“Estoy en armonía, enamorada y mejor que nunca” – GENTE Online
 

“Estoy en armonía, enamorada y mejor que nunca”

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Tres letras, un programa y cinco temporadas. A la cabeza, Mariana Fabbiani, hoy distinta, cambiada, más audaz. En cuerpo (“creo que llevo mis 34 años, cumplidos el 8 de enero, muy bien puestos”) y espíritu (“busco siempre una superación espiritual, que estén en armonía lo que me pasa y lo que siento”). Así también estará RSM, que vuelve a la pantalla de América el 2 de marzo. No sólo la gente se renueva, claro.

Repasemos ahora cómo fue el cambio de Mariana. Con un poco de ojo, algo de curiosidad y bastante memoria, uno puede recordarla, quince años atrás, bailando junto a Luis Miguel en el videoclip de Suave. Ya con menos esfuerzo se puede rememorar su actuación en Son de Diez, Mi familia es un dibujo o Montaña rusa. También estarán quienes la consideren una compañera más de la facultad, de la época en que estudiaba Marketing (“para tener un plan B a la tele, porque mis padres decían que era muy difícil y tenían miedo de mi fracaso”, cuenta), sin saber en ese entonces del éxito que le esperaba. El resto ya es conocido: sus trabajos como conductora en PNP, Mariana de casa y El ojo cítrico, donde fue ganando, año tras año, el dominio que hoy tiene en pantalla.

“En RSM me puedo mostrar auténticamente como soy”, confiesa Mariana. Al mejor estilo Susana, incorpora sketches en los que regresa a su primer amor, la actuación. Interpretará a una conductora de un talk show, hija de Humberto Tortonese (su madre, claro) y hermana de Mariana Briski. Además, estarán en el programa Coco Silly (con un macho que trae una vuelta), el licenciado Guillermo Rolón y Claudio Pérez. Ya sin Maju Lozano, se las ingeniaron para que el humor no falte.

Mariana tuvo un verano a puro sol y amor. Se fue de vacaciones al Caribe junto a Mariano Chihade, 34años, su novio –productor de televisión, socio de Andy Kusnetzoff–, con quien convive desde hace un año “y del que estoy muy enamorada”. Pero hubo más. En medio de la preproducción de RSM se escapó a Mardel. Un rito que repite todos los años, en la semana del 18 de febrero, para saludar a su abuelo, Mariano Mores, que cumplió 91 años… ¡y tocó en el Auditórium de la ciudad!

Ya en la recta final, a días de que el cartelito de “AIRE” presida el estudio de América, Mariana, como en el tango de su abuelo, busca (llena de esperanzas) el vestuario ideal para el regreso. Por eso mismo estuvo recorriendo Palermo (Hollywood, Soho, Queen... ¿cuántos hay?), y se decidió por el local de Doma, donde miró y adquirió carteras. Después de comprar, busca un barcito. Y ahí, dos preguntas al pasar sobre las grandes divas de la tevé, conductoras y rubias como ella: Mirtha y Susana. De la primera: “Es inteligentísima, sagaz, siempre está informada. Admiro sus ganas de superarse cada día, cuando ya no tendría nada que demostrar. Es una artista con mayúsculas”. De Su: “Es espontánea, divertida, carismática, auténtica… única”.

Una vez que responde, saluda y se aleja. Es la hora del cafecito, tostado al aire libre y charla entre amigas. También es el tiempo de responder con la mejor sonrisa los saludos de los que pasan y la reconocen, y soportar sin decir nada las ofertas de vendedores ambulantes que tienen “lista de precios especial para famosos”. Pero nada la perturba. Ella no deja de mostrar sus dientes blanquísimos. En resumen, la fórmula del éxito parece fácil: tres letras, un programa y cinco temporadas. A la cabeza, claro, Mariana Fabbiani. Con el pelo un poco más corto, las puntas bien rubias, y muy quemadita. Sólo resta elegir la ropa... y todo listo para el retorno.

Con el pelo un poco más corto, las puntas bien rubias, y muy quemadita. Sólo resta elegir la ropa... y todo listo para el retorno.

Mariana saluda, se ríe y sigue como si nada. Pasó un rato largo en el local de Doma, mirando las carteras de las que dice ser fanática.

Mariana saluda, se ríe y sigue como si nada. Pasó un rato largo en el local de Doma, mirando las carteras de las que dice ser fanática.

Siguió dando vueltas por Palermo, tomó un cafecito al sol y comió un tostado junto a una amiga. “Estoy súper bien”, confesó.

Siguió dando vueltas por Palermo, tomó un cafecito al sol y comió un tostado junto a una amiga. “Estoy súper bien”, confesó.

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