“Fue como cantar solo frente a Dios” – GENTE Online
 

“Fue como cantar solo frente a Dios”

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Cantar bajo el agua era el sueño de Hernán. Pero él nos dejó mucho antes de que apareciera la oportunidad de hacerlo realidad”. ......................................................................

Javier Calamaro (39) no dudó ni un segundo cuando, hace poco más de dos meses, el intendente de Puerto Pirámides, Alejandro Albaini, lo invitó a participar de la tercera edición de la Vigilia de las Ballenas, una iniciativa de la gobernación de Chubut: “Quiero hacer algo original. Me gustaría cantar abajo del agua”, expresó. Con una cápsula submarina, parlantes traídos especialmente desde China, cientos de arreglos musicales, una computadora y muchas voluntades, su sueño –y el de Hernán, su gran amigo– se puso en marcha.

El martes 27 de mayo, Javier llegó a Puerto Pirámides junto a Sol Bunge, su novia desde hace un año, “con el tiempo justo para cumplir los tres días de pruebas subacuáticas necesarios para que el concierto se pudiera concretar”. Pero el rocker propone y la naturaleza dispone… El viento sur los obligó a suspender las pruebas, y recién el viernes 30, el día previsto para el comienzo de la vigilia, y mientras cientos de miles de personas seguían la transmisión en vivo por Internet, el concierto tuvo su primera edición.

La idea era mandarles música a las ballenas: sabíamos que se iban a volver locas de contentas”, cuenta Javier. Sin haber podido probar los equipos, la computadora falló ante la presión del agua. “Me puse nervioso y quise suspender todo. Pero me di cuenta de que mucha gente lo estaba viendo en directo por la tele y por Internet, así que hice lo que pude…”. Metido en una cápsula, a siete metros bajo la superficie del mar, en Golfo Nuevo y en plena noche, cantó La última curda para sus espectadores de lujo: las ballenas que cada año maravillan al mundo desde las aguas que bañan Península Valdés.

El concierto se repitió sábado y domingo. “Canté tranquilo y a gusto once canciones… Como en el living de mi casa. Pensaba hacer trece, pero suspendí dos porque no iba a alcanzar el oxígeno de los tanques. En total, duró 43 minutos”, cuenta Javier. A fin de que la música resultara amable para los cetáceos –y evitar cualquier tipo de problemas con los ambientalistas– en los dos meses previos al aqua-show Calamaro hizo arreglos en todos los temas: les bajó la tonalidad, los hizo más lentos, eliminó las distorsiones, suprimió la batería y los sonidos agresivos. La transmisión por Internet duró 72 horas y fue vista en todo el mundo. Incluyó clásicos como Alfonsina y el mar (a dúo con su hermano Andrés) y varios tangos. “Quería que fuese música popular argentina, relacionada, claro, con el mundo marino. Que las ballenas escucharan eso y que lo vieran en todo el mundo. Al final, jodí tanto que lo logré”, cuenta el músico.

EL SUEÑO DE UN AMIGO. Hernán y yo estábamos obsesionados con los misterios del mar”, recuerda Javier. Hernán Reyna cantaba junto a él en El Corte, banda que sonaba allá por los años ochenta. Reyna tenía una especie de obsesión por el mundo subacuático, que lo llevó a componerle varios temas. La fatalidad hizo que muriera, hace unos diez años, precisamente en el mar Mediterráneo, cuando se dio vuelta el gomón en el que estaba junto a un grupo de amigos. Hoy, Javier pudo convertir aquel sueño compartido en realidad. Y tocó abajo del agua, con gran emoción, el tema Las ballenas, con música de Reyna y letra propia.

Soy buzo desde hace casi veinte años –cuenta Javier–, así que siempre tuve la fantasía de meterme en un submarino. Cuando vi la cápsula no lo podía creer. Era alucinante”, dice.

Ya sin cámaras alrededor, mucho más relajado, con un mar que acompañaba y el sol brillando, Javier volvió a bajar con la cápsula dos veces más el lunes 2 de junio. Esa vez, los únicos destinatarios de su concierto fueron los cetáceos. “La depresión que sentí al salir del mar es inexplicable. Cuando me desperté el martes sabiendo que debía volver a Buenos Aires, me quería morir. Siento que dejé un pedazo mío ahí adentro, en el mar. Fue el mejor recital de mi vida, como estar solo frente a Dios, algo muy profundo”, sintetiza emocionado.

Se fue porque extrañaba a su hijo Romeo (5), pero prometió repetir la experiencia, sabiendo que su sueño, y el de Hernán, ya estaban cumplidos.

Javier practica buceo desde hace casi 20 años. Por eso supo aguantar la presión debajo del agua y cantar a la vez. Y Puerto Pirámides es el paraíso del buceo.

Javier practica buceo desde hace casi 20 años. Por eso supo aguantar la presión debajo del agua y cantar a la vez. Y Puerto Pirámides es el paraíso del buceo.

El año pasado y desde un catamarán, Esteban Morgado tocó su guitarra para las ballenas, que escuchaban a tres metros de distancia. Ahora, Calamaro quiso hacer algo “más original” y se animó a sumergirse. Sol Bunge, su novia, lo acompañó en todo momento.

El año pasado y desde un catamarán, Esteban Morgado tocó su guitarra para las ballenas, que escuchaban a tres metros de distancia. Ahora, Calamaro quiso hacer algo “más original” y se animó a sumergirse. Sol Bunge, su novia, lo acompañó en todo momento.

Emocionado, Javier concretó el anhelo que compartía con su amigo Hernán, que hace diez años se ahogó en el Mediterráneo. “Los dos soñábamos con cantar bajo el agua”.

Emocionado, Javier concretó el anhelo que compartía con su amigo Hernán, que hace diez años se ahogó en el Mediterráneo. “Los dos soñábamos con cantar bajo el agua”.

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