De algo no hay dudas: el hombre es el preferido de los productores. Tanto que después de esta nota, en la medianoche del viernes, aparecerá en la pantalla de Telefe en Bien tarde (junto a David Rotemberg), el programa que conduce desde principios de año; y, a la misma hora, pero a 400 kilómetros de la Capital Federal, el actor más cotizado (o al menos el que más facetas muestra) será espectador de lujo del desnudo de Andrea Frigerio en Mamá, en el teatro Güemes de Mar del Plata.
La gente lo elige y los que manejan los hilos de la tele y las tablas, también. Y ni nos explayemos en su reciente paso por la radio y en la cantidad de publicidades que lo tienen como protagonista. Sin embargo, los críticos no suelen serle tan fieles. Y aunque ensaye su mejor sonrisa de actor cuando se le pregunta por el tema, esos comentarios parecen no divertirle: “Acá se critican los espectáculos de verano, pero la gente les pasa por encima a las críticas. No las lee. Apenas mira las estrellitas, los zapatitos, los clarincitos… Yo les reconozco autoridad a dos personas, cuyos nombres me guardo. Lamentablemente, hoy no hay un crítico que sea referencia para la gente”, dice Fabián Gianola (42 musculosos años). “Hay un programa diario de espectáculos que le hace notas a todo el mundo en mi teatro… y a mí me ignora. No me importa. No me gusta entrar en quilombos”.
–Pero usted también pega palos... En una nota reciente dijo que el último año Marcelo Tinelli no respetó a su público.
–No. Lo que yo dije es que Marcelo es un excelente productor. La parte artística de Bailando por un sueño me pareció fantástica. Lo que no me gusta es cómo terminó consiguiendo rating: el show mediático, las peleas… Algunos de los que jugaban no conocían las reglas del juego, y las sufrieron: Laura Fidalgo, por ejemplo, se encontró con que la maltrataban, sin saber por qué lo hacían.
–Al parecer no les tiene miedo a los pesos pesados. Una vez también se peleó con Nicolás Repetto.
–¡Ja, ja! En TVR encontramos un extra de Muñeca brava que se había ganado un auto. Entonces, sembramos la duda sobre los sorteos. A las dos o tres semanas me invitó a Sábado Bus e intentó maltratarme, con poco éxito… Arrancó bardeándome y pensó que yo no le iba a contestar. Pero, por suerte, tuve respuestas muy rápidas que lo descolocaron. “Gianola, quedaste afuera del sorteo del auto… ¡Qué lástima! ¿Todo bien?”, me gozó. “Mientras no se lo gane un extra, está todo bien”, le contesté con una sonrisa. Y se puso rojo. Pero después volvió a invitarme y me trató como el caballero que en definitiva es.
¿El Ultimo amante ardiente? Ahora vamos al actor, al amante y al padre de familia. Ese es el combo que encierra Fabián Gianola, quien jura que sus cuidados físicos vienen de antaño y que “se empezaron a ver hace un tiempo, porque antes no ‘pelaba’ lomo. ¡Ojo, que esto siempre estuvo acá!”, informa. Y después aclara que no va al gimnasio por una cuestión de ego, ni siquiera para mejorar su performance en la cama: “Lo hago porque en este trabajo hay que parecer joven toda la vida”. Es cierto: el tipo está muy marcado, pero hoy nadie habla de su físico, porque los críticos (sí, otra vez los críticos) quedaron deslumbrados con el torso desnudo de su compañera de elenco.
–Fabián, todos se preguntan qué opinó el marido de Andrea Frigerio sobre el desnudo. ¿Pero qué dijo su mujer, Verónica?
–Vero lee las obras antes que yo. La idea era hacerlo así, creíble, estético, suave. Estuvimos todos de acuerdo: Vero, Lucas Bocchino –el marido de Andrea– y nosotros, que debíamos interpretarlo.
–¿No lo puso un poco nervioso tener enfrente, sin ropa, a uno de los símbolos sexuales de los argentinos?
–Ja, ja. No me puse nervioso, porque como hombre debía cuidar a mi compañera, que fue quien se la jugó. Son escenas difíciles. Nosotros mismos estuvimos atentos a cada detalle: que la luz rozara –no que bañara– la escena, a la música, a que fuera fino, creíble…
–¿En sus 16 años de casado alguna vez vivió la falta de pasión que padecen John y Bárbara en Mamá?
–Nunca tuve el problema de falta de química en mi pareja. Seguro que hay etapas en las que uno u otro está más cariñoso o más motivado. A veces nos encontramos en un momento de necesidad y cariño y en otro momento alguno está más independiente. Pero es algo que les pasa a todas las parejas.
–Usted, que interpretó El último de los amantes ardientes, ¿qué puntaje le pone a su performance en la intimidad?
–Ehhh… Soy incalificable. Creo que el título de la nota podría ser: “Como amante no califico” (ríe). Definámoslo en términos futbolísticos: soy un delantero goleador.
–¿Alguna vez tomó una pastilla para subir el promedio de gol?
–¡Nooo, eso me asusta! Me parece peligroso para el corazón. Mirá si me da un bobazo... Además, por ahora no lo necesito. Eso sí, no lo descarto para el futuro, porque con el “amigo” nacimos juntos, pero él puede morir primero... Mientras siga vivo, lo vamos a usar así.
–Fabián, ¿se siente mejor marido, padre o amante?
–Me encuentro defectos como marido, pero equivocándose uno aprende. Y, como me duele mucho fallarles a mis hijos, lo que mejor me sale es ser el papá de Nicolás (5) y Camila (9). Sí, sin dudas, soy mejor padre que cualquier otra cosa.
Y tampoco la ambición, ya que Gianola hace al mismo tiempo teatro en Mardel y un programa diario por Telefe. Con respecto a su lomo, dice: “Lo cuido porque en este trabajo hay que parecer joven toda la vida”.
“Nunca sufrí la falta de química en mi pareja. Claro que hay etapas en las que uno u otro está más cariñoso o más motivado, pero es algo que les pasa a todos”.
