y universal: los payasos y sus caídas, sus chistes previsibles, sus gritos, sus cachetazos. Un humor simple, sí, pero que no falla nunca.
-¿Y usted, de qué se ríe?
-¡De tantas cosas! Me río con la misma intensidad mirando una película de Chaplin o escuchando un chiste de José Marrone…
-En los últimos años, ¿cambió el rumbo del humor, hay nuevos matices?
-No. Un ejemplo son los monólogos de Tato Bores. Cambiaron los nombres, pero el humor sigue siendo el mismo. Mi abuelo, en la mesa de los domingos, decía cosas que hoy volverían a hacernos reír.
-¿Realmente hay humor gauchesco, o hay un humor gauchesco diferente y propio del Negro Fontanarrosa?
-Hay un humor gauchesco… que Fontanarrosa maneja como un súper capo.
-¿No es riesgoso el traslado de la historieta al teatro?
-Todo espectáculo, basado o no en una historieta, tiene riesgos. Ojalá que no defraudemos.
-Además del personaje, de Inodoro, ¿tienen buenas armas?
-¡La obra tiene un elencazo! Todos son cómicos y todos son humoristas. Mejor, imposible.
-¿Alguna vez soñó con interpretar a Inodoro?
-No. Pero soy uno de sus más fanáticos lectores. A lo mejor estábamos destinados a cruzarnos…
-¿La obra respeta la esencia de la historieta, o apunta para otro lado?
-Inodoro fue, es y será un personaje de historieta, y así va a ser sobre el escenario. Vestuario, personajes, diálogos, historias: todo está respetado.
-¿Hay algún punto de contacto entre Inodoro y Tito Roldán?
-En apariencia, no. Tito es urbano e Inodoro es rural: una diferencia tajante. Sin embargo, los iguala la picardía. Si Inodoro se pusiera la ropa de Tito y Tito la de Inodoro, terminarían pareciéndose, y no sólo por fuera: también por dentro.
-¿Por qué?
-Porque los personajes bien trazados lo resisten todo. Pueden parecer menores, populares, pero terminan teniendo dimensión de clásicos. ¿Quién puede negar que Inodoro es un clásico?
-El mismo vestuario, dijo. ¿También las pestilentes alpargatas que a Inodoro le legó su abuelo, capaces de matar a un malón? -No. En ese caso haremos una excepción: calzaré alpargatas nuevas. Y en lo posible, perfumadas.
Roberto Fontanarrosa, El padre de la criatura
El genial rosarino, hace tiempo, dijo: "No aspiro al Nobel de Literatura. Me doy por muy bien pagado cuando alguien se acerca y me dice: 'Me cagué de risa con algo tuyo'". Y en eso está el padre que en 1972 parió a Inodoro Pereyra. Más de treinta años después, su criatura vuelve a subir al escenario, y Fontanarrosa recuerda: "Inodoro Pereyra fue llevado al teatro en muchísimas ocasiones con diferentes niveles de difusión y producción. Se representó en varios lugares de la Argentina y el Uruguay, los únicos países donde se puede comprender al personaje, porque es eminentemente local: le habla a un público que conoce las mismas cosas que él, y se maneja con muchos sobreentendidos que no necesita explicar. La primera vez de Inodoro en el teatro fue a principios de la década del 70, a cargo de un grupo de Saladillo, provincia de Buenos Aires. Es una alegría saber que volverá a estar sobre el escenario este verano".
Y también habla sobre el próximo responsable de darle vida a Inodoro: "Casi lo único que veo en la tele es fútbol, pero sé que Miguel Angel Rodríguez es un actor muy dúctil, un muy buen humorista. Si llegó adonde está, debe ser un tipo muy capaz. Me alegra que lo haga alguien con tanta experiencia y tanto enganche con el público".
Miguel Angel Rodríguez como Inodoro Pereyra. Así vestido y en la piel del gaucho más cómico de la pampa inaugurará la temporada de teatro marplatense 2005.
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Chichilo Viale, Miguel Angel Rodríguez, Pichu Straneo, Santiago Ríos, Sebastián Almada y Berugo Carámbula: "Todos cómicos y todos humoristas. La risa está garantizada", define Rodríguez.
