Esta chiquita, en China se hizo gigante – GENTE Online
 

Esta chiquita, en China se hizo gigante

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Nació el 16 de enero de 1986 en la Capital Federal. Pero su madre, Mirta (52) no estuvo tan nerviosa el día del parto como en la madrugada del 9 de agosto. “Ninguno de la familia durmió esa noche. No recuerdo haber estado tan desvelada y ansiosa en toda mi vida. Eran las dos y media aquí, y la una y media del mediodía en Beijing, pero nos sentíamos tan conectados con Paula como si estuviéramos en el estadio. Cuando perdió con la japonesa Tamura le mandé un mensajito de texto que decía: ‘¡Pau, sos re grosa!’. No creí que tuviera el celular con ella, pero me contestó: ‘Se quedaron sin dormir... Ojalá pueda estar entre las cinco mejores’. En realidad, cuando partió para China sólo aspiraba a traer un diploma olímpico. Nunca se imaginó que llegaría al podio. Siempre fue muy humilde y muy medida, pero cuando le ganó a la china Wu estuve segura de que podía llegar. Se preparó mucho, muchísimo, y postergó cosas importantes para competir. Fue una noche durísima, interminable. Todos estábamos tensos. A veces iba de la cocina al comedor para no ponerme a llorar”, recuerda Mirta, que hoy tiene en la puerta de su casa una gran bandera blanca pintada con aerosol azul que alienta a La Peque, como hace años la bautizaron sus compañeras de la selección de judo por obvias razones: su apenas metro y medio de altura...

Pero también la alentaron todo el tiempo: “Sos una gran yudoca y vas a ser más grande todavía. ¡Volvé con una medalla!”. Breve y rica la historia de Paula. Hincha de Boca, a los 4 años empezó a nadar en el Club San Fernando. A los 5 practicó gimnasia deportiva. A los 9 descubrió que en el club había un tatami (espacio de lucha), y empezó judo con su hermano Marco (20), apoyada por la familia, porque su padre, Aldo (53) había practicado ese deporte en su juventud.

Apenas pisó el tatami se dio cuenta de que nunca lo abandonaría. Un año después, en Mendoza, ganó el primer Torneo Nacional de Judo. Pero no por eso postergó otras cosas importantes: siguió estudiando, terminó el secundario y hoy está en tercer año de Medicina de la UBA. Para seguir compitiendo tuvo que aumentar diez kilos: pesa 48 –algo que no le gusta mucho–, pero cuando ganó la medalla de bronce en los Panamericanos abrazó a su madre y comprendió que el esfuerzo valía la pena. Tanto que con ese peso quedó quinta en el Mundial de Judo 2007 de Río de Janeiro, que fue el pasaporte para Beijing. Se fortaleció, comprendió que era realmente buena y de técnica diferente, y entonces empezamos una campaña para conseguir apoyo financiero. Fue difícil: ninguna empresa local veía al judo como un deporte ganador para la Argentina. Eso duplica el mérito de Paula, que pasó por varios clubes. Ahora se entrena en Estudiantes de La Plata, y lo que logró fue gracias a su persistencia, a su capacidad de lucha. Siempre fue una gran luchadora... pero no sólo sobre el tatami: en toda su vida”, cuenta Aldo, su padre.

¿Novio? Los Pareto dicen que no. Que por ahora “está de novia con el judo, y su anillo de compromiso es la medalla de bronce”. Un testimonio que su madre completa así: “Hace veinte días, cuando partió para China, el único pedido que me hizo fue: ‘Cuidáme los peces’. El 9 de agosto, antes de salir hacia el gimnasio de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Beijing, nos llamó y habló con todos: padres, hermanos, abuela... Preguntó por sus peces, contó que había desayunado muy bien pero que extrañaba la torta de brownie y el dulce de leche, y que estaba muy tranquila y concentrada. Sabía que tenía que ganar su primera batalla contra la australiana, y después de perder con la japonesa se esforzó para vencer a la china, la australiana, la norcoreana Pak Ok. Logró la primera medalla del judo en un Juego Olímpico”.

A diez segundos del final, Paula estaba en desventaja y no podía controlar a la coreana. Sin embargo, con el constante apoyo del entrenador argentino Carlos Denegri, recobró fuerzas, se concentró al máximo y se jugó la última carta. Al recordar ese gran momento, su madre dice: “A pesar de que el fallo de los jurados de esa última pelea tardó en definirse, sentí que la victoria era de Paula. Cuando la vi llorando, yo tampoco pude parar de llorar. La casa se llenó de gritos, de gente, de llamados de teléfono. Sus amigas de judo y sus amigas de la infancia vinieron a casa. Felicidad completa, porque cuando Paula viajó, ni en sueños pensaba ganar una medalla”. A los 10 años ganó su primer torneo nacional en Mendoza, al que viajó con su mamá Mirta.

A los 10 años ganó su primer torneo nacional en Mendoza, al que viajó con su mamá Mirta.

Ahora, a los 22, en Beijing, celebra su medalla de bronce.

Ahora, a los 22, en Beijing, celebra su medalla de bronce.

Finalmente, Paula compartió el podio en la categoría 48 kilos con la rumana Alina Dumitru (oro, segunda desde la izquierda), la cubana Yanet Bermoy (plata, primera desde la izquierda) y la japonesa Ryoko Tani (bronce para ambas).

Finalmente, Paula compartió el podio en la categoría 48 kilos con la rumana Alina Dumitru (oro, segunda desde la izquierda), la cubana Yanet Bermoy (plata, primera desde la izquierda) y la japonesa Ryoko Tani (bronce para ambas).

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