“Este bebé será el primer hijo de una familia muy numerosa” – GENTE Online
 

“Este bebé será el primer hijo de una familia muy numerosa”

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Sonríe, gesticula, habla de su primer embarazo y de los antojos que tiene el bebé de –“más o menos”– siete u ocho semanas de vida ahí, dentro de su vientre. Y sonríe otra vez, Pía Slapka (24), ahora para contar la falta de motivación que atravesó en su carrera. Después acepta un chiste, malo, pero chiste al fin:

–Parece que hay una ola de embarazos entre las modelos: Pampita, María Susini, vos… ¿Ustedes compiten hasta en eso?
–No ha lugar (y hace un gesto de cruz con sus dedos índices). Imagináte que esta noticia es algo importante, te cambia la vida… Además, ¡tan tontas no somos!

Y la rubia, vuelve a reír.
Y eso que viene de pasar dos años bravos, bravísimos. Todo empezó en enero de 2005 cuando su marido, el empresario Paul García Navarro (38), sufrió un infarto en Punta del Este. Era el segundo que soportaba el creador de la agencia GN Models en menos de cuatro meses, y sentía que ésa era la última oportunidad. El 16 de enero había dicho que cambiaría su forma de vivir, y un día después se estaba despidiendo de su mujer con la voz entrecortada: “Gorda, te amo. Decíle a Willy que lo quiero mucho”, le comunicaba a Pía desde una camilla. Pasaron dos años, tres operaciones y un corazón bastante frágil que debieron recuperar. Ahora el horizonte de García Navarro cambió cien por ciento: suspende reuniones de trabajo, torneos de golf y cualquier tipo de plan para estar junto a la mujer que lo sostuvo durante todo este tiempo, y que en poco menos de nueve meses le dará su primer hijo. “Paul genera colesterol malo por la presión que se mete a sí mismo con los problemas. Ojalá esto le haga ver la vida de otra manera. Ya hay un cambio: Willy, su hermano, me dice que lo ve feliz, que nació otra persona”, explica Pía, una de las top models de Multitalent Agency.

–¿La enfermedad de Paul los hizo postergar la búsqueda del hijo que tanto querían?
–Y claro, es algo que te frena. Pensar en la posibilidad de quedarte viuda con un hijo de uno o dos años es terrible. No es que los médicos nos frenaran, pero nosotros queríamos que Paul estuviera bien de salud. Por suerte, cambió todo y llegó el momento.

–¿Fue lo único que evaluaron, o también estaba eso de “tener un tiempito más para nosotros”?
–Ja, ja, seguro. Veníamos evaluándolo desde hacía mucho, “que sí, que no, que sí, que no”. Cuando lo dejábamos stand by era un poco por egoísmo, saber que nadie dependa de vos. Es así. Pero bueno... Con Paul bien, recuperado, nos pusimos a buscarlo, y llegó.

–Pía, ¿te dejó algún aprendizaje la enfermedad de tu marido?
–Y bueno, cuando uno pasa por estas cosas pretende tener otra mirada de la vida, aunque después no la termine cumpliendo. La teoría es fácil…

–Vos tenés cinco hermanos. ¿Te gustaría una familia numerosa?
–Sí, me encantaría. Creo que nada me gustaría más. Este bebé será el primer hijo de una familia muy numerosa. Creo que cuatro es el número ideal, pero Paul no está muy convencido. “Es mucho. Después hay que mantenerlos, tener la casa ordenada”, dice. Ya lo voy a persuadir (risas)…

–Generalmente, uno proyecta para sus hijos lo que vivió en su infancia. ¿Cómo imaginás la relación con tu bebé?
–Me encantaría inculcarle los valores que me transmitieron mis padres. Hoy los chicos de 12 años hacen cosas de grandes, queman etapas. Me refiero a las drogas o el alcohol, cuestiones básicas. Pero hay algo muy cierto: los hijos son seres humanos que pueden pensar muy distinto a sus padres y plantear esas diferencias. Por eso, lo que más deseo es tener una buena relación con él, un buen vínculo que nos una.

–¿Cómo creés que seguirá tu carrera? Hace un tiempo te declaraste en crisis…
–(Ríe) Era como una crisis de identidad, que sigue estando, pero después de un análisis frío resolví que esta carrera es corta y tengo que sacarle el jugo. No sé si me siento una privilegiada, pero entendí que puedo dedicarme a esto por algo que Dios me dio. Si pesara 70 kilos no podría hacerlo.

–¿Dentro de cinco años te veremos convertida en un ama de casa desesperada o caminando como una diosa sobre las pasarelas…?
–No me veo ni de un lado ni del otro, sino haciendo un mix de una mamá que trabaja. Me llevo bien con las tareas domésticas... Ojo, que nunca falta un delivery… Pero si hay que cocinar, cocino. Y si tengo que fregar el baño, no se me caen los anillos. La gente ni se imagina que hacés esas cosas, porque siempre te ve impecable en una campaña. Pero le pongo mucha dedicación a mi casa, y no tengo problemas en limpiar mi propia mugre.

–¿Ya saben el sexo del bebé? ¿Pensaron nombres y todo eso?
–No, el sexo todavía no lo sabemos, pero nos encantaría para decidir el nombre de una vez. En realidad, si es mujer, ya lo tiene: Felicitas. Me suena muy alegre. Además, tengo la sensación de que traerá toda la alegría que en los últimos años faltó en nuestra casa. El de varón está en discusión.

–Pía: cuando empezaste con Paul él tenía 32 y vos 17. ¿Cómo reaccionaría tu marido si dentro de 17 años su hija le dice: ‘Papá, conocí a un señor interesante…’?
–Ya me aclaró que si su hija aparece con un novio diecisés años mayor le pega una patada en el c… al muchacho. El es celoso, pero yo no soportaría un loco obsesivo. Cuando hablamos para contarles a mis padres que estábamos empezando una relación, Paul esperaba que mis viejos salieran con los tapones de punta. Pero pasó la prueba… Ese es, aproximadamente, el tiempo que lleva su embarazo. A Pía –diosa de Multitalent Agency– no le preocupa el futuro profesional: hoy su mundo pasa por formar la familia que siempre soñó.

Ese es, aproximadamente, el tiempo que lleva su embarazo. A Pía –diosa de Multitalent Agency– no le preocupa el futuro profesional: hoy su mundo pasa por formar la familia que siempre soñó.

“<i>Creo que cuatro hijos es el número ideal, pero Paul no está muy convencido. ‘Después hay que mantenerlos y tener una casa ordenada’, me dice. Ya lo voy a persuadir (risas)…</i>”.

Creo que cuatro hijos es el número ideal, pero Paul no está muy convencido. ‘Después hay que mantenerlos y tener una casa ordenada’, me dice. Ya lo voy a persuadir (risas)…”.

“<i>Paul es celoso, no obsesivo, porque yo no lo soportaría. Pero ya me aclaró: ‘Si un día una hija nuestra aparece con un señor mucho mayor, incluso con nuestra diferencia de edad, ¡lo saco de una patada!’</i>”.

Paul es celoso, no obsesivo, porque yo no lo soportaría. Pero ya me aclaró: ‘Si un día una hija nuestra aparece con un señor mucho mayor, incluso con nuestra diferencia de edad, ¡lo saco de una patada!’”.

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