“¡Esto sí que es adrenalina pura!” – GENTE Online
 

“¡Esto sí que es adrenalina pura!”

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La lancha comienza a moverse lentamente, y el río, que hasta ese momento parecía una piscina, se transforma en un mar de olas bravas y traicioneras. Marcela Kloosterboer, actriz, bellísima, ojos color miel, mira cómo su novio, Gastón Gaudio, se anima a su primera experiencia en el wakeboard. Y para ser la primera clase no le va nada mal, a pesar de que sobre la tabla y en medio del río no le sirve para nada su famoso revés, el más temido del circuito…

¿Qué es el wakeboard? Federico Bruland, el entrenador, campeón suizo y sudamericano de esta doma de potro… sin potro, dice que la cosa es muy fácil. Pero no… Primer paso: el protagonista está en el agua con las botas enganchadas en la tabla. Segundo paso: tiene que compactar el cuerpo, mantenerlo bloqueado y bajar la punta de los dedos para que, por presión y palanqueo, el cuerpo emerja del agua. Tercer paso: una vez arriba de la tabla hay que poner el manillar a la derecha o a la izquierda, pero respetando el pie delantero para la posición de andada. Cuarto paso: encomendar el cuerpo y el alma a los dioses Neptuno (romano) y Poseidón (griego), que son el mismo: ver Diccionario de Mitología.

Pero Gaudio, hoy décimo en el ranking mundial, se defiende más que bastante bien: “Alguna vez hice esto, pero fue hace tanto tiempo que prefiero que me vuelvas
a explicar todo desde cero. Hacé de cuenta que es mi clase debut”,
le dice a Fede, que pacientemente empieza a explicarle el abecé de la tabla, el río, las olas, cómo evitar porrazos, etcétera.

Otra vez vuelve el “paso a paso”, pero no el de Mostaza Merlo. Primero, ponerle detergente a las botas para no lastimarse al embutirlas. Segundo: ¡Rrrrrrrrrr!: motor de la lancha a fondo. Tercero: el motor levanta las primeras olas. Cuarto: Gaudio, intrépido, empieza su aventura. Dos intentos fallidos (pero dignos…), una fuerte dosis de amor propio, y allí está, ¡bien paradito sobre la tabla! Ahora, a domar las olas. Que no son un tsunami, pero…

Consuelo de Franco Davin, el entrenador tenístico de Gastón: “Esto le va a hacer muy bien a los brazos, vas a ver… El entrenamiento de mañana va a ser mucho más liviano, porque lo de esta tarde lo voy a tomar como una jornada de doble turno. Aunque no es necesario, porque el Gato tiene un físico privilegiado”.

Performance de Gaudio: casi 45 minutos en el agua. Después, exhibición de Bruland como para avergonzar a los neófitos: saltos, vueltas en el aire, todo lo que un hombre puede hacer sobre una tabla… y un pez en el agua. Y por fin Marcela, que aprovechó la semana de vacaciones que les concedieron a los integrantes de Sin código (el policial con Adrián Suar, Nancy Dupláa y Nicolás Cabré), y en menos de cinco minutos, casi sin indicaciones, ya estaba en el agua. Confesión: “Varias veces estuve sobre la tabla. Todavía estoy aprendiendo, pero me gusta mucho y no tengo miedo: la fórmula del éxito”. Y lo probó: cuerda tensada, unos segundos de arrastrón por el agua, giro a un costado y al otro, ¡upa sobre la tabla! Saltos (varios) sobre olas por lo menos respetables, y 10 minutos sin que los corcoveos la arrancaran de la base. Después, su crónica: “La sensación que te produce estar ahí arriba es increíble. Y cuando la tenés un poco más clara, comenzás a disfrutarlo mucho más, porque le perdés el miedo, dejás de estar atento a lo que pasa en el agua, y te das cuenta de que estás pasando por un paisaje increíble”, dijo, con aire de profesional y cierto marketing turístico. Eso, mientras colgaba las botas y se secaba el pelo con aire caliente, y sus bellísimos pies desnudos pedían fotos (y miradas) a gritos…

Final
. Ocho de la noche. Galletitas dulces y gaseosas bien merecidas. Luego, sentencia del jurado Federico, doble campeón: “Marcela tiene mucha más experiencia que Gastón, pero los dos demostraron cualidades naturales. Con tres o cuatro clases más se van a ir soltando y van a hacer cosas que ahora ni siquiera pueden creer. Además, a ritmo tranquilo, pueden adoptar este deporte como disciplina de entrenamiento, y un día pasarán al wakesurf, largarán la soga y surfearán en cualquier mar del mundo”. Pero Gastón no le creyó demasiado: “A mí dejáme con el wakeboard, porque recién le estoy tomando bien la mano. De todos los deportes que practico (tenis, fútbol, golf), éste es el que me desata más adrenalina. No sé si lo voy a dominar tanto como la raqueta, pero en un par de clases más… por ahí me animo a una pirueta”.

Marcela demostró que sobre esta tabla, que no es la del escenario, también es una experta.

Marcela demostró que sobre esta tabla, que no es la del escenario, también es una experta.

El Gato Gaudio en uno de sus intentos por saltar sobre las bravas olas generadas por la lancha.

El Gato Gaudio en uno de sus intentos por saltar sobre las bravas olas generadas por la lancha.

Franco Davin le muestra a Gastón Gaudio una de las fotos que tomó con su flamante minicámara comprada en Shanghai, ante la atenta mirada de Marcela Kloosterboer.

Franco Davin le muestra a Gastón Gaudio una de las fotos que tomó con su flamante minicámara comprada en Shanghai, ante la atenta mirada de Marcela Kloosterboer.

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