Fue hace casi dos años, en septiembre de 2008. Aquel día nevaba en el Centro Cívico de San Carlos de Bariloche. Y se sacaron una foto junto a un perro San Bernardo. Ella, Carolina Baldini (36), llevaba un gorro de lana rojo con pompón y dos rastas que le caían hasta los hombros. Él, Diego Pablo Simeone (39) –el popular Cholo– lucía campera oscura y gafas aviadoras Ray Ban. Juntos compartían una escapada sin sus hijos, para volver a empezar.
“Estamos tratando de recuperar lo que se perdió”, decían. Ya habían pasado tres meses desde su separación.
Ahora las cosas son diferentes. Primero: acá hay playa, agua celeste/verdoso y los dos tienen mucha menos ropa. Caro luce un diminuto bikini color ocre y Diego una ajustada sunga. ¿El resto? Pura piel. Pero esta vez la excusa es la misma: volver a empezar. O, por lo menos, intentarlo.
Carolina viajó a Cuba por compromisos comerciales. Desde que dejó de ser “la señora de” Simeone, decidió volver al mercado con todo. Y pronto empezaron a lloverle las propuestas como modelo. Tanto trabajo tiene que rechazó una oferta para integrar el elenco de Bravísima, la revista que Carmen Barbieri llevará a Mardel este verano. “Nunca digas nunca. Por ahí, un día me pongo las plumas y le tomo el gusto. Pero el teatro es muy sacrificado y, de alguna manera, le quita tiempo a la familia”, explica la morocha, que además apuesta a ser conductora de tevé.
El Cholo y Baldini nunca cortaron su relación. En cada entrevista, Carolina definió a su ex como “un padre perfecto”. Quizá por ello decidieron encontrarse en Miami. Ella viajó desde La Habana, mientras que Diego (por ahora DT desocupado) llegó en vuelo directo desde Buenos Aires. Ocuparon una suite matrimonial en el clásico hotel Ronnie Plaza. Sin los chicos, como aquella vez, buscando darle otra vueltita a “eso que se había perdido”.
Hicieron playa en la bajada de la calle 20. Se mostraron siempre muy sonrientes, una pose bastante distinta a aquella de Bariloche, cuando caminaban, serios por el Centro Cívico. Para despejar cualquier duda acerca de este nuevo encuentro, Carolina tomó su Blackberry y, desde la propia playa, escribió en su cuenta de Twitter una frase destinada a los periodistas: “Buenos días desde Miami. Esto es para todos los que me siguen: ¡Estoy feliz con lo que me está pasando con Diego! Pero por ahora no puedo hablar de reconciliación. El tiempo dirá”. No hay más que decir, por ahora. Esta historia continuará.
Ella llegaba de Cuba, mientras que Diego viajó directo desde Buenos Aires. Estuvieron solos, sin sus tres hijos... ¿Reconciliación en puerta? “El tiempo dirá”, responde Caro.
Carolina y Diego exhiben sus trabajados físicos en las playas de South Beach. Por la tarde ella buscó abrigo, mientras que el Cholo aprovechó hasta el último rayo de sol. Cuando descubrió a los paparazzi, Caro agarró su Blackberry y publicó en Twitter el estado de su relación con Simeone: “Por el momento no puedo hablar de reconciliación”.
A los 36, y con tres hijos (Giuliano –7–, Gianlucca –12– y Giovanni –15–), Caro luce un cuerpo perfecto. Retomó su carrera como modelo y apuesta a recuperar la pareja.
