“Hoy no quiero compromisos: sólo busco divertirme” – GENTE Online
 

“Hoy no quiero compromisos: sólo busco divertirme”

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Confiesa que le costó superarlo. El redactor, que hasta 2003 le había hecho un par de reportajes, desconocía el dato. Quizá porque en los anteriores no supo indagarlo hasta que lo contara. O quizá porque él, Mariano Gastón Martínez (28 cumplidos el 5 de diciembre, 1.79, 73 kilos, padres separados, cinco hermanos, estudios secundarios completos, tres tatuajes) no quiso contarlo. Sin embargo, una simple pregunta –la primera del cuestionario, por cierto– sirve de disparador.

–¿Quién era usted hace una década, cuando debutó en La nena, y quién es hoy?
–Un chico excesivamente tímido, demasiado retraído. Quizá se debiera al accidente que sufrí a los 9 años. Salía de mi clase de dibujo con mis amigos, jugamos una carrera, me caí y un bondi me pisó la pierna izquierda. “Vas a perderla”, me vaticinaban los médicos. O “no creemos que crezca a la par de la otra”. Me dejó postrado. A mí, que emanaba energía, practicaba natación y taekwondo, que no paraba. Y también traumatizado. Imagináte la crueldad de los chicos de mi edad.

–¿Y logró dejar atrás la infausta experiencia?
–Mirá –posa su pierna izquierda en una de las sillas de la terraza del Conrad donde transcurre la entrevista–. No sólo lo superé. Esta cicatriz se queda conmigo. Ni pienso operarla –recorre la huella de su tibia–. Prueba superada. La vocación actoral me ayudó a no salir torcido. Si bien provengo de una familia sana, por mi costumbre de vaguear y vaguear en las calles de Villa Soldati y Avellaneda podría haber estallado para cualquier lado. Los castings (el de La nena, para el caso: era el último de una larguísima cola en la calle Gelly, Canal 9), las publicidades, meterme en el medio, me fortalecieron y ayudaron a encaminarme. De a pasitos llegaron Por siempre mujercitas, De la nuca (duró un mes), R.R.D.T., Gasoleros, Campeones, 22, el Loco, Son amores, Una familia especial, Sangre fría, Alma pirata, Mujeres asesinas y, ahora, Son de Fierro (producida por Pol-ka; lunes a viernes, 21.30 por Canal 13).

–OK. Ahora le repetimos la pregunta: ¿quién es usted hoy?
–Alguien que ganó en aplomo. Ya no me hago tantas preguntas inútiles por algunas cosas. Superé la lógica locura de adolescente, me volví bastante diplomático, no dejo que se me vuelen los patos por pavadas. La única diferencia entre un pibe común y yo es que sus equivocaciones, sus aciertos, su vida, no salen publicados, y los míos sí. Al margen, durante el último tramo de 2006 he tomado –en lo profesional y en lo personal– decisiones dolorosas. Pero ahora, a la distancia, comprendo que fueron acertadas.

–Respecto a lo personal, se nos ocurre que habla de su separación de Luisana Lopilato.
–Prefiero no explayarme en el tema pero, te aseguro, los periodistas se enteran de una parte. Toda pareja es un mundo y todo fin de pareja debe quedar en la intimidad.

–¿No le molestó descubrirla tan pronto de la mano del tenista Juan Mónaco en Cariló?
–Nada. Encontré la nota y ni la leí. La vida continúa. Ella acompañada, yo solo, y por un tiempo.

–¿Sabe que hay preocupación en el ambiente de la raqueta y la pelotita, no?
–¿Sí?

–Usted se separó de Marcela Kloosterboer y ella empezó a salir con Gastón Gaudio. Usted se separó de Luisana y ella empezó a salir con Mónaco.
–Bueno, les anticipo a los tenistas que acá se terminó el combo Martínez. Voy a seguir así mucho tiempo.

–Perdón, pero el medio país que lo envidia, el país masculino, necesita de manera imperiosa saber hacia dónde apuntará en las próximas semanas. Nadie, opina la tribuna, salió con tantas bellezas argentinas. No corte la ilusión, tome conciencia.
–(Risas) Exagerás.

–Anote: Dolores Fonzi, Pamela Rodríguez, Lola Ponce, Marcela Kloosterboer, Luisana Lopilato, todas de 9 a 10 puntos según la tajante opinión pública. ¿Le alcanza? Más de uno mataría por un cuarto de su arrastre.
–Quizá mi único mérito es el buen gusto. Me encanta la mujer con formas de mujer.

–¿En algún renuncio ha bajado de categoría? ¿A un 6, un 5?
–Puf. A las cuatro y media de la madrugada, en una noche de poco éxito, te asombraría saber a qué cifras pude llegar....

–Mejor no nos distraigamos. ¿Cómo que lo veremos en soledad por un tiempo largo?
–Clarito. Desde los 14 salgo con alguien; la mitad de mi vida. La he pasado bárbaro, lo reconozco. Incluso la única vez que conviví. Pero necesitaba aire, tranquilidad, un poco de despreocupación.

–Sin que se ofenda, le recordamos que con Lopilato hasta hubo anillo de compromiso. Pocos dudaban de un final con arroz, iglesia e hijos.
–Cierto, hubo. En algún momento pensé en casamiento e hijos; ahora, para nada. Al menos mientras no encuentre una mujer que me haga explotar el corazón. Jamás pasé una etapa como ésta. Para casarme y tener hijos necesito sentir por una mujer algo que no haya sentido nunca antes.

–¿Nunca?
–O en realidad, una única vez estuve enamorado, y ni te molestes en preguntarme de quién hablo. Por lo pronto, ahora no quiero compromisos, quiero divertirme. Nada de tener una novia.

–¿Más de una?
–…Novias, no. Pese a que, parafraseando a Roberto Carlos, sí me gustaría tener un millón de amigas. Déjenme soltero un rato, por favor. Aunque sé que en el ínterin me van a inventar montones de relaciones. Ya me publicaron seis o siete.

–¿Qué manías de soltero admite casa adentro?
–Varias. En mi octavo piso tipo loft de Colegiales abunda el desorden los días en que no viene Mercedes, la señora que limpia, me cuida y me mima. Hay un perro blanco marca perro llamado Pedro que encontré en una bolsa de basura. Cervecitas adentro de la heladera. Mi póster de los Simpson. Una tele que enciendo menos que la radio. Compactos de los Rolling, Alejandro Sanz, Ismael Serrano, Sabina, Luis Miguel, Cristian Castro. Los mitos de la historia argentina 1, 2 y 3, de Felipe Pigna. El horno preparado para cocinar pollo, pescado y milanesas. Le escapo a los fritos. Una PC en la que cada diez días chequeo mails. Olor a cigarrillo rubio. En febrero largo el pucho. Un vinito tinto, algún champancito.

–¿Ropa femenina olvidada por ahí?
–No te lo diría. Sería un secreto entre la supuesta dama y yo.

–¿Por dónde empieza a mirar a las supuestas damas que lo encandilan?
–Comienzo por la boca, los dientes.

–Stop. Vamos de nuevo, pero con la verdad.
–(Carcajada) Pará. Observo en general, pasa que la boca y los dientes me obligan a avanzar o no. El gran disparador. Boca y dientes feos significan mal arranque, porque el beso enciende todo.

–Imaginemos que la muchacha en cuestión consigue superar la prueba de los dientes. ¿Cómo mete segunda Mariano Martínez?
–Con el humor. El humor y el chamuyo no discriminan facha y abren cualquier puerta. El que a ello le suma actitud y seguridad, parte con la más linda.

–Entonces a usted le sobra seguridad.
–Más ahora. Con el corte onda Rob Lowe, ¡ni mis conocidos me sacaban en la calle! Y me animé al cambio. Precisaba disparar la energía en distintos objetivos, ampliar mis horizontes. A la fecha, me animaría a un desnudo. Me coparía meterme fuerte en el cine (llevo cuatro películas: El faro, Sólo por hoy, No sabe no contesta y Peligrosa obsesión), e incluso me encantaría probar suerte en España, México, afuera… En la línea de abrir senderos, me asocié con otras dos personas para lanzar una línea de calzado. ¿Puedo nombrarla? Satori.

–¿Sabé qué significa satori, verdad?
–Resplandor, para los budistas. A través del satori consiguen la iluminación final. La marca, que defiendo a muerte, poniendo dinero y la cara, representa y simboliza mi momento actual. Un momento lleno de luz y pleno de paz.

–¿Para tanto?
–¿Vos me creés si te adelanto que estoy pensando en arrancar con el yoga y la meditación?

“<i>Me cuido lo lógico. Alguna crema, visito Megatlón con mi preparador y amigo Mauro Tuta Torres, bastante agua y… a disfrutar de la vida. Esa es mi consigna actual</i>”, pregona Martínez.

Me cuido lo lógico. Alguna crema, visito Megatlón con mi preparador y amigo Mauro Tuta Torres, bastante agua y… a disfrutar de la vida. Esa es mi consigna actual”, pregona Martínez.

“<i>Gané en aplomo. Ya no me hago tantas preguntas inútiles por algunas cosas. Superé la lógica locura de adolescente, me volví bastante diplomático</i>”

Gané en aplomo. Ya no me hago tantas preguntas inútiles por algunas cosas. Superé la lógica locura de adolescente, me volví bastante diplomático

“<i>Con el corte onda Rob Lowe, ¡ni mis conocidos me sacaban en la calle! Precisaba disparar la energía hacia distintos objetivos. A la fecha, incluso me animaría a un desnudo, y me encantaría probar suerte afuera.</i>”

Con el corte onda Rob Lowe, ¡ni mis conocidos me sacaban en la calle! Precisaba disparar la energía hacia distintos objetivos. A la fecha, incluso me animaría a un desnudo, y me encantaría probar suerte afuera.

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