“Estoy demostrando que puedo tener un gran lomo y ser una buena actriz” – GENTE Online
 

“Estoy demostrando que puedo tener un gran lomo y ser una buena actriz”

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"Miércoles, de 9 de la noche a 1.30 de la mañana, doble función de Taxi 1 en Mar del Plata. A las 2.15 del jueves, vuelta a Buenos Aires. ¡Llamar al chofer para ir al aeropuerto! Llego a las 5.45 y a las 8 de la mañana grabación de Sos mi vida. A las 17 horas vuelta a Mar del Plata. ¡Fuerza, flaca, que falta poco! 21.00, Taxi 1 otra vez…

Sobre la mesita del camarín, la agenda de Mónica Ayos descansa después de unas semanas más que agitadas. Este veranito, las grabaciones de su nueva novela en Buenos Aires se le juntaron con el teatro en Mar del Plata, por lo que Mónica se pasa gran parte del día viajando de un lugar al otro, casi sin dormir. “Es que en este laburo, además de talento y carisma, necesitás un condimento que a mí me sobra: resistencia. Y yo soy una mina con una resistencia infinita. Si a eso le sumás capacidad y un objetivo, nada se te va a negar en la vida”, asegura.

A sus 33 años, la ex vedette está pasando por uno de los momentos más importantes de su carrera: además de su participación en la segunda temporada de la exitosa Taxi 1, donde comparte cartel con Carlos Calvo, Andrea Frigerio y Fabián Gianola, Adrián Suar la eligió para que interprete a La Turca en Sos mi vida, nada menos que la apuesta fuerte de Canal 13 para este año, con Facundo Arana y Natalia Oreiro a la cabeza. Parece que eso de mostrar lo que Dios le dio ya pasó. Aunque durante la sesión de fotos en una playita marplatense demuestre que sus curvas siguen intactas, que sus 98-61-91 siguen arrancando suspiros con o sin plumas, arriba o abajo del escenario. Pero la chica cambió. Atrás quedaron los tiempos de correrías por la calle Corrientes y los amores veloces; ahora Mónica es una mujer de familia, casada con el actor Diego Olivera, con dos hijos, Federico (14) y Victoria (1) y una profesión de actriz que va tomando cada vez más forma.

–Hoy parece todo color de rosa, pero tus comienzos no tienen mucho que ver con esta actualidad…
–Es que primero pintó el lomo. A los 19 años tuve a Federico y entré por el lugar que pude. No me compraba pilchas, ni auto. Toda la plata que ganaba iba para mi hijo. Eran otras necesidades.

–¿Renegás de tus inicios?
–No me arrepiento de nada de lo que hice en mi vida. Siempre fui muy despojada de prejuicios. El hecho de haberme criado con los códigos de un artista me generó más amplitud de pensamiento. Por suerte nunca me privé de nada y hoy no le reprocho a mi hijo haber dejado mi carrera para hacerle la comida.

–Si no tenés prejuicios, ¿por qué diste un giro tan notable en tu carrera?
–Cuando me siento cómoda en un lugar me escapo; necesito desafíos. Entonces me planté: “Hasta acá llegué”, y empecé a decir que no a algunos trabajos. Y así salió Chabonas, Tiempofinal, Franco Buenaventura. Ahí me di cuenta que podía dar más y que esta nueva etapa era la que me gratificaba.

–¿Y por qué un cambio estético tan importante?
–Cuando me miraba al espejo y veía a la rubia platinada, encontraba a una mina triste. Me desligué de los escándalos, dejé de ser infiel y ya no lleno espacio en las revistas… Supe que si eso era ser diva, prefería otra cosa. Me conformaba con ser una buena actriz. El cambio surgió desde adentro.

–Parece que tuviste que dejar las plumas para trabajar de actriz…
–No sé si va de la mano una cosa con la otra. Pero, de un tiempo a esta parte, dejé las plumas y ya no puse tanto énfasis en el lomo…

–No me digas que renegás de tu cuerpo…
–Para nada. Me divierto jugando, pero mi carrera ya no pasa por el lomo. No tengo contradicciones con mi cuerpo. Hoy demuestro que puedo tener un buen lomo y ser una buena actriz.

–¿Con tus 98-61-91 creés que sos vista más como una bomba sexual o como una actriz?
–Creo que senté precedente. Pude pasar ilesa de un género a otro sin dejar de mostrarme. Tuve dos hijos y puedo estar espléndida. Pero el envase sin contenido no sirve de nada. La actriz le ganó a la vedette, en una carrera que venían corriendo desde que era chica.

–Hoy decías que cuando te sentís cómoda escapás. ¿Cómo trasladás eso a la relación con tu marido?
–La adrenalina que hoy le pongo a mi carrera es la que dejé de ponerle a mi vida privada. Eso me permitió conocer a Diego. Un hombre que tiene todos los condimentos que una mujer pretende: es divertido, inteligente, laburador, buen padre… Y, en mi caso, yo soy un cóctel medio explosivo. Si bien todos me consideran la sex symbol, mi actitud es de bagayo. En mi adolescencia todos me veían como una gordita.

–No creo que tu marido haya visto a ese “bagayo” cuando se enamoró…
–El rescató a la mina que está en zapatillas en su casa, la que lee, la cara opuesta de la rubia platinada con tacos aguja. Ese mix fue interesante para Diego. El cambio me permitió el casamiento soñado, con el hombre soñado y con un hijo que me acompaña desde el día en que nació, cuando éramos sólo dos. Y ahora tenemos una hijita, Victoria, que es cien por ciento Olivera.

–Parafraseando a Alejandro Lerner: ¿qué creés que va a pasar en tu pareja “cuando la belleza pase”?
–Queremos envejecer juntos. Podemos enfrentar el paso de la vida de una manera natural, yendo de la mano. Siempre que tengas el corazón joven, tu piel va a estar fresca. Siempre vamos a tener fantasías. Eso forma parte de una mente abierta.

Mónica dejó atrás a la rubia platinada de los tacos aguja y las plumas para dedicarse a la actuación. “<i>El cambio surgió desde adentro</i>”, dice.

Mónica dejó atrás a la rubia platinada de los tacos aguja y las plumas para dedicarse a la actuación. “El cambio surgió desde adentro”, dice.

“<i>En este laburo, además de talento y carisma, necesitás un condimento que a mí me sobra: resistencia. Y yo soy una mina con una resistencia infinita</i>”

En este laburo, además de talento y carisma, necesitás un condimento que a mí me sobra: resistencia. Y yo soy una mina con una resistencia infinita

Con Facundo Arana, en una de las grabaciones de <i>Sos mi vida</i>, donde interpreta a La Turca, una compañera de conventillo de Natalia Orebro.

Con Facundo Arana, en una de las grabaciones de Sos mi vida, donde interpreta a La Turca, una compañera de conventillo de Natalia Orebro.

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