Patricio Hernández se hizo futbolista en las divisiones inferiores de
Estudiantes de La Plata. Su zurda mágica pronto recaló en la selección argentina
y lo llevó al Mundial de España 82. Allí resignó por primera vez la camiseta
número diez en favor de Diego Armando Maradona. Luego paseó su talento por el
calcio italiano, despertó suspiros millonarios en la exquisita platea San Martín
(fue campeón de América y del mundo con River Plate), llenó el vacío que había
dejado "un tal Pelusa" en Argentinos Juniors, y dibujó sus gambetas sobre suelo
azteca. Se despidió de las canchas en 1991, con la camiseta de Huracán. Junto
con Jorge Valdano, fue reconocido como "el más intelectual de los futbolistas
argentinos". Hoy tiene 47, es director técnico de fútbol y productor
agropecuario.
Maripí Hernández (26) ya suma 110 partidos y 16 goles en la selección argentina
de hockey. Es volante de creación y luce el número 15 sobre su espalda.
Participó en la gestación del imbatible equipo autodenominado las Leonas, con el
que ganó la Champions Trophy de 2001 en Holanda, la medalla olímpica de plata en
Sydney, y el título de Campeona del Mundo en Perth, también Australia.
Juan Martín Hernández (21) debutó como titular entre Los Pumas en el último test
contra la selección de Francia. Aquella tarde -viernes 20 de junio-, la hinchada
de Deportiva Francesa colgó una bandera con su nombre en la tribuna popular
local del estadio Vélez Sarsfield, bajo el cartel electrónico. Tenía 20 años y
también llevaba el número 15 sobre su espalda. "Estoy emocionado y ansioso",
confesó frente a cámaras minutos antes de su debut. Dos minutos después del kick
inicial, recibió su primer balón y atropelló a los galos hasta apoyar en el
ingoal rival.
Debut con try, mejor imposible.
La coincidencia en sus apellidos no es casual: Patricio es el tío paterno de
Maripí y Juan Martín. Ahora caminan juntos por las calles de San Isidro y se
presentan como "el polideportivo Hernández"…
-¿El éxito de los Hernández en el deporte es casualidad o responde a una
formación genética?
Patricio: -No es una casualidad. El deporte formó parte de la educación de mis
sobrinos. Para ellos, el rugby y al hockey fueron siempre una diversión… Para
nosotros, como dice Francella, "lo primero es la familia". Pero lo segundo es el
deporte, no tengas dudas.
Juan Martín: -Mi abuelo también era deportista, y él siempre nos decía que
teníamos que disfrutar cada disciplina. "Jueguen sin presiones", nos decía.
María Paz: -Nosotros crecimos practicando algún deporte, lo llevamos en la
sangre.
-¿Qué significa para un Hernández representar a la Argentina?
María Paz: -Ser una Leona es un orgullo único, algo muy distinto que jugar a
nivel clubes. Pero en mi caso todo se dio de forma gradual: empecé jugando con
amigas en el Buenos Aires Cricket and Rugby Club y, sin darme cuenta, un día ya
estaba en la selección.
Juan Martín: -Para mí, llegar a ser Puma es un sueño cumplido. No hay otro
nivel.
Patricio: -Yo me di el gusto de jugar en el mejor equipo del mundo: la Argentina
del 82. Jugar para la Argentina es un privilegio a los que muy pocos pueden
llegar. Hay mas responsabilidades, más exigencias y tenés a todo un país detrás.
La selección es el máximo objetivo al que puede aspirar un deportista.
-Patricio, ¿se identifica con Juan Martin y María Paz cuando los ve entrar a una
cancha con la camiseta argentina?
Patricio: -Ellos me llenan de orgullo: son deportistas diferentes, sacrificados
y muchos tienen amor propio. Aman entrenar y rendir al máximo. Me emociono cada
vez que veo jugar a los Pumas y a las Leonas. Pero lo más importante es que son
buenas personas.
-Imagino que el deporte es un tema recurrente en cada almuerzo familiar…
Juan Martín: -Compartimos experiencias. Con Maripí hablamos de las cosas que nos
pasan en los entrenamientos, pero cuando nos juntamos con Patricio nos
divertimos mucho.
María Paz: -Es verdad. Antes de cada gira, el tío me llama y me dice a qué
lugares tengo que ir… ¡La cantidad de veces que cuando me iba de gira me dijiste
que fuera a visitar tal pueblo o tal iglesia! (risas).
Patricio: -¿Y no son buenas recomendaciones? Yo trato de no darles muchos
consejos porque para eso tienen grandes entrenadores. Lo único que siempre les
digo es lo que me enseñó una vez Bilardo: que sean ahorrativos. Recuerdo que
Carlos siempre nos decía: "Hasta que no te compres dos departamentos, no podés
pensar en el primer auto".
-Juan Martín, ¿nunca pensaste en seguir los pasos de tu tío y jugar al fútbol?
Juan Martín: -Nunca. Fui a algunas prácticas, pero siempre me tiró más el rugby.
Y siempre en Deportiva Francesa (actualmente compite en las divisiones de
ascenso).
Patricio: -¡Y qué vas a pretender de alguien que nació en San Isidro! (Risas). A
los del interior siempre nos dieron una pelota para que nos distrajésemos…
-Patricio, aunque no sean sus hijos, ¿no siente que fue una gran influencia para
sus sobrinos?
Patricio: -Prefiero rescatar la educación que estos chicos han recibido de sus
padres. Me provoca felicidad ver que practican un deporte con alegría y que todo
lo que le han trasmitido sus padres, su abuelo y yo le ha servido para ser
mejores personas.
Con una número 5, con la ovalada o con una bocha, tío y sobrinos siempre deslumbraron -y deslumbran- en las canchas con su habilidad. Patricio hoy es director técnico y productor agropecuario. Maripí es Leona, y Juan Martín, Puma.
Juan Martín, el 20 de junio pasado, el día que debutó como titular con la camiseta de Los Pumas. Anotó el primer try contra Francia. Maripí es una pieza fundamental en el mediocampo de Las Leonas. Ya jugó 110 partidos en la selección y anotó 16 goles. Patricio brilló en los 80 con su zurda exquisita. Estrella en Estudiantes y en la selección, fue campeón de América y del Mundo en el River Plate del Bambino Veira.
