«Esperamos que Néstor nos siga guiando desde el cielo» – GENTE Online
 

"Esperamos que Néstor nos siga guiando desde el cielo"

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"Sos un grande de verdad, siempre diste amor y eso es lo más importante."
Con esas palabras Sebastián Ibarra despedía, en el crematorio del cementerio
Jardín de Paz, a su padre Néstor. El mismo Néstor que desde Hoy por hoy (por
Radio Mitre) supo ser la voz de los que nada tienen, y que el lunes 3 de enero
nos dejara, a los 66 años, víctima de un cáncer de páncreas fulminante. Su hijo
hoy retoma su labor y continúa así con el padrinazgo de la Fundación María
Virgen Madre, que su padre había adoptado como suya en el año 2002.

Vida y obra. Una reja verde con un portón dispuesto de par en par. Una casa de
ladrillos a la vista, con una puerta de cedro que suele permanecer abierta. Esa
puerta -al 5200 de la calle Don Cristobalm en Hurlingham- está flanqueada por
sendas imágenes de la virgen y de San José, un cerámico reza Fundación María
Virgen Madre, la obra de una orgullosa y luchadora Beatriz Ramfeyer (55), su
fundadora. A su alrededor se arremolinan los chicos que rápidamente se pierden
entre las escaleras y los pasillos, y le preguntan al paso: "Tía, tía,
¿cuándo comemos?"
Ella los calma, y enseguida nos abre las puertas de su
fundación, esas puertas que siempre están abiertas.

Criada en una familia de clase media alta, Beatriz decidió avanzar, sin embargo,
a contramano de los deseos de su padre. "El quería que fuera una profesional
reconocida, que tuviera un título"
, cuenta. Pero su espíritu siempre fue
distinto: "A los 10 años ya dejaba las muñecas para irme a visitar a los
chicos que estaban internados en el Hospital de Niños"
, recuerda.

Fue ese mismo espíritu el que la llevó a abandonar su hogar a los 17 años, sigue
contando su hijo Carlos (34): "Tiempo después de que mamá se escapó de su
casa; intervino un juez y le pregunto si quería volver con sus padres o prefería
ir a una escuela. Ella eligió la escuela, que resultó ser un Instituto de
Menores en el que vivió tres meses. Ahí no hicieron más que revelarle el
desamparo y el desamor que sufrían aquellos chicos
". Entonces vio con mayor
claridad la dirección que debía seguir su camino, admite Beatriz. "Sé que no
le puedo cambiar la vida a la gente, pero también sé que puedo acompañarla en su
dolor"
, asegura. Tiempo después se casó, tuvo cuatro hijos, y a los 44 años
se abocó de lleno a la obra solidaria. Empezó por alojar niños sin hogar en su
casa de Castelar, "un barrio muy cogotudo", califica Beatriz. "Primero
recibí a un chico, y después, de un momento para otro, fueron veinte.
" Los
vecinos del barrio empezaron a negarle el saludo, pero nunca le importó, siempre
segura de su objetivo. Y la historia se engrandece el 4 de mayo de 1994, cuando
pudo concretar su sueño de la Fundación María Virgen Madre, cuatro casas
por las que ya han pasado 1500 niños.

In Memorian. Los chicos marchan hacia el almuerzo. El ómnibus que los
lleva -el típico micro escolar color naranja- es una donación. Al volante está
Pablo, el esposo de Carolina, la hija mayor de Beatriz, quien dispara el
recuerdo hacia Néstor Ibarra. "¿Qué nos dejó? Nos dejó toda su dedicación, su
honestidad. Desde que se fundó el hogar vinieron muchos famosos… algunos para
figurar, otros venían y no volvían más, y cuando aparece una persona como
Néstor, una persona que daba tanto, se nos va. Le debemos mucho
", dice, con
un dejo de tristeza. El micro se detiene frente a la escuela número 105 de
Castelar, donde los chicos realizan refuerzo escolar y luego almuerzan.

Ahora la que recuerda es Beatriz. "En el año 2002, Néstor conducía Recursos
Humanos, el programa desde donde empezó a ayudar a la fundación. Un día le
pedimos al aire si quería ser nuestro padrino, no pudo contener las lágrimas y
nos dio un sí instantáneo. Desde ese momento, siempre estuvo a nuestro lado
",
dice emocionada. "El fue como el hermano varón que nunca tuve. La familia de
Néstor nos hizo parte de su familia y nos protegía. Y ahora decidieron que en
vez de comprar coronas para su entierro, ese dinero fuera destinado a la
fundación. Ya llevamos recaudados 1100 pesos, que algo suman"
, explica.

Ahora, ausente el querido y respetado periodista oriundo de Puan (provincia de
Buenos Aires), Marta, su viuda, sigue comprometida con la causa. "Ella
siempre luchó codo a codo conmigo. A pesar de que le cerraron mil puertas, nunca
se rindió. Las dos tenemos en claro que cada chico que asistimos en nuestra
fundación es un chico que alejamos de los peligros y los vicios de la calle
."

Así y todo, Beatriz sabe que lo que hace no alcanza, que todavía "hay muchos
chicos que se están muriendo por ahí
", dice indignada, y de entre todos los
juzgados de Menores del Gran Buenos Aires, sólo destaca la labor del que está en
Lomas de Zamora, "todo un ejemplo".

Beatriz va hasta la puerta, esa que siempre permanece abierta, y desde allí
lanza el último deseo: "Sólo espero que nos guíe desde el cielo", dice,
mientras 120 chicos corretean a su alrededor. Tiende la mano firme, áspera y
cálida, y enseguida un abrazo. Queda en el ambiente el recuerdo del compromiso
solidario de Néstor Ibarra. Que estará ahí, para siempre, aunque él ya no esté.

Néstor Ibarra, un clásico en las mañanas de Radio Mitre, falleció el 3 de enero, a los 66 años, víctima de un cáncer de páncreas. Abajo, algunos de los chicos de la fundación a la que le brindó todo su apoyo.

Néstor Ibarra, un clásico en las mañanas de Radio Mitre, falleció el 3 de enero, a los 66 años, víctima de un cáncer de páncreas. Abajo, algunos de los chicos de la fundación a la que le brindó todo su apoyo.

Los chicos de la fundación estuvieron presentes en el funeral de Néstor Ibarra, en el cementerio Jardín de Paz de Pilar, acompañando a la familia del periodista.

Los chicos de la fundación estuvieron presentes en el funeral de Néstor Ibarra, en el cementerio Jardín de Paz de Pilar, acompañando a la familia del periodista.

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