“Festejé mis 50 en Londres porque en la Argentina me sacaron las ganas” – GENTE Online
 

“Festejé mis 50 en Londres porque en la Argentina me sacaron las ganas”

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Sabés con qué sueño todos los días? ¡Con la autopista Ricchieri explotando de gente! ¡Un mar, un mundo de personas con camisetas y banderas celestes y blancas! Y arriba del micro nosotros, jugadores y cuerpo técnico, sacando el cuerpo por la ventanilla con la Copa del Mundo en la mano. Cuatro meses después del Mundial voy a cumplir 50 años. Si salimos campeones, voy a hacer la fiesta más grande que se vio en el país”.

Así hablaba un Diego exultante, en el predio de Ezeiza, pocos días antes de viajar a Sudáfrica. Y hasta el partido de cuartos de final ante Alemania, el sueño parecía cristalizarse. Pero la derrota por 4 a 0 terminó haciendo añicos cualquier ilusión: “¿Sabés qué nos mató? El gol de Muller a los 2 minutos. Perdimos la marca en una pelota parada y ahí se derrumbó todo”, reflexiona hoy Diego. Y si bien la vuelta del Mundial fue con miles de personas que los fueron a recibir a Ezeiza, nada tenía que ver con aquel sueño del Diez. Lo que vino fue una pelea con Grondona, la renuncia al cargo porque no le respetaban el contrato de sus colaboradores y los 50 años, que llegaron el 30 de octubre en la más profunda de las tristezas y las soledades. Como si esto fuera poco, tres días antes murió Nestor Kirchner, el hombre que lo había llamado para decirle: “Quiero que sigas siendo el técnico de la Selección”.

Y el mejor jugador de todos los tiempos se quedó sin festejo: “Un día estaba en casa y le dije a Vero: ‘¿Sabés qué quiero de regalo de cumpleaños? ¡Ir con vos a ver el Masters de tenis a Inglaterra!’. Quería regalarle un viaje romántico a Verónica. Porque ella fue la que me bancó y me apoyó en todas las decisiones. Mientras fui técnico de la Selección, todos los viajes que hice fueron para ver jugadores. Y ella nunca dijo nada”, comenta Maradona.

El primer destino fue Beijing, donde estuvieron 10 días y El Diez participó de distintos actos benéficos para la Cruz Roja de China. De ahí a España para visitar a Gianinna, Sergio Aguero y su nieto Benjamín. Para el final quedó Londres, donde se dieron el gusto de presenciar el Masters, en el que participaron los mejores jugadores del planeta. Ahí conoció y le llevó regalos a Roger Federer, Rafael Nadal, Andy Murray y Novak Djokovic: “A Federer le di una camiseta con la leyenda: ‘Para la máquina humana más perfecta que vi’. Y tanto él como Nadal me regalaron las raquetas que usaron en la final. Todos me parecieron unos fenómenos. Hasta intercambiamos teléfonos y mails para juntarnos en algún lugar del mundo y hacer un partidito”, relata un Diego (otra vez) exultante desde Londres.

Alojado en el hotel Pier Westminster, todos los días realizó junto a Vero el viaje en barco que los llevaba hasta el estadio. Recorriendo el río Támesis de norte a sur, quedaron fascinados cuando pasaron por el tradicional Puente de Waterloo. “Este lugar tiene una magia especial. Imposible no enamorarte”, confesó Verónica el último día que hicieron el trayecto para ver la final. Y entre tanto viaje de placer, esta charla con GENTE donde Diego, como siempre, no se calla nada.

–En primer lugar, me voy a tomar el atrevimiento de saludarte en nombre de muchos argentinos. ¡Felices 50 años, Diego!
–Gracias... Lástima que me tuve que venir a Londres para festejarlos, porque en mi país me arrancaron las ganas de soplar las velitas. Tenía toda la fiesta preparada y un viejo malo vino, entró por la ventana y se llevó los sándwiches, la torta y los regalos.

–Estás hablando de Julio Grondona, ¿no?
–Sí, porque aunque eran muchos los que querían que yo siguiera, él se empacó y se dejó llenar la cabeza por su hija y por un entorno perverso.

–Pero vos terminaste renunciando. ¿No fue un error? ¿No debiste quedarte y pelear desde adentro las diferencias sobre tus colaboradores?
–No, porque no fue sólo eso. Desde que volví de Sudáfrica hablé una sola vez con el presidente de la AFA y me ofreció contrato hasta octubre. ¡Ni siquiera me aseguraba la continuidad para dirigir la Copa América! ¿Qué le tenía que demostrar?

–¿Por qué, además de hablar del entorno, señalás puntualmente a la hija?
–Porque ella se peleó a muerte con Ruggeri... Tanto que se animó a decir: “Lo quiero ver muerto”. Y le dijo al padre que si yo seguía, el Cabezón iba a estar conmigo, tarde o temprano. Y ellos, todos los Grondona, piensan que son los dueños de la Selección y del fútbol argentino.

–¿Qué pensás de la designación del Checho Batista?
–Ojalá que tenga suerte y le vaya bien, porque eso significa que nos va a ir bien a los argentinos. Después de todo, yo tan errado no estaba. Los jugadores que convocó para estos amistosos son prácticamente los mismos que llevé a Sudáfrica.

–Te cambio de tema. ¿Cómo fue el encuentro con tu nieto Benjamín?
–¡Tremendo! Lo llevé a la plaza, lo llené de regalos, le di besos, mimos, abrazos y jugamos a la pelota juntos.

–¿Cómo anda con la redonda?
–¡Ese pibe va a ser un fenómeno de verdad! Heredó lo mejor de mí y del Kun. Tiene un año y nueve meses y ya le pega a la pelota con comba, cabecea y tira gambetas.

–Con tanto entusiasmo, ¿no tenés ganas de volver a ser papá?
–¡En las últimas notas siempre me preguntás lo mismo vos! No, con Benja estoy bien. Por suerte lo tengo a él para disfrutarlo.

–Te lo pregunto porque con Vero se los ve muy enamorados. Además, dicen que la cigüeña viene de París y ustedes no están tan lejos.
–Tengo que confesarte que sí, que con Vero encontré el amor que me faltaba. Una mujer que se bancó que en lugar de viajar a la playa a tomar sol, nos fuéramos a cagar de frío a Europa porque yo tenía que ver a los jugadores. Y nunca dijo nada.

–¿Tenés ganas de volver a dirigir?
–Sí. Estoy analizando varias ofertas.

–Muchos dirigentes xeneizes quieren que seas el reemplazo de Borghi. ¿Te gustaría agarrar Boca?
–¡Me muero por ser el técnico de Boca! Pero primero hay muchas cosas que hablar con varias personas.

–Antes que nada, pienso en Riquelme.
–Sí, no quiero presionarlo y que se termine yendo de Boca por mi culpa. Yo no lo voy a apurar al pibe. Pero claro que para volver nos tendríamos que juntar y hablar largo y tendido.

–Casualmente, esta semana Román dijo: “Aceptaría a Maradona como técnico”. Está claro que te está abriendo la puerta.
–Es que yo nunca tuve una charla con él. Una vez me regaló una camiseta y yo me sentía el chico más feliz del mundo. ¿Qué hincha de Boca no se rompió las manos aplaudiendo a Román? ¡Yo, cuando jugaba con Bianchi, iba a verlo y me quería tirar del palco! Por eso nunca entendí qué le pasó.

–Esa es la pregunta... ¿Qué creés que pasó? ¿Por qué renunció a la Selección?
–¡No sé!” ¡Todavía estoy esperando que me lo diga! Mirá, cuando agarré la dirección técnica lo convoqué para jugar el partido ante Escocia y me dijo que sí. A los pocos días se resintió de una molestia en Tandil, lo llamé por teléfono para ver cómo estaba y me dijo: “Diego, quedate tranquilo que llego”. Después de eso me renunció. Nunca supe qué pasó en el medio, ni entendí eso de los códigos de lo que tanto habló.

–¿Entonces puede haber un futuro con Maradona y Riquelme juntos en Boca?
–¡Claro! ¡Sería un tarado si no quisiera tener a Román en mi equipo! Me tengo que juntar con él, hablar y listo.

–¿No te da miedo este presente boquense, que se come técnicos como si fueran caramelos?
–No. Acá el que venga le tiene que hacer entender al jugador que hay que matarse por esta camiseta. Pero, lamentablemente, en este equipo muchos sacan la patita.

–Al margen de tus deseos, sabés que el candidato que más suena es Julio César Falcioni, ¿no?
–Si vamos a buscar un arquero de técnico es que no aprendimos nada de todo lo malo que nos pasó desde que se fue Macri. Mauricio, te pido una cosa: ¡Dejá la política y volvé a Boca, por favor! (carcajadas finales).

Diego fue a Londres para ver el Masters como regalo de cumpleaños. Un viaje romántico junto a Verónica Ojeda, en el que recorrieron el río Támesis en barco. Al fondo, el Puente de Waterloo compone una tradicional postal londinense.

Diego fue a Londres para ver el Masters como regalo de cumpleaños. Un viaje romántico junto a Verónica Ojeda, en el que recorrieron el río Támesis en barco. Al fondo, el Puente de Waterloo compone una tradicional postal londinense.

Durante toda la estadía, el Diez nunca se separó de su mujer. Juntos se encontraron con Claudio Caniggia, fueron a ver varios partidos del Masters y se animaron a caminar por la bella plaza en Westferry Circus, mientras Diego disfrutaba de unos habanos que le regaló Verónica.

Durante toda la estadía, el Diez nunca se separó de su mujer. Juntos se encontraron con Claudio Caniggia, fueron a ver varios partidos del Masters y se animaron a caminar por la bella plaza en Westferry Circus, mientras Diego disfrutaba de unos habanos que le regaló Verónica.

Su paso por Londres sirvió para reencontrarse con Claudio Caniggia, uno de los amigos más queridos por Diego. Juntos fueron a cenar al restaurante Gaucho y disfrutaron de carne argentina: <i>“No sabés qué ricos asados se comen ahí”</i>, comentó Maradona.

Su paso por Londres sirvió para reencontrarse con Claudio Caniggia, uno de los amigos más queridos por Diego. Juntos fueron a cenar al restaurante Gaucho y disfrutaron de carne argentina: “No sabés qué ricos asados se comen ahí”, comentó Maradona.

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